El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado esta semana los datos sobre movimientos naturales de población, que reflejan que las muertes ya duplican a los nacimientos en la provincia de Salamanca, los salmantinos tienen la mayor esperanza de vida de España y las salmantinas no tienen su primer hijo hasta los 31 años de media. Pero también los datos de población residente y movimientos migratorios, que vuelven a confirmar la continua despoblación del territorio charro. Sobre todo porque Salamanca se queda sin jóvenes.

En la actualidad, la provincia charra cuenta con 63.003 residentes de entre 15 y 35 años, el periodo de edad que comprende la juventud según las estadísticas oficiales. Son 1.922 menos que hace un año, o lo que es lo mismo, cinco jóvenes menos cada día, uno menos cada cuatro horas y media.

Antes de que comenzara la crisis, en verano de 2007, la cifra de jóvenes en Salamanca era de 85.757, es decir, en apenas una década la provincia charra tiene 22.000 jóvenes menos, mientras la población de la tercera edad continúa incrementándose paulatinamente.

En concreto, hay 86.970 mayores de 65 años, un centenar más que hace un año. La diferencia entre ambas generaciones se acrecienta cada semestre que transcurre y al mismo tiempo se reduce otra diferencia más significativa sobre lo que es la pirámide de población de Salamanca. Los mayores de 80 años, lo que ya se denomina cuarta edad, son 34.461, trescientos más, muy cerca de los niños menores de quince años, 34.498, medio millar menos, por lo que las posibilidades de relevo generacional son cada vez menores.