Ribadelago, memoria viva del dolor 58 años después
Este lunes se cumplen 58 años de la catástrofe de Ribadelago, tras la rotura de la presa de Vega de Tera que un fatídico 9 de enero de 1959 inundó y arrasó el pueblo sanabrés de Ribadelago, segando las vidas de 144 de sus habitantes, convirtiéndose en la segunda mayor tragedia de España en cuanto a número de víctimas mortales por la rotura de un embalse, después del de Puentes.
La tragedia generó un importante movimiento de solidaridad y movilizó a un gran número de personas de toda la provincia y de otros lugares de España que desplazaron hasta el lugar ayudar en las labores de rescate de los cuerpos, perdidos entre las aguas y los escombros, como aún recuerdan los mayores de la zona. El suceso conmocionó a todo el país, y tuvo repercusión a nvel internacional.
El embalse de Vega de Tera es un pequeño aprovechamiento hidroeléctrico situado en el curso del río Tera, que forma parte de un sistema más amplio de lagos artificiales y canales denominado salto de Moncabril.
La noche del 9 de enero un sector de más de 150 metros de longitud del muro de contención de la presa se derrumbó dejando escapar casi 8 millones de metros cúbicos del agua embalsada.
El pueblo, situado ocho kilómetros río abajo, fue rápidamente alcanzado sin dar apenas tiempo a los vecinos a ponerse a salvo, que sintieron un fuerte estruendo consecuencia de la ruptura y el torrente de agua posterior.
Muchas de las edificaciones fueron destruidas por el agua y tan solo fue posible recuperar 28 de los 144 cuerpos desaparecidos entre las aguas del lago de Sanabria. Dada la localización del pueblo y las infraestructuras de la época, las primeras asistencias no llegaron hasta la mañana siguiente.
Según testimonios de trabajadores del embalse, las instalaciones tenían graves deficiencias estructurales como consecuencia de una mala construcción.