En el rodaje de un neumático sobre pavimento mojado, se forma una cuña de agua que este va desplazando y evacuando a través de los canales de la banda de rodadura.

El aquaplaning se produce cuando la presión de la cuña de agua es superior a la presión del neumático sobre el área de contacto, el neumático se sube sobre la capa de agua perdiendo el contacto con el pavimento.

Esta pérdida de contacto del neumático con el suelo hace que este pierda su poder de tracción y por lo tanto patine sobre la capa de agua, no respondiendo a los movimientos del volante, a los frenos, al acelerador, etc. Es entonces cuando se pierde el control del vehículo.

Los principales factores que ayudan y favorecen el aquaplaning son la velocidad, la altura de la capa de agua, la profundidad del dibujo del neumático y la presión de inflado del mismo.

En caso de producirse, ¿Cómo reaccionar?

-Mantener la calma en todo momento.

-Sujetar firmemente el volante. De nada sirve dar volantazos. El coche está flotando y no cambiará su trayectoria.

-No soltar el acelerador. Cuando el vehículo tome contacto de nuevo con la carretera, las ruedas deben seguir girando a la misma velocidad para procurar un buen control.

-No pisar el freno. Mientras patinan las ruedas siguen evacuando agua. Si salimos del charco con las ruedas paradas se puede producir un brusco derrapaje.

-Si el coche “culea”, aplicar un ligero contravolante. Siempre mejor quedarse corto. Su exceso puede provocar un latigazo y hacer perder el control.

-Entrar con las cuatro ruedas. Si no es posible evitarlo, mejor hacer “aquaplaning” con todo el coche. Si entran solo dos ruedas laterales en el charco, el agua produce un brusco frenazo que desequilibra el vehículo y puede producir un trompo.