Vuelta la burra al trigo: Froome, dopaje y ciclismo
El mundo del deporte se levantaba sobresaltado el pasado miércoles con el anuncio del positivo del ciclista británico Chris Froome por el broncodilatador salbutamol en un control realizado el pasado 7 de septiembre durante la disputa de una Vuelta a España en la que se acabó imponiendo.
Froome sobrepasó el límite permitido de Ventolín en la etapa de Santo Toribio de Liébana y hay que recordar que este broncodilatador, como los corticoides, es un producto que figura en la lista prohibida de la AMA, Agencia Mundial Antidopaje, aunque está permitido en circunstancias especiales y con ciertos permisos.
En la orina del británico se encontró una presencia de salbutamol de 2.000 nanogramos por mililitro, encima del límite diario permitido de 1.000 nanogramos por milímetro, lo que volvió a abrir el debate y a que muchos comenzaran a realizar, como está de moda, juicios rápidos condenando al ciclista nacido en Nairobi.
El medicamento está permitido por inhalación a los corredores que notifiquen y presenten un certificado de padecer asma. Una cantidad superior a la fijada puede llevar a que a su efecto antiasmático, el salbutamol añada el efecto anabolizante, que también permite vaticinar que se ha administrado por vía oral, lo que está prohibido por aumentar su potencial y es considerado dopaje.
Conviene, antes de hacer juicios prematuros que puedan echar más fango a un deporte tan dañado por la sombra del dopaje como es el ciclismo, esperar, ser cautos y sobre todo, informarse antes de verter porquería ya sea por la boca, ya sea a través de las redes sociales.
Otros conocidos ciclistas como Jan Ullrich, Igor González de Galdeano o Miguel Indurain, también ha dado positivo por Ventolín sin ser sancionados y el propio Froome no ha sufrido ninguna suspensión cautelar, ya que el salbutamol es un producto especificado en la lista.
Otra cosa es, como apuntan las últimas informaciones que el actual ganador del Tour de Francia haya utilizado el salbutamol para enmascarar otras sustancias dopantes, hecho no probado y que se conocerá con el paso del tiempo. Tomemos las precauciones de las que hablábamos más arriba para no realizar juicios sin pruebas.
Lo que es cierto, también, es que Froome ha dado la cara de manera rápida y sumamente sosegada, explicando sus porqués y mostrándose, en todo momento, confiado de su inocencia en un gesto que ha provocado que el corazón, sumamente tocado, del deporte de las dos ruedas siga latiendo.
Habrá que esperar y resulta complicado poner la mano en el fuego por nadie en casos de estos en los que más que quemado puedes salir escaldado pero la actitud y el comportamiento del ciclista británico, hasta el momento, han sido ejemplares e invitan a confiar en su inocencia.