El matador de toros salmantino Juan del Álamo viajó de Aire Sur l’Adour a Ledesma el día después de la trágica muerte de Iván Fandiño. Tuvo que reponerse para volver a enfundarse el vestido de luces para cortar cuatro orejas ante sus paisanos, primera comparecencia en la provincia tras su salida a hombros en Madrid, que fue homenaje al torero caído, como bien se acordó de manifestarlo brindando al cielo.

Las primeras dos orejas se las cortó al toro que abrió la tarde. Del Álamo salió para honrar a su compañero. Incluso llegó a sufrir una fea voltereta, afortunadamente, sin consecuencias. Clave para el triunfo fue la última tanda de poder y mano baja antes de un estoconazo.

La guinda llegó con el excelente cuarto que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. El salmantino lo cuajó de principio a fin, lo que confirmó el excelente momento en que se encuentra tras la Puerta Grande de hace diez días en Las Ventas.

No tuvo fortuna con su lote Jiménez Fortes, a pesar de que lo intentó, consiguiendo en el segundo toro arrancar algún muletazo suelto, con mucho gusto. Pero el de Pedraza se rajó. En el quinto tampoco tuvo oponente, aunque Fortes estuvo predispuesto a la pelea, pero ante aquel manso -que incluso llegó a acostarse en la mitad de la lidia, nada pudo hacer. Una pena no poder ver el momento de poso que vive el matador malagueño.

Ginés Marín se fue como vino. Con las manos vacías y apretando al reloj. Si ya llegó algo tarde, el tiempo parecía que lo empujaba y podía sobre él. Se le notó como vacío tras su comparecencia en la Beneficiencia de Madrid. Si bien los dos toros no valieron para faenas brillantes, no es menos cierto que el joven matador tampoco puso mucho interés, y menos ganas, de intentar sacar algo... Y así se fue, entre algunos pitos.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Ledesma. Cerca de tres cuartos de entrada. Toros de Pedraza de Yeltes, el cuarto fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Corrida desigual en trapío, presentación, fuerzas y juego.

Juan del Álamo, dos orejas y dos orejas;

Fortes, ovación y ovación;

Ginés Marín, silencio y algunos pitos.

FOTOS LUIS FALCÃO