Propuestas para todos los gustos en el carnaval de la provincia
Febrero es el mes de carnaval y en infinidad de municipios es también momento de revivir festejos ancestrales, tradiciones que se pierden en el tiempo donde los protagonistas guardan similitudes en la manera de vestir y en la forma de desarrollar la fiesta. Personajes ataviados con grotescas máscaras, pellejos y trapos viejos, y acompañados del inconfundible sonido de los cencerros y las esquilas que llevan en los cinturones.
Antruejo, antruido, antroido o entroido son maneras distintas para denominar en la provincia de León a los carnavales tradicionales. Por ellos desfilan cada año los guirrios, jurrus, birrias, zafarrones, zangarrones, vejigeros, madamas, tararas, gomias, mulas ciegas, lazarillos, etc. Tradiciones que hunden sus raíces en creencias de las tribus prerromanas que utilizaban este ritual como agradecimiento a la madre tierra por darles todo lo necesario para vivir. Fiesta que siempre finaliza con una suculenta cena acompañada de dulces típicos de estas fechas; orejas, flores, torrijas y frisuelos.
El sábado antes del martes de carnaval los mismos personajes que lo hacían en la antigüedad salen por la calles de Riaño a celebrar el Antruido, fiesta declarada de Interés Turístico Regional. Al llegar la tarde sale la “Mogijanga” con el resto de personajes, zamarrones, la vieja, el torero y el toro, las Damas de Antrudio, el oso, el ciego, la preñada y el burro y aproximadamente una hora después concluye el desfile en el corro de los aluches donde se prende la Choza (hoguera) que es “símbolo de quemar todo lo anterior para purificar y dar entrada a la nueva estación quemando todo lo viejo”.
Para finalizar la fiesta se reparte entre los presentes frisuelos y chocolate. Buen momento para degustar los sabrosos frisuelos antes mencionados y el cocido arvejos que se sirven en los restaurantes de Riaño.
ENTROIDO DE BURBIA
En este pequeño pueblo perteneciente al municipio de Vega de Espinareda y situado dentro de la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses se celebra la Fiesta de los Maranfallos en los que la gente se disfraza con ropas viejas, hojas de diversas plantas y máscaras y se pasean por el pueblo arrojando ceniza la gente y untándoles la cara con tocino. Al finalizar la tarde se van de casa en casa pidiendo “la voluntad”, generalmente comida, y al anochecer celebran una cena de hermandad.
EL ANTRUEJO DE LLAMAS DE LA RIBERA
El Domingo de Carnaval por la tarde madamas y guirrios recorren las calles hasta llegar a la Plaza Mayor, ellas con la atuendos más tradicionales y ellos de blanco y con una gran y espectacular máscara coronada por unos abanicos de color rojo, azul, verde y blanco. En su recorrido hacen participe a la gente persiguiéndolos con látigos, vejigas de animales o grandes tenazas con las que apresan a las personas para que suelten un donativo, sabiendo que si se niegan recibirá un vejigazo si es varón, y si es mujer un rabazo.
Los festejos comienzan la noche anterior al Domingo de Carnaval con “la siembra de la cernada”, ritual en que los jóvenes simulan arar las calles del pueblo, unos haciendo el papel de labradores y otros de bueyes. Pero es la tarde del Domingo de Carnaval cuando se vive la verdadera fiesta. Concentrados todos en la Plaza Mayor, los guirrios vestidos de blanco con caretas y abanicos de colores y cencerros al cinturón hechos de tejón, ciervo o jabalí, tienen como finalidad ahuyentar a los malos espíritus y crear jaleo en las calles.
Los guirrios simulan una especie de toreo que acompañan con malabarismos; haciendo también participes a las mujeres, que tomándolas por la cintura las hacen saltar por encima de los cuernos del toro. La fiesta termina con la degustación de las típicas orejas, la quema de un toro de fuego y una animada verbena.
Cada sábado de carnaval por la tarde se representa “El Ritual del Jurru”, escenificación de las hostilidades entre el bien y el mal, encarnado por Doña Cuaresma y Don Carnal, que apoyado por los jurrus que con sus horribles caretas siembran el miedo entre los vecinos, enfrentándose a los birrias, también malignos, pero al servicio de Doña Cuaresma. Después de una encarnizada lucha, sale triunfante el bien, siendo Don Carnal quemado en la hoguera. Aquí también utilizan pieles de animales para cubrirse y también se valen de tenazas de madera extensibles, pero en este caso acompañado de una vara de mimbre para jurriar, localismo de zurrar o zurriagar.
A lo largo de la geografía leonesa muchas son las localidades que celebran carnavales más actuales donde el color, la música y las risas recorren las calles demostrando las ganas que tienen sus gentes de pasarlo bien.
El primer sábado después del Miércoles de Ceniza se celebra en Astorga el Sábado de Piñata, como es conocido el carnaval en esta bimilenaria ciudad. Los actos comienzan el viernes con el carnaval infantil y la celebración de la Noche de los 60 y 70. Al día siguiente tiene lugar el Pregón desde el balcón del Ayuntamiento y posteriormente el acto central, el gran desfile de Carnaval donde participan carrozas, charangas y diversos grupos de animación, hasta llegar a la Plaza Mayor donde se reúnen todos los participantes. Tres días de jolgorio que terminan el domingo con la quema de la Piñata.
Fiestas que ocupan un lugar preferente en la programación lúdica de la ciudad y que hace que las calles se llenen de gente para reconocer el trabajo de las comparsas. Festivales, desfiles, teatro de calle, correfuegos, música callejera, bailes populares y orquestas son algunas de las actividades organizadas, pensadas siempre para agradar a niños, jóvenes y mayores.
La Gala de Elección de los Príncipes del Carnaval, la gran fiesta “El Carnaval en Familia”, el Sábado de Carnaval con su desfile donde se celebra el concurso de Individuales, Grupos, Comparsas y Carrozas y la Noche Drag León, concurso Drag Queen que se celebra en la Plaza Mayor, son otros de los eventos que se pueden disfrutar estos días. La fiesta finaliza el Miércoles de Ceniza con el Entierro de la Sardina, acto que se ha convertido en uno de los más aplaudidos por los leoneses.
A pesar de la prohibición expresa de ocultar el rostro y disfrazarse establecida sobre esta fiesta durante la dictadura franquista, los bañezanos siguieron saliendo a la calle disfrazados, aún corriendo el riesgo de ser detenidos o multados. El “sentimiento carnavalero” de los vecinos de La Bañeza se hace evidente cada año con la masiva participación de estos, tradición que pasa de padres a hijos. Son estas unas fiestas en las que el bañezano se ríe de él mismo sin pudor a hacer el ridículo ante propios y extraños con el único objetivo de disfrutar. Fiestas Declarados de Interés Turístico Nacional.
Otras localidades que celebran carnavales más modernos que, por su animación, también merece la pena conocer. Es el caso de los celebrados en Cistierna, Ponferrada, Valencia de Don Juan o Sahagún por citar sólo algunos. Y antruejos tradicionales en localidades como Sardonedo y Riello, que forman parte de la identidad de esos pueblos.