Huerta del Rey registró la mejor entrada de la temporada, rozando el lleno y evocando el ambiente de las grandes ocasiones de un tiempo pasado pero cercano para el balonmano vallisoletano. Sin embargo, el Atlético Valladolid tuvo que ver con cierta impotencia como el FC Barcelona imponía su dominio, ese que le lleva a arrasar en Liga Asobal allí donde va desde hace varias temporadas.

Los locales comenzaron con las pilas cargadas, con una dosis de energía extra que da enfrentarse al líder, al campeón, al dominador total del balonmano nacional en el último lustro. Tras el 4-3 en los primeros 7 minutos, los de Nacho González mostraban capacidad de intercambiar golpes y goles a partes iguales.

La exclusión de Turrado otorgó a los visitantes la posibilidad de liderar el electrónico por primera vez, con un parcial que les situó 6-7. El Barcelona fue subiendo la dureza defensiva al tiempo que avanzaban los minutos, como si Vilan Morros y el resto de la defensa culé estuvieran regulando el pulso del partido. Con el 6-9 Nacho González paró el partido y buscó en la rotación la respuesta a una velocidad más en el choque.

Pero el Barcelona hizo gala también de su deslumbrante banquillo, donde aguardaban su momento Victor Tomás y Valero Rivera, extremos de la selección y puñales al contraataque en este equipo. Rubén Rio rompió el parcial negativo y permitió a los locales coger aire, 8-12 tras 19 minutos de juego.

El Atlético Valladolid conseguía buenos resultados en la defensa en estático pero sufría y mucho para frenar el contraataque rival, forma en la que llegaron casi la mitad de los tantos visitantes en el partido. Con la defensa del Barcelona frenando las intenciones de jugar en transición de los de González, se vieron obligados a bordear el pasivo en varias ocasiones en busca de una fisura que no siempre se encontraba.

Javi Díaz tuvo unos grandes minutos en el tramo final de la primera parte, lo que frenó que la desventaja se ampliara más y mantuvo ciertas esperanzas de competir el partido en la segunda parte, 12-17. Pero nada más lejos de la realidad, tras el paso por vestuarios, dos pérdidas al comienzo de la segunda mitad facilitaron al Barcelona ampliar la renta a una diferencia que ya parecía insalvable, 13-20 tras sólo dos minutos de juego.

La grada volvió a responder con un nuevo empuje a los suyos, pero aunque el ánimo quisiese, las piernas y la clarividencia ofensiva empezaban a decir lo contrario y el partido se rompió con el Barcelona aprovechando a la contra la impotencia de los locales, 18-30 en el ecuador de la segunda mitad.

Los últimos minutos fueron un intercambio de jugadas con una intensidad menor que la que había generado un resultado tan abultado, con Huerta del Rey disfrutando con la entrega de su equipo y con la exhibición de juego del campeón, que selló su triunfo con el 25-38 final.