El CBC Valladolid está a un paso de lograr el ascenso a Leb Oro, un éxito colosal para un equipo y un club en formación y sin una expectativa clara en su segunda campaña, después de haber descendido en su estreno. La victoria ante Zornotza por 61 a 54 en Pisuerga les deja con dos encuentros de margen para lograr el ascenso, el primero de ellos también en Valladolid el domingo.

El ambiente en Pisuerga era el de las grandes citas. Conscientes de que lejos quedan, de momento, los llenos absolutos, el pabellón presentó una gran entrada, con 4.000 espectadores poblando todo el anillo inferior y, lo que es más importante, aportando una energía extra a la motivación del equipo. No faltó tampoco la animación de los dos centenares de aficionados visitantes, que dieron al graderío la rivalidad propia de un gran partido.

El partido comenzó con los nervios dominando el juego y las imprecisiones como rasgo característico de ambos ataques. Daba la sensación de que eran las defensas las que se imponían, pero no por un afán especial en la labor de contención, sino más bien por aprovechar la mala toma de decisiones de los atacantes. Cada canasta se festejaba como se celebra una alegría en tiempos de escasez, con un tanteo exiguo, 25-24 al descanso.

Los porcentajes reflejaban el desatino global en la primera parte, 37, 11 y 66 por ciento para el CBC Valladolid en tiros de dos, triples y tiros libres, por 33, 18 y 42 para los visitantes. Unos fallos que generaron que en sólo dos cuartos entre los dos equipos ya hubieran capturado 47 rebotes. Se salvó un gran Astilleros, regular durante todo el partido y que al descanso ya había aportado cuatro puntos y cuatro rebotes en 10 minutos de juego.

Tras la reanudación el partido cambió, se mantuvo la intensidad de la primera parte pero el ritmo empezó a ser más vivo, con Wade Chatman asumiendo más tiros y más decisión que en la primera parte, logrando dos canastas seguidas para mantener la ventaja, 31-29 tras cuatro minutos de juego. Ahí comenzó el particular recital de Miguel González, que en dos ataques consecutivos sumó primero un triple y después un mate finalizando un contraataque que enloqueció al público de Pisuerga al ver la máxima diferencia del partido, 36-29.

González con la muñeca desentumecida se convirtió en una referencia clara para su equipo, que le encontró abierto en otro triple liberado para ampliar aún más la renta, 41-30, pero respondió con un tremendo mate de Cadot, gran amenaza de Zornotza en el encuentro. Los mejores minutos del Ciudad de Valladolid llegaron con un quinteto sin una referencia interior clara, con De la Fuente y Graham encargados de proteger la zona y aprovechando la envergadura de González y Astilleros en el exterior.

El último cuarto comenzó con la misma inercia que terminó el tercero, con Miguel González marcando la pauta ofensiva, con su tercer triple para colocar los diez de ventaja, 46-36. Si el canterano era la cara, la cruz del partido era Sidibe. En cinco minutos de juego al comienzo del partido cometió tres faltas y en su vuelta a la cancha en el último cuarto en sólo un minuto le dio tiempo a cometer pasos y su cuarta falta personal.

Al acierto de González se sumaron en el tramo final la determinación y energía en el rebote de Graham y Astilleros, este último con un meritorio triple desde ocho metros cuando la victoria parecía torcerse. Con Pablo Esteban al mando el CBC Valladolid dinamitó buena parte de su ventaja, hasta un ajustado 52-48 a falta de tres minutos.

Jugando con la posesión de ataque al límite, Wade Chatman anotó un triple colosal para dar resuello a su equipo, 55-50 a falta de dos minutos. Los permanentes fallos en el tiro libre por parte de ambos equipos mantuvieron más emoción de la previsible hasta los últimos segundos, pero siempre con la sensación de control para los de Paco García, que vencieron por 61 a 54 y se quedan a sólo una victoria del ascenso a Leb Oro. El domingo, a las 19.00 horas en Pisuerga, el baloncesto vallisoletano cruzará los dedos para recuperar lo más cerca de la élite que hoy en día es posible estar.