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Región

Mitinero 'casi debate' entre los candidatos a rector de la Universidad

14 noviembre, 2017 12:21

La Hospedería Fonseca ha acogido este lunes el debate entre los cuatro candidatos a rector de la Universidad de Salamanca que concurren a las elecciones del próximo 20 de noviembre, Juan Manuel Corchado Rodríguez, Francisco Giner Abati, Ricardo Rivero Ortega y María Ángeles Serrano García. Fue en la Hospedería Fonseca durante 90 minutos.

El hecho de que haya cuatro candidatos y cada uno de un sector académico hace que a día de hoy no haya un ganador claro y todo apunte a una segunda vuelta el 30 de noviembre. Cabe recordar que María Ángeles Serrano es catedrática del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y ha sido durante la última legislatura vicerrectora de Internacionalización, pero en la anterior lo fue de Investigación; Juan Manuel Corchado es catedrático del Área de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, además de vicerrector de Investigación y Transferencia, siendo el encargado del Parque Científico de Salamanca; Ricardo Rivero, catedrático de Derecho administrativo, es el decano de la Facultad de Derecho; mientras que Francisco Giner Abati es catedrático en Antropología.

El debate electoral se ha dividido en cuatro grandes bloques: Funciones de la Universidad (Docencia, Estudio, Investigación y Extensión Universitaria), Comunidad Universitaria, Gestión y Economía y, por último, Relaciones Institucionales y Octavo Centenario. Presentado por el jefe de Prensa de la Universidad de Salamanca, José Francisco Merino, el debate electoral estuvo moderado por los periodistas Ana Hernández, de USAL TV, y José Luis Fuentecilla, de Cuatro. Además, fue retransmitido en directo por la radio y la televisión universitarias y a través de las redes sociales, con el hashtag #EleccionesUSALDebate.

Muchas propuestas, poco debate

Había expectación por un debate que horas antes estuvo animado por un recurso presentado por la candidata María Ángeles Serrano contra Ricardo Rivero, rechazado por la junta electoral. ¿Habría alguna puya indirecta? ¿Algún mensaje subliminal? Pero el debate comenzó plano, sin ser precisamente eso, un debate, sino una sucesión de mítines con mejor o menor pericia comunicativa. Y eso que era la primera vez que la Universidad organizaba un debate entre todos los candidatos, con la dificultad añadida de ser cuatro.

En la introducción, Serrano y Corchado se limitaron a leer un discurso escrito, mientras Abati y Rivero fueron más ‘espontáneos’, con la lección aprendida pero dirigiéndose más naturales hacia el público presente en un abarrotado auditorio de la Hospedería Fonseca. En el caso de Rivero, con más énfasis en la entonación para resaltar sus ideas.

Así continuó el debate en el primer bloque, Serrano defendiendo su gestión como vicerrectora, primero con el Parque Científico y después de internacionalización, y Corchado haciendo lo propio como vicerrector de investigación, proponiendo continuar su labor. Rivero fue más crítico con la gestión y reclamó más apoyo de las administraciones, porque “la investigación es una carrera de obstáculos”. Y Abati abogó por una gestión académica más eficiente, poniendo ejemplos y con alguna anécdota que sacó una sonrisa al público.

La réplica fue una muestra más de que este debate no era debate. Primero, porque Serrano interpeló a Rivero y Corchado, rebatiendo algunas de sus propuestas, y ambos contestaron a su manera, ya que Corchado derivó hacia defender de nuevo su gestión y Abati a concluir ideas que le quedaron en el tintero en el turno anterior. Y segundo, porque al no haber contrarréplica quedaron cuestiones en el aire entre todos los candidatos.

Tal era el tono de mitin de los candidatos que hasta uno de ellos, Giner Abati, optó ya en el segundo bloque por sentarse y escuchar con atención a sus rivales, como si fuera uno más entre el público. No duró mucho así, por aquello de las formas. Rivero comenzó aludiendo a la desmotivación de estudiantes, docentes y personal de administración y servicios por el anquilosamiento de la institución académica, con una sucesión de ideas y lemas para reforzar sus propuestas. Corchado siguió con su discurso leído, enumerando una serie de propuestas resumidas en un plan de choque para mejorar la plantilla en todos sus estratos, plan que financiará exigiendo a la Junta de Castilla y León una deuda histórica de treinta millones de euros, discurso que fue a más y terminó arrancando un aplauso general del público. Abati llamó a recuperar el sentimiento de comunidad universitaria, para mejorar la colaboración y transformar la institución con una formación en la excelencia, más participativa, además de crear una Casa del Estudiante y una bolsa de trabajo con prácticas remuneradas. Finalmente, Serrano siguió con su discurso leído enumerando medidas para paliar los efectos de la crisis económica sobre la Universidad, con medidas a su juicio creíbles, pues todas sus propuestas tienen una memoria económica para su cumplimiento.

Hasta el moderador dejó caer que llegaba el turno de réplica, el “cuerpo a cuerpo”, pero ni con esas. A excepción de Rivero, cuando los demás candidatos interpelaban a sus contendientes se trastabillaban al hablar y mostraban síntomas de nerviosismo, por lo que regresaban al discurso aprendido, al tono mitinero con sucesión de propuestas que cualquier elector puede consultar en sus páginas web desde hace semanas. Sólo Serrano elevó el tono y los dardos hacia Rivero y Corchado, arrancando algunos aplausos entre el público, pero fue un espejismo y el encorsetado formato del debate frenó eso, más debate, más diálogo.

El resto de los bloques fue más de lo mismo. Serrano y Corchado defendiendo su gestión como vicerrectores y enumerando propuestas para mejorar, Rivero criticando las carencias en la gestión durante las últimas legislaturas y proponiendo soluciones, y Abati apelando a la modernización de la Universidad para no dejar perder el tren del futuro. Y cuando en la réplica se lanzaban puyas, sobre todo Rivero y Corchado por el contrato de telefonía, y Serrano hacia ambos, o ambos hacia ella, elevando la atención del personal, el escaso tiempo para rebatir y la ausencia de contrarréplica e interrupciones enfriaba de nuevo el ambiente.

Así se pudo comprobar en el tercer bloque cuando Rivero criticó un contrato de teléfonos móviles que a su juicio es una chapuza, Corchado respondió que no se lo había leído y Rivero rebatió que lleva dos décadas siendo ejemplo en toda España de contratación pública. Cuando por fin había debate y subía el tono de los candidatos, incluso de forma indirecta con Serrano y algún dardo para Abati, hubo que cambiar de golpe a hablar del octavo centenario en otro bloque mitinero. De hecho, hubo asistentes que se marcharon en este punto de las intervenciones.

Se perdieron el alegato final de los candidatos, en el que Ricardo Rivero abogó por diálogo, “porque nosotros sí escuchamos, no nos hemos quedado sordos después de gestionar”, y por la participación el día 20; Juan Manuel Corchado defendió su experiencia “para aplicar una metodología que nos proyectará hacia el futuro”; Francisco Giner Abati pidió una reflexión comparando los programas y teniendo presente la credibilidad de los candidatos, pues en sus años de investigador ha adquirido experiencia que ahora ofrece “para transformar estructuras”, porque “universidad es universalidad”; y María Ángeles Serrano destacó que tiene la experiencia y el conocimiento necesarios para ejecutar su programa electoral, así como los recursos para llevarlo a cabo, “para devolver a la universidad tanto como ella nos da día tras día”.

El casi debate deja la sensación de que los comicios están muy abiertos, con unos candidatos que fueron de menos a más (Abati llegó hasta a bromear con el conflicto catalán), y que, salvo sorpresa mayúscula de última hora, habrá segunda vuelta el 30 de noviembre. Los asistentes a la Hospedería Fonseca parecían tener claro quiénes serán los dos contrincantes a tenor de quiénes fueron los que más aplausos arrancaron del público, pero habrá que esperar una semana para ver si coinciden con el conjunto de los electores.

¿Un debate clave para los indecisos?

¿Servirá el debate para despejar dudas entre los 28.533 universitarios llamados a las urnas? Cabe recordar que son Profesorado doctor con vinculación permanente (1.210), resto de categorías del Profesorado, excepto Asociado (242), Ayudantes y personal Investigador en formación (283), Profesorado Asociado (774), Estudiantes de Doctorado, Postgrado, Títulos Propios y Licenciados (2.819), Estudiantes de Grado (22.007), Estudiantes de Títulos Propios no Licenciados (11), Personal de Administración y Servicios (1.187).

El especial sistema de voto ponderado hace que la elección del rector de Salamanca pueda decidirse por sólo un grupo de votantes. Así, el sufragio de los profesores doctores con vinculación permanente vale un 52%; el de profesores del resto de categorías con excepción de profesorado asociado, el 11%; el de ayudantes y personal investigador en formación, apenas un 1%; al igual que el de profesores asociados; en cambio el de estudiantes de Máster y Doctorado supone un 5%; el de estudiantes de Grado un 21%; y el de Personal de Administración y Servicios, un 9%.

En 2013 no hubo disputa al ser Daniel Hernández Ruipérez el único candidato, ya que todos los aspirantes aguardaban a no quemarse y dar el salto en 2017, un año antes del octavo centenario. En 2009, Ruipérez venció gracias a estudiantes y profesores, donde obtuvo cinco puntos más sobre Jesús Gómez Asencio. En 2007, José Ramón Alonso ganó con el 60% de los votos y en todas categorías, pero entonces el censo era de 34.000 personas, ahora ronda las 29.000 (cabe recordar que Alonso dimitió dos años después sin llegar a agotar su legislatura).