Centro de Emergencia de Cruz Roja, la palanca para resurgir socialmente
El Ayuntamiento de Salamanca y Cruz Roja han firmado recientemente un acuerdo para mejorar la atención a las personas en riesgo de exclusión social en el Centro de Emergencia Social. Así, se mejorarán y ampliarán las instalaciones, pues el local de la Plaza de San Vicente ya se ha quedado pequeño y se habilitará un espacio mayor en la sede provincial de Cruz Roja, entre las avenidas de Agustinos Recoletos y de la Merced. ¿Qué es el Centro de Emergencia Social? Muchos salmantinos pueden pensar que un lugar donde los sin techo encuentran un plato caliente de comida y un cobijo donde poder dormir. Pero es mucho más, no sólo se trata de alimentos y camas.
Efectivamente, la mayoría de sus usuarios son transeúntes, sin domicilio o con algún tipo de dependencia, personas con una edad comprendida entre los 39 y los 45 años, con una estancia media entre dos y siete días. Se trata de un centro de baja exigencia, donde no hay límites de admisión, por lo que reciben principalmente alimentación, higiene y descanso, sobre todo entre las 22:30 horas de la noche y las 8:00 de la mañana. Pero el centro abarca otras parcelas de la vida al llegar el alba, desmontando totalmente estereotipos.
Según explican Daniel Gordo y Fernando García, trabajador social y educador social, respectivamente, del Centro de Emergencia Social de Cruz Roja, de 8:00 a 10:00 de la mañana el local facilita el aseo y organización de maletas y enseres, o el desayuno para quienes prefirieron pasar la noche en la calle, pudiendo también lavar su ropa. Entre las 10:00 y las 12:00 horas se llevan a cabo entrevistas individuales, talleres ocupacionales, educación para la salud, una serie de iniciativas para impulsar la inserción social de las personas que se atienden. Al mediodía se deja una hora para tiempo libre y después se ofrece comida, aseo y la posibilidad de abordar la problemática de cada usuario para reestructurar su proyecto de vida personal. Ya por la tarde, se orienta a estas personas a poder utilizar los recursos de otras entidades como Cáritas.
Y es que el Centro de Emergencia Social es también la palanca para resurgir socialmente, el empujón para dar el paso definitivo hacia una salida de la exclusión social. Así, Cruz Roja está también en contacto con otras entidades e instituciones solidarias, facilitando trámites como la renta garantizada de ciudadanía y otro tipo de ayudas, que le asignen un médico de Atención Primaria, trámites para el empadronamiento, hacer un Documento Nacional de Identidad. Hay personas a quienes incluso se ha ayudado a regresar a sus ciudades, de las que partieron un día sin un rumbo fijo por determinados avatares de la vida. “En Salamanca hay suficientes recursos para que nadie tuviera que dormir en la calle”, añade Javier Vicente, coordinador provincial de Cruz Roja Salamanca.
Perfles de los usuarios
Cada caso es diferente. En el Centro de Emergencia Social se atiende a transeúntes, personas sin papeles, jóvenes con problemas, sobre todo por drogas y alcohol, maltratadas, reclusos desorientados al salir de prisión… Perfiles que la crisis económica ha hecho evolucionar durante la última década. De hecho, antes eran más los extranjeros quienes acudían a este servicio de Cruz Roja y ahora es al contrario. Destaca además la mayor presencia de personas demasiado jóvenes en situación de calle, incluso con apenas veinte años y ya sin referentes familiares. Al mismo tiempo, se ha producido un ligero incremento de mujeres, sobre todo por desarraigo o víctimas de violencia de género, añade Javier Vicente.
Son unas cuatrocientas personas diferentes las que pasan por este lugar cada año. Personas de paso, los denominados transeúntes, que llegan a Salamanca y continúan su camino, pero también residentes en la capital charra sin un lugar donde habitar, e incluso teniéndolo, personas con problemas de infravivienda, gente que busca comida y aseo principalmente porque no su economía familiar no da más de sí.
Por eso son necesarios más recursos enfocados hacia la normalización, más allá del primer nivel de atención. Por ejemplo, Cruz Roja ve necesario que se habiliten más viviendas tuteladas, pues incluso hay personas que tienen el dinero suficiente para un alojamiento para no tienen las puertas abiertas para poder acceder a un alquiler. “La normalización de estas personas pasa por tener una habitación que permita estabilizar su situación”, explica el trabajador social Daniel Gordo.
Nueva ubicación
Parece que fue ayer cuando el Centro de Emergencia Social prestaba su labor en la calle Prado, en pleno centro de la ciudad, un lugar al que la gente sin recursos pudiera estar recogida. Pero la atención fue ampliándose, los servicios ofrecidos incrementándose, y fue necesario el traslado hasta la plaza de San Vicente. Ahora, el semisótano de la sede principal de Cruz Roja, en la zona junto al Parque de Bomberos, será el nuevo Centro de Emergencia Social.
El espacio se duplicará tras realizar una reforma de las dependencias. Así, con más espacios habrá una mejor atención, pero también más servicios añadidos y una mayor coordinación con otros servicios que presta Cruz Roja, por ejemplo de ayuda al empleo, con otras entidades, de hecho Cáritas tiene a escasos metros su centro de acogida Padre Damián. La intención es que se ponga en marcha durante el primer trimestre del año 2018.