Valadez se hace con tres orejas en la novillada de Íscar
Interesante fue la novillada lidiada en el coso cubierto de Íscar en la inauguración de temporada en Valladolid. Tres orejas cortó el diestro mexicano Leo Valadez y una por coleta Toñete y el local Darío Domínguez.
Desiguales de presentación, pero nobles y bravos los novillos de la Casa Chopera (Ganadería Esteban Isidro) que saltaron al coso iscariense. Tres de ellos fueron aplaudidos en el arrastre y al cuarto se le dio la vuelta al ruedo. Media entrada, con muchos partidarios del torero local. Amenizó el festejo la Asociación Musical Iscariense.
Abrió plaza Leo Valadez con un utrero bravo, pero encastado, que volteó varias veces al novillero de Aguascalientes. Le faltó dominio y el utrero estuvo por encima de su lidiador en la mayor parte de su faena, que tan sólo brilló en la última tanda. La certeza con la espada le valió la primera oreja de la tarde.
Con la franela empezó de hinojos y acabó de la misma forma, pero realizando una faena compacta, con trazos largos y profundos. Muy variada y adornada en los finales llegando mucho al público. La estocada entera fue determinante para que le pidieran con fuerza las dos orejas.
El presidente tuvo el gesto de sacar el pañuelo azul para que le dieran una merecida vuelta al ruedo al bravo y noble utrero.
Toñete hace cosas muy interesantes en la cara de los novillos, pero con la espada tiene que practicar mucho más para que no se le escapen los triunfos como le ocurrió en su primer utrero.
El novillo fue escaso de fuerzas, pero Toñete lució sus habilidades a media altura destacando unos portentosos cambios de mano. El público reconoció su labor y lo premió con una ovación saludando desde el tercio.
Con el que hizo quinto, un precioso jabonero que perdía las manos constantemente, el madrileño tuvo que tirar de temple, a media altura, logrando una faena larga que culminó con dos series con la zurda de mucho primor. Hábil con los aceros, a pesar del golpe de verduguillo, esta vez sí paseó sonriente una oreja como premio.
Otra oreja cortó Darío Domínguez al utrero que cerraba festejo y el más hecho del buen encierro. El novillero iscariense salió enrabietado en los lances de recibo logrando sacar alguno de bella factura.
A pesar del escaso bagaje, con la muleta estuvo digno ante un animal que no fue fácil, pero le echó pundonor sacando pases con ambas manos. Media estocada fue suficiente para que el novillo doblara y sus paisanos pidieran la oreja con insistencia a lo que el usía accedió.
Con el tercero, un animal que bajó de presencia respecto a sus hermanos de camada, lo tuvo más difícil porque salió encastado. Pero dio la cara con dignidad. Lo peor fue la espada. Silencio para el novillero y palmas para el novillo.
Con la jota de Íscar, como fondo musical de la banda, se dio por finalizado el festejo saliendo a hombros por la puerta grande el diestro hidrocálido Leo Valadez, al que le auguramos triunfos importantes. Le acompañó en su vuelta al ruedo el mayoral de la ganadería por deseo expreso del novillero mexicano.