Valladolid-huesca-segunda-division

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Región

Jarro de agua fría para el Pucela en Huesca (1-0)

24 septiembre, 2017 17:18

El Real Valladolid quebró su buena racha en la veraniega mañana de este domingo en El Alcoraz, donde encajó ante la S.D. Huesca su segunda derrota de la temporada (1-0). Desde el partido inaugural con el F.C. Barcelona B, el Pucela no probaba el amargo sabor de acabar por debajo en el marcador.

El primer análisis del partido, el de la justicia o la injusticia del marcador, deja sensaciones encontradas porque el Pucela pudo perfectamente empatar el partido. Fue un choque de tablas porque ninguno de los dos equipos se impuso con su buen juego al otro. Pero lo cierto es que el Huesca acertó a marcar un tanto en el tramo final de la primera parte y el Real Valladolid, en las ocasiones que tuvo, encontró un muro en Remiro, el portero oscense, que realizó paradas de gran mérito, especialmente dos a sendos disparos de Hervías con marchamo de golazos.

El Huesca, además del gol, sólo fabricó otra ocasión de gol, en una bonita combinación que dejó a Sastre delante de Masip, que sacó una mano sensacional para evitar el gol del exblanquivioleta.

Pero la realidad es que, pese a que Remiro fue el mejor jugador del Huesca, junto a su goleador, Melero, que sigue en El Alcoraz un proceso de crecimiento como futbolista que le llevará en breve a la máxima categoría del fútbol español, el Real Valladolid estuvo por debajo al nivel que había exhibido hasta el momento. Salió con el empaque de los últimos partidos, con buen fútbol, ocasiones y dominio del juego, pero se fue diluyendo poco a poco hasta acabar sometido por el Huesca en el tramo final de la primera parte.

Y en la segunda, aunque lo intentó, no tuvo fluidez en ataque y no encontró la forma de robar el balón a un Huesca muy metido en el partido, bien colocado, disciplinado, trabajador y concentrado hasta el pitido final. El Real Valladolid lo intentó por tierra, mar y aire, pero no tuvo su día. Cuando no era Remiro, era un despeje de la defensa para evitar un gol cantado; y cuando no era una un último pase errado o un remate desviado, era un error del colegiado, como cuando sacó fuera del área una falta a Nacho dentro de ella.

Además, el Pucela acabó en inferioridad numérica porque Míchel, que había salido en el minuto 66 por Luismi para aportar más construcción y llegada al ataque blanquiivioleta, vio dos tarjetas amarillas (por agarrón claro, primero, y una discusión con un contrario, después) y se fue a la ducha en el minuto 82, con lo que la carga final para poner contra las cuerdas al Huesca, quedó en salvas de fogueo.

En definitiva, el Real Valladolid encajó una derrota en un partido regular. En el que no estuvo bien, pero tampoco por debajo de un Huesca que dio la sensación de tener que llegar a su máximo nivel para ganar. Una derrota que le baja de la zona de ascenso directo a la media-alta porque la igualdad vuelve a presidir la competición de la división de plata una vez más.