Región

Mini congreso del PP a la búlgara para encumbrar a Majo

10 junio, 2017 19:14

El Partido Popular de León solucionó esta mañana el trámite de la elección de Juan Martínez Majo como nuevo presidente del PP con un mini congreso a la búlgara, al ser elegido por el 91,74% de los votos de los compromisarios. El resto de los votos, hasta el cien por cien, no se sabe si fueron nulos o blancos. No se hizo pública el acta del escrutinio. El mismo ambiente de unanimidad reinó para la aprobación de las dos ponencias: por unanimidad.

Tal ha sido la diligencia de los compromisarios, que hubo que esperar con los brazos cruzados más de media hora a que llegara el presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañeco, para comenzar la clausura. El que no llegó fue el vicesecretario nacional de Asuntos Sociales del PP, Javier Maroto, a quien, con máxima benevolencia, el presidente del Congreso, el alcalde de Astorga, Arsenio García, disculpó por una indisposición de última hora, cuando lo cierto es que Maroto había perdido el tren y no hubo manera de traerlo desde Madrid a León.

SIN ENTUSIASMO

A parte de la unanimidad, la otra característica del mini congreso ha sido la ausencia de entusiasmo entre los compromisarios y la falta de un liderazgo emocional entre los líderes intervinientes. Ninguno de los líderes fue capaz con sus discursos de soliviantar, enardecer, hacer saltar de sus asientos o simplemente animar el alicaído espíritu de los entregados compromisarios. Un dato: sólo tres veces interrumpió la sala los discursos: A Mañueco, al felicitar al alcalde de León por el accenso de la Cultural a la Segunda División nacional de fútbol; al propio Majo, cuando recordó, emocionado, la ausencia de su padre; y a Silvia Clemente, presidenta de las Cortes de Castilla y León, cuando, esta vez sí, comprometió su apoyo y el del partido para hacer todo lo posible para impedir el anunciado cierre de las centrales térmicas de carbón de Anllares del Sil y de Compostilla, ambas en El Bierzo.

Otro dato significativo: El discurso programático de Majo, como nuevo presidente de PP, fue respaldado por una ovación de apenas 20 segundos; en el de Mañueco, la ovación no llegó a los doce segundos. O los 511 compromisarios que votaron tenían y tienen la sangre de horchata o los líderes se limitaron a hacer una intervención de aliño, repleta de tópicos y típicos.

EL ADIÓS DE EDUARDO FERNÁNDEZ

De los discursos oficiales, hay que destacar el del presidente saliente, Eduardo Fernández, diputado nacional, el único, quien liberado del peso una interinidad de tres años, se permitió llamar a las cosas por su nombre, hablar de corrupción –la soga en la casa del ahorcado-, hacer una ligera autocrítica, ironizar sobre los problemas del censo en las elecciones primarias, pasar de puntillas sin herir a nadie al confesar su amistad con Mañueco y la lealtad a Majo y Silván y hasta advertir a Majo que ahora comenzaba lo peor con la renovación der las organizaciones comarcales y locales. Un discurso de ahí os dejo eso, que yo ya he padecido lo mío. Pocos entendieron su mensaje. Fue el discurso menos aplaudido, algo más de cinco segundos y eso que mencionó a los campeones del Real Madrid.

La presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, consumió gran parte de su tiempo en arreglar el desaguisado que cometió hace semanas cuando calificó las Cortes de 1188 como castellano y leonesas. Nadie le había pedido una explicación, pero por si acaso, se puso la venda antes de la herida y ratificó que las primeras Cortes democráticas del mundo tuvieron su origen en la ciudad de León en 1188. Nadie aplaudió.

OBJETIVO: GANAR LAS ELECCIONES DE 2019

Majo y Mañueco consensuaron su mensaje en una misma dirección: ganar las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Majo explicó las herramientas a utilizar para conseguir el objetivo: trabajo, esfuerzo, dedicación, sensatez y unidad. Mucha unidad. La palabra unidad fue una de las más sobadas durante todo el congreso. Por eso el respaldo a su nueva ejecutiva del 91,74%. Unidad total.

Más valiente estuvo Majo al señalar a la corrupción como uno de los graves males del partido. En este sentido, una frase suya debería quedar en el frontispicio del XIV Congreso del PP leonés: “Que los mangantes paguen pos su acciones”. O esa otra en el mismo sentido: “Tenemos que señalar conductas impropias y apartar a los indignos”.

Y poco más. Sólo el mensaje de que “los leoneses debemos creer en nosotros mismos, en nuestras posibilidades”.

Y, por su parte, Mañueco trajo la lección aprendida sobre la historia de León y Salamanca, al recordar que un rey leonés, Alfonso IX, fundó la Universidad de Salamanca. Si esperaba un aplauso, se quedó sin escucharlo. También recordó a Aznar y al aniversario que precisamente se cumplía hoy: los 30 años de la elección de José María Aznar como presidente de la Junta de Castilla y León. Desde un día como hoy de hace treinta años, el PP no se ha bajado de la presidencia de la Junta ni para tomar aliento. Tampoco hubo aplausos, aunque Mañueco elevó el tono de voz al estilo mitinero. Los compromisarios no estaban por la labor.

Tampoco lo consiguió Mañueco, inasequible al desaliento, cuando recordó la memoria de su amiga, compañera y ex presidenta del PP leonés, Isabel Carrasco, “vilmente asesinada”. Sólo se hizo un silencio de un segundo. Más de uno contuvo el aliento. Quizás retumbaron unos tacones lejanos por los pasillos de San Marcos, pero nadie cogió el guante y aplaudió.

Visto el escaso resultado con las alusiones a León y a Castilla y León, Mañueco lo intentó con algo más sensiblero y patriótico, el ataque a los independentistas catalanes y la apelación a la unidad de España. Pidió al presidente catalán que fuera al Congreso de los Diputados a someter su proyecto independentista a la consideración de los representante se la soberanía nacional y entonces, sí, la gente aplaudió, pero quizás fue más porque con esa llamada patriótica terminó Mañueco su discurso y dio por clausurado el Congreso.

A la salida, nadie echó de menos a Maroto. El líder nacional que perdió el tren.