De tentadero con el Taller de Tauromaquia
Veinte fueron los componentes que participaron en el cierre de actividades de la VIII edición del Taller de Tauromaquia que comanda el arquitecto soriano Felipe Romero. Y los veinte se lucieron, cada uno en su estilo y forma de entender el toreo, con las bravísimas becerras que apartó el ganadero de Toros de Tierz, en el páramo de La Parrilla.
Merecen una especial atención estos aficionados prácticos que se ponen delante de las becerras, una vez que han logrado manejar las telas con cierto decoro. Todos ellos son conocedores de la fiesta brava y, por tanto, aficionados con el gusanillo del toreo dentro que, durante cuatro meses de este año y algunos desde el inicio, han ido perfeccionando su estilo gracias a su afición y pundonor.
Los hay abogados, médicos, representantes, economistas, empresarios, trabajadores, autónomos, estudiantes, jubilados como el amigo Toquero - que hoy se “cortó la coleta”- y arquitectos como Felipe Romero, el creador de este taller de toros, que por cierto torea de auténtico primor. Romero arrancó hace ochos con esta, digamos escuela de toreo, desde el polideportivo de La Cistérniga y ahora lo deja en manos de otros compañeros para que continúen con el sello y estilo que él ha dejado.
Lo comentaba en unas declaraciones para el programa Grana y Oro (RTVCYL) cuyo reportaje se emitirá el próximo fin de semana. Y lo decía bromeando: "Dos legislaturas son demasiado y hay gente joven que puede coger las riendas para, sobre todo, divertirse en torno al mundo del toro".
Y es cierto; la diversión, el compañerismo, la amistad y la hermandad está asegurada en este grupo, que lo único que pretenden es aprender a torear y tener la posibilidad de darle cuatro muletazos a las becerras; aunque algunos, visto el tentadero de hoy, están ya para erales adelantados.
Volviendo al tentadero, las vacas de Toros de Tierz, menuditas por su edad, pero con una alegría desbordante en las telas, dieron un juego extraordinario entre los participantes del taller. Y además tuvieron una larga duración, lo que es síntoma de bravura y casta. César Mata, representante del hierro, se mostraba tan contento con el juego de los animales que se atrevió, muleta en mano, a endosarle algún derechazo a la segunda becerra, cosa que cumplió a medias....
En la cuarta y última becerra de la tarde nos llegaba la triste noticia de la cogida mortal del diestro vasco Iván Fandiño en una localidad francesa. Y es que los toros matan. Vaya racha... Descanse en paz el torero de Orduña. Nuestra felicitación a Felipe Romero por esta iniciativa que ahora, tras ocho años consecutivos, cede el relevo para que este Taller de Tauromaquia siga manteniendo viva la afición.