El negocio del cobre le salió mal
El Ministerio Fiscal solicita penas que suman doce años de prisión para tres hombres por estafar a un cuarto 200.000 euros que le pidieron con la promesa de ganar unos beneficios del 20 por ciento con la importación de cobre procedente de Chile que nunca llegó.
Los hechos, por los que los acusados se sentarán este lunes en el banquillo de la Audiencia Provincial de Valladolid, se remontan a 2006, cuando J.B.C, administrador único de Tanemare S.L, y M.A.P.R. y D.P.R. como gerente y administrador único de Comercial Crown 3000 S.L, supuestamente convencieron a G.M.F. de que hiciera esta aportación para un negocio muy rentable.
En concreto, la Fiscalía, en el escrito de calificación provisional al que ha tenido acceso Europa Press, pide para cada uno de los acusados cuatro años de prisión, multa de 5.400 euros y la indemnización de forma conjunta y solidaria a la víctima, con responsabilidad subsidiaria de las empresas citadas.
En concreto J.B.C. conocía a la víctima de una relación comercial anterior y en junio de 2006 le propuso participar en un negocio del que aseguró que se obtenía "una alta rentabilidad en muy poco tiempo" y que concretamente consistía en la importación de cobre desde Chiole a España, ya que su empresa (Tanemare) tenía la distribución en exclusiva para España y gran parte del mundo.
Así, le propuso que invirtiera en la compra de cobre, lo que le aportaría una rentabilidad de un 20 por ciento en un periodo de tres meses, dado que el cobre que supuestamente llegaría a España lo tenían vendido a un precio mucho más alto que el de compra en Chile.
Con el fin de lograr el convencimiento de G.M.F. y dar mayor credibilidad a la operación, el propietario de Tranemare propuso una reunión en Valladolid con los el gerente de Comercial Crown 3000, quien explicó al inversor que la mercantil importaba el cobre directamente de una empresa de Chile, que nunca habían tenido problema alguno y que garantizaban la operación.
Decidido a invertir
Ante la expectativa de negocio, G.M.F. tomó la decisión de invertir la cantidad de 200.000 euros, para lo que libró un pagaré que entregó a J.B.C. para que éste se lo entregara a su vez a los responsables de Crown 3000, que era la que supuestamente traía el cobre.
Sin embargo, el gerente de ésta última manifestó que no podía recibir el pagaré porque no tenía línea de descuento con su banco y necesitaba el dinero "en efectivo y de inmediato" para no retrasar el envío del cobre, que estaba retenido en un puerto de Chile. Ante esta sitaución, G.M.F. libró un talón por el mismo importe con fecha de 7 de octubre a favor de Comercial Crown 3000, el cual fue entregado a J.B.C, quien firmó el correspondiente recibí.
El efecto mercantil fue finalmente ingresado por el tercer acusado, el gerente de Comercial Crown 3000 (D.P.R) en una cuenta bancaria.
Una vez con el dinero en su poder, los acusados, pese a los reiterados requerimientos de G.M.F, no le entregaron la supuesta documentación prometida en torno a la importación y posterior venta del cobre y, mientras pasaban los meses, daban "largas" a la víctima y le ponían excusas injustificadas de por qué no llegaba el cobre. Finalmente, llegaron a reconocer que no había llegado barco alguno pero que iban a sacar el negocio adelante.
Ante tal panorama, el inversor exigió en repetidas ocasiones la devolución del dinero e incluso llegó a mandar burofax a los responsables de Comercial Crown 3000, aunque los destinatarios rehusaron su recepción, sin que hasta el momento la víctima haya recuperado la cantidad entregada ni recibido el cobre para cuya adquisición estaba destinada la misma.