El madrileño Fernando Plaza, triunfador del Bolsín Taurino Alba de Tormes

El Bolsín Taurino de Alba de Tormes llegó a su final en esta tarde bochornosa y de calor soporífero de domingo. Coincidente con la Feria Agroganadera de San Antonio, y organizada por el Ayuntamiento de la Villa Ducal, se tentaron seis vacas de Castillejo de Huebra para otros tantos finalistas. Llama la atención que la Escuela de Salamanca no haya tenido a ningún alumno en la Final. Ello, explican desde la organización, porque en esta fecha tenían otros compromisos por la provincia. En fin!

Castillejo de Huebra, conviene comenzar por las vacas, echó un encierro muy importante, con vacas bravas y nobles en su conjunto, con transmisión y, loado sea dios, con fuerza suficiente para recibir hasta cuatro puyazos y acabar de pie tras eternas faenas de los bolsinistas -ya ni Ponce en sus 'doscientos' muletazos-.

Con estos cimientos mal sería que los aspirantes a triunfador no pudieran hilvanar faenas de interés. Hubo de todo un poco. La mayoría llegaba con mucha experiencia y oficio. Se notaba que no eran noveles en este tipo de eventos taurinos e, incluso, alguno de ellos acudía como triunfador en otros certámenes.

Fue el caso del madrileño Fernando Plaza, quien, a la postre, se proclamó triunfador con los votos del jurado. Este joven, que había debutado en Valladolid cortando dos orejas, llegó como triunfador en Villar del Olmo y ganador del Zapato de Plata de Arnedo. En el coso cubierto de Alba de Tormes también dejó patente que sabe lo que hace. Que arma sus faenas, que tiene variedad y sabe darle a la vaca el temple necesario para ahormar su embestida. Bajanda la mano, por ambos pitones, enjaretó buenas series de muletazos. Visto lo visto, el jurado acertó en su decisión.

También gustó Álvaro Sánchez, de Guadalajara. Otro veterano en bolsines que se define por un toreo variado, que tiene gusto y temple. Muy preparado entendiendo perfectamente los tiempos y las distancias. Podría haber sido el triunfador.

De Adrián Villaba, Escuela Taurina de Albacete, se podría decir también lo mismo que de sus dos compañeros anteriores. Aunque bajó el interés en su faena porque la vaca fue la menos buena.

Ismael Jiménez, de Badajoz, que llega de debutar con picadores, tiene 16 años, se defiene por una estética propia. A todo lo que hace le imprime gusto. Llega al público y, a pesar de su edad, se nota que está preparado con ideas claras. Hubo momentos, en la distancia y las sombras que, parecía, salvando contrastes, lugares y personas, que daba aire de Eduardo Gallo...

Carlos Domínguez, de Badajoz, cerró plaza demostrando que tiene oficio. Finalmente, el colombiano José Luis Vega, un chaval forjado a las puertas de la Plaza de Toros de Bogotá y que reside en España desde 2016 intentando ampliar su formación. No estuvo muy acertado, aunque no es menos cierto que su estado de salud no era el mejor, ya que sufrió una lipotimia nada más terminar su actuación.

FOTOS LUIS FALCÃO