Los zamoranos han salido a la calle este 12 de julio de 2017, al igual que lo hicieran hace justo veinte años para plantar cara a ETA ante uno de los asesinatos más crueles que se recuerdan en la historia moderna de España: el del concejal popular de Ermua Miguel Ángel Blanco, secuestrado, atado a un árbol y ejecutado de un tiro en la nuca. Aquel día negro marcó un punto de inflexión en el País Vasco y comenzó el principio del fin de la banda terrorista, con un rechazo in crescendo de una sociedad que perdió el miedo, indignada por la ruindad de aquel crimen.

Hoy esos mismos ciudadanos, aquellos que dijeron 'Basta ya', han acudido a la llamada del Ayuntamiento de Zamora, que ha convocado a mediodía en la Plaza Mayor una concentración silenciosa en recuerdo de Miguel Ángel Blanco, "y con él de todas las víctimas de la sinrazón terrorista que tanto dolor nos causó", atendiendo al llamamiento general de la Federación Española de Municipios y Provincias con motivo del 20 aniversario del asesinato del concejal.

A la llamada han acudido además una nutrida representación de las instituciones, partidos políticos, agentes económicos y demás estamentos sociales, que junto a ciudadanos anónimos han renovado su rechazo unánime a la violencia terrorista.

El alcalde de Zamora, Francisco Guarido, ha señalado la oportunidad que Zamora ha aprovechado para reiterar, una vez más, su rechazo al terrorismo, "contra cualquier terrorismo", y de solidarizarse con las víctimas de aquella etapa dramática de la democracia española, y ha abogado por seguir trabajado para erradicarlo.

El delegado de la Junta, Alberto Castro, destaca el homenaje que supone el acto no solo a las víctimas, sino también "a todo el pueblo que salió a la calle, con esa emoción que todos llevamos dentro y que ha de perdurar". Juan Dúo, vicepresidente de la Diputación, recuerda cómo en aquel momento "se pasó del miedo a la unidad y a la lucha en contra del terrorismo de ETA", mientras el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo, ha tenido un recuerdo para la figura de Miguel Ángel Blanco, "un joven con inquietudes de carácter social y con ganas de trabajar por España", al que ETA dio una muerte vil.