Damián Castaño triunfa en el recuperado festival de Martín Muñoz de las Posadas
Poco a poco se van recuperando festejos taurinos menores y mayores en localidades donde se dieron toros toda la vida como es el caso de la segoviana Martín Muñoz de las Posadas; años ha que cambiaron novilladas y festivales por lo popular: cortes, toros de cajón, encierros, etc., debido a la crisis, a la carestía del montaje de las novilladas… y a la falta de público.
En la tarde de ayer se recuperaron los festejos menores en esta localidad con la celebración de un festival sin picadores donde Damián Castaño se proclamó triunfador cortando dos orejas a un encastado eral de la ganadería salmantina de La Ventana de El Puerto; novillo que tuvo mucha emoción.
Empezó mal el diestro leonés-salmantino ya que al intentar retirar una banderilla del ruedo se clavó el arpón en la mano, aunque sin consecuencias graves pudiendo continuar la lidia. Un trasteo valiente que inició de hinojos doblándose con el bravo y fuerte eral – al que le hubiera venido bien un puyazo – para después plantear una faena basada en la mano derecha con muletazos largos, profundos y de trazo pinturero. Si le daría hasta seis tandas en distintos terenos hasta que probó con la zurda y casi se lo echa a los lomos.
Antes le hizo un recibo capotero de mucho primor lo que le permitió hacerse con el público desde los inicios. El remate con la espada sensacional, aunque cayó baja, lo que hizo rodar al buen eral sin puntilla. El de La Ventana fue aplaudido cuando se lo llevaba la pala del tractor. El menor de los Castaño fue premiado con dos orejas que paseó risueño y contento por el ruedo.
También fue aplaudido el que cerraba festejo, otro buen eral –este de El Puerto de San Lorenzo- más terciado que sus hermanos al que el novillero El Adoureño le cortó un apéndice tras una faena con altibajos pero valiente. Además es variado y clásico el diestro francés que hizo un recibo capotero muy entonado, tanto en el quite correspondiente como al de su turno. Fue muy aplaudido por los aficionados que acudieron en media plaza al coso portátil.
Con la muleta citó de lejos cuando descubrió las cualidades del eral y le endosó cuatro o cinco pases por la espalda para proseguir con tandas por ambas manos, aunque un tanto atropellado en su empeño de atropellar la razón. Cosas de juventud y de novilleros que quieren comerse el mundo. Resultó volteado sin consecuencias. Mató de pinchazo y media más golpe de verduguillo y el público le pidió el trofeo con fuerza.
Abrió festejo el rejoneador alicantino Ginés Cartagena que hizo una lidia brillante y vibrante exhibiendo a seis de sus caballerías. Buena monta, doma y lidia en todos los tercios, pero en el último y crucial se atascó. Silencio ante un novillo de El Puerto de San Lorenzo, más cuajado que sus hermanos y con mucha movilidad.
Y Serafín Marín, que completaba la cuaterna, también sufrió un sepulcral silencio tras finalizar una faena llena de más sombras que de luces ante un eral fuerte de El Puerto de San Lorenzo al que le costó Dios y ayuda encontrar la forma de hacerse con él. Hubo pasajes interesantes al final de un trasteo que se diluyó en el tiempo. Y mal con la espada. De ahí el silencio citado.
Ya hemos comentado que hubo media plaza con un público festivo, peñero y con muchos niños, como debe ser; la alegría, sin duda, de una Fiesta que poco a poco se va recuperando en los pueblos como Martín Muñoz de las Posadas.