La solidaridad viaja sobre ruedas con superhéroes de cruces rojas
Nochebuena. Jornada de mesas repletas de alimentos al calor de la calefacción y sobre todo de la compañía de familiares y amigos. Sin embargo, hay quienes estos días su mayor celebración es poder continuar la vida adelante una jornada más. Con la llegada de la Navidad proliferan numerosas iniciativas solidarias para facilitar comida a las familias con más necesidades. El Banco de Alimentos, el Comedor de los Pobres, Cáritas y Cruz Roja, entre otras instituciones benéficas y organizaciones no gubernamentales, llevan a cabo una impagable labor. Pero, ¿qué pasa con quienes pasarán esta Nochebuena en la calle? ¿Y mañana? ¿Y el resto del año? Ahí entra en funcionamiento la unidad móvil de emergencia de Cruz Roja.
Se trata de un servicio financiado por el Ayuntamiento de Salamanca que funciona cuatro días por semana, generalmente los lunes, miércoles, jueves y sábado de 22:00 a 2:30 horas, aproximadamente. Aunque puede haber algunas variaciones en función de la demanda, pues por ejemplo en noviembre hubo veinte salidas, también los martes. Y es que cada mes se atiende en torno a medio centenar de personas, la mayoría hombres en una proporción de 70-30% sobre mujeres.
Llegan las diez de la noche. Una veintena de voluntarios se prepara en el Centro de Emergencia Social, del que este periódico ya les ofreció recientemente un amplio reportaje. Se definen las rutas con sin techo identificados y puntos habitualmente estratégicos. Varios son los recorridos por la ciudad. Una ruta recorre la estación de autobuses y barrios hasta Tejares, otra la estación de ferrocarril, Alamedilla y centro de la ciudad. Pero varía en función de si se ha detectado la presencia de más personas en un lugar que otro, ya sea en el centro o barrios del extrarradio de la ciudad.
Les ofrecen alimentos calientes como café, leche y caldo en termos, también sándwich, bocadillos y productos básicos, además de elementos de abrigo como guantes, bufandas y mantas. Sin embargo, la ayuda va más allá. “El objetivo es garantizar las necesidades básica, pero también intentar ayudar para que estas personas salgan de una situación complicada. A veces se consigue”, explica Javier Vicente, coordinador provincial de Cruz Roja Salamanca.
Y es que hasta las dos y media de la madrugada, aproximadamente, son muchas las historias que se suceden, cada una con una particularidad. “Les escuchamos, les ofrecemos asesoramiento y les invitamos a acudir al Centro de Emergencia Social para que tengan un techo, pero hay quienes declinan esta oferta porque tienen su forma de vida y prefieren seguir en la calle”, añade Javier Vicente. No obstante, también se hace un seguimiento de estas personas durante el día.
La ayuda de la unidad móvil de emergencias tiene un perfil mayoritario, pero no excluyente. Es decir, que se atienden otras situaciones vulnerables. “No todas las personas que atendemos están en situación de calle, también hay personas sin recursos o en situación de infravivienda que acuden a nosotros en busca de una ayuda puntual en ese momento, ya sea un café caliente, alimentos y abrigo”.
La madrugada avanza y la furgoneta de Cruz Roja regresa a la base tras cumplir su labor una jornada más. Una noche en que individuos que deambulan por la ciudad pasan de ser alguien indeterminado a tener un nombre, una historia, un problema que solucionar, una ayuda que proporcionar, una vida que continuar. La noche, el territorio de los superhéroes, de quienes ayudan al prójimo sin esperar nada a cambio. En este caso, van sobre ruedas y su poder es la solidaridad, que reciben en generosas aportaciones de la sociedad. Su emblema, una cruz roja.