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Región

Silván en Salamanca: El drama de los ‘bandos’ en el PP

16 marzo, 2017 00:15

Casi media hora antes, una gavilla de fotógrafos acechaba ya la sede del PP salmantino para captar la instantánea de la llegada a la misma de Antonio Silván, alcalde de León, uno de los dos candidatos que se disputan estos días la silla curul del PP de Castilla y León, que el próximo 1 de abril, al cabo de 16 años, dejará vacante Juan Vicente Herrera.

El morbo estaba servido de antemano, pues Silván visitaba el territorio particular del otro candidato, Alfonso Fernández Mañueco, ‘tierra ‘hostil’ para él, lo cual se apreció sobre todo en la austera escenografía, en la que no se vio a ningún dirigente popular salmantino arropándolo, o sea, la misma medicina que le aplicaron a Mañueco el pasado lunes en León.

Silván llegó acompañado de la exvicepresidenta de la Junta, Rosa Valdeón. La anécdota se produjo nada más llegar en la puerta del edificio de la sede. Silván llamó al timbre y nadie abría. Risas maliciosas entre la nube de periodistas y fotógrafos que rodeaban al candidato. Pero éste no perdía su eterna sonrisa y pedía paciencia. “No pasa nada, no seáis malos”. Eran las 17,55 y se le esperaba a las 18,00 horas. Y justo a la hora en punto sonó el timbre de apertura. “Ya os lo decía yo”, exclamó Silván con cierto alivio, en medio de otra pícara andanada de risas.

https://www.youtube.com/watch?v=oNoEK1uWals

Las primarias, auténtica novedad en el PP, las convocan ahora los partidos políticos con suma alegría, pero acaban siendo cargadas por el diablo. Aunque externamente tanto Silván como Mañueco guardan las formas, en la trastienda el ambiente es bastante más sórdido. Un fotógrafo nos da la medida de lo que está sucediendo estos días en el PP de Castilla y León, en el que la existencia de dos candidatos obliga a unos y otros a tomar partido: “El otro día no te vi en la rueda de prensa de Mañueco y ahora sí vienes a la de Antonio Silván. Está claro con quien estás”. Conque, si este marcaje canalla alcanza incluso a la grey periodística, no quiere uno ni imaginarse lo que pueda estar sucediendo en las entrañas del partido, ay.

En la breve campaña, que transcurrirá entre el lunes, 13, y el viernes, 17, asistimos así a un discurso electoral en dos niveles: lo que los candidatos dicen de cara al público y lo que no dicen y hay que interpretar. Por ejemplo, sobre la valoración del apoyo explícito a Alfonso Fernández Mañueco por parte del presidente de honor del partido a nivel regional, Juan José Lucas, Silván se limitó a manifestar, sonrisa en ristre, que tiene al soriano “el máximo respeto y cariño” y que comprende que apoye ahora a su rival, pues Mañueco llegó a Nuevas Generaciones en la época en que aquél era el máximo dirigente del partido en la Comunidad.

La misma diplomacia desplegó cuando un periodista aludió a una presunta reunión a la que María Dolores de Cospedal convocó a los dos candidatos y a la que sólo se prestó Alfonso Fernández Mañueco: “No voy a contestar, nunca comento una conversación privada, y ahí queda. Cada cual que saque sus conclusiones interesadas”.

El discurso de Silván tiene al afiliado como eje. Aboga por un partido que apueste decididamente por la “fuerza imparable” que es el afiliado. “Es necesario renovar no solo nombres, también ideas, ilusión e implicación. La sede del partido debe ser la sede del afiliado para que los dirigentes sepan lo que pasa en la calle. Yo no quiero ser aparato, quiero ser un afiliado más. No quiero que el partido esté al servicio de los dirigentes, sino del afiliado”.

A pesar de que no escatimó halagos personales hacia el actual secretario general, “mi máximo respeto y cariño a mi amigo y compañero Alfonso”, hasta el más lerdo pudo interpretar su discurso como un rapapolvo a su contrincante: yo, Antonio Silván, estoy con el afiliado; Mañueco, en cambio, es el aparato.

El paso de Silván por Salamanca fue fugaz, acaso porque sabía que jugaba en campo adverso y había que cumplir el trámite y salir pitando. Venía de Zamora, provincia donde los hilos del partido son manejados por Fernando Martínez-Maíllo y Maite Martín Pozo. La oficialidad del PP zamorano se ha mostrado a favor de Alfonso Fernández Mañueco, y este apoyo se ha exteriorizado esta tarde en el recibimiento multitudinario que han tributado sus dirigentes al salmantino mientras dejaban solo ante el peligro al leonés. Lo paradójico es que entre leoneses anda el juego, pues tanto Zamora como Salamanca son Reino de León. Leoneses, sí, pero a la greña. Paradojas de la vida.

En la sede del PP charro, Silván ha desplegado unas formas exquisitas, saludando personalmente a todas las personas (trabajadores del partido mayormente) que en esos momentos se hallaban allí. Saludos rápidos, eso sí, porque el objetivo central era la rueda de prensa, muy nutrida, sin duda. En pocas ocasiones está resultando tan fundamental el papel de los medios de comunicación. La campaña, acaso por novedosa, imprevista y precipitada, no está movilizando al grueso de los afiliados y las declaraciones de los candidatos llegan a ellos y a la sociedad en general a través de los medios de comunicación.

La campaña ha puesto de manifiesto de paso que el PP posee unas listas de afiliados enmohecidas. No se entiende que las cifras oficiales registren 50.000 afiliados en Castilla y León, pero que de ellos sólo 10.000 se hallen al corriente de pago de las cuotas. Y sólo estos últimos tienen derecho al voto el día 17.

Se quiera o no, se diga o no, lo que se dirime en estas elecciones no es tanto el nuevo modelo de partido, sino sobre todo quién se hará cargo de la herencia de Juan Vicente Herrera a partir del 1 de abril. Estamos hablando de cuotas de poder, de la capacidad de confeccionar las listas en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Es mucho lo que hay en juego y no será fácil que este proceso electoral concluya sin vencedores ni vencidos, sin heridas futuras.

De día en día se hace más patente que la existencia de dos candidatos proviene de un desacuerdo entre Juan Vicente Herrera y el aparato nacional del PP en torno a la sucesión. Madrid quería un candidato único, que era Fernández Mañueco, pero el sector del actual presidente del partido y de la Junta no estaba dispuesto a ello, y de ahí la candidatura de Antonio Silván.

Nos venían a la cabeza estas reflexiones mientras Silván se levantaba de la rueda de prensa y salía a toda prisa hacia Ávila, donde concluía su tournée de hoy. Los fotógrafos lo esperaban a la puerta para hacerle la foto morbosa saliendo de la sede. ¡Aleluya!, el alcalde de León seguía vivo pese a haber actuado en territorio comanche.

Entre los gráficos estaba también nuestro amigo, ese comisario político que nos había echado en falta en la rueda de prensa de Mañueco y nos veía ahora en la de Silván. Gracias a Dios, a nuestra edad somos totalmente libres para juntar estas humildes letras (siempre lo hemos sido, acaso para nuestra desgracia) sin la obligación de mostrar propensión hacia ‘hunos’ u ‘hotros’.

He aquí el drama que vive hoy el PP de Castilla y León a causa de estas primarias: la cantidad de paniaguados de toda índole, afiliados y no afiliados, que se mueven en torno a los políticos a los que se les augura poder, Mañueco-Silván, Silván-Mañueco, porque en el triunfo de uno u otro va también su zafio pesebre, ay.