204937

204937

Región

‘El Mariquelo’ vuelve a subir a lo alto de la Catedral

1 noviembre, 2017 07:46

El folclorista Ángel Rufino de Haro, conocido popularmente como ‘El Mariquelo’, ha cumplido de nuevo este martes con su tradicional compromiso de subir cada 31 de octubre a lo más alto de la Catedral de Salamanca. Y lo ha hecho con energías renovadas tras un cuarto de siglo de tradición, como declaraba el pasado domingo en una entrevista exclusiva con Noticias Castilla y León.

Como cada año, desde que en 1987 recuperase este acto que se remonta al siglo XVIII, estuvo acompañado desde primera hora de la mañana por grupos de baile y tamborileros, hasta que a las 11.30 horas comenzó la ascensión, este año con un mensaje en favor de la asociación Asprodes para que la sociedad aumente su solidaridad hacia las personas con discapacidad.

A continuación, siguió con el ascenso, con una nueva parada a la altura del reloj, por cuya ventana para arreglar las agujas volvió a salir. Y luego, ya desde las alturas y desde la conocida campana de `María de la O’, dio las “gracias a Dios por la paz y la salud”, además de tocar y cantar la ‘Charrada de El Mariquelo’ y soltar palomas como “símbolo de la paz”.

Finalmente, tras bajar de nuevo, Ángel Rufino de Haro continuó con una jornada de actividades, marcada por la tradición, pues se sucederán los bailes charros, los paseos a caballo y las intervenciones folclóricas por el centro de la ciudad.

Por motivos de seguridad impuestos por el Cabildo, tuvo limitado el ascenso y no llegó, como hacía años atrás, hasta lo más alto de la Torre de las Campanas escalando por el exterior. Eso sí, en su trigésimo primera subida a lo alto de la Catedral de Salamanca, volvió a tocar desde las alturas música tradicional con su gaita y su tamboril.

Terremoto

En 1987, este conocido tamborilero recuperó esta tradición de ascender a las alturas del templo, una acción que comenzó con el terremoto de Lisboa en 1755 -temblor que se dejó sentir en Salamanca y que provocó importantes daños materiales-.

Desde ese momento, la familia relojera conocida como la de ‘los mariquelos’, subía cada año, el 31 de octubre, los 365 escalones de la torre para comprobar si las grietas del templo, provocadas por el terremoto, iban creciendo o se mantenían igual sin mayores riesgos.

Y, al mantenerse sin cambios, el ‘Mariquelo’ que subía daba las gracias, una actuación que con el tiempo se perdió y que hace tres décadas recuperó Ángel Rufino, quien repite cada año esta acción desde lo alto del templo.