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Región

Quo vadis Salamanca?

1 enero, 2018 12:33

Comienza un nuevo año, 2018, el del Octavo Centenario de la Universidad de Salamanca, un gran acontecimiento que pondrá a la provincia charra en el epicentro de la actualidad informativa diaria principalmente en los ámbitos de la educación y la cultura, pero conviene no dejar de mirar atrás para tener una mejor perspectiva de futuro. Como se suele decir, de dónde venis, adónde vamos, y en este caso Salamanca debería preguntarse Quo vadis?, adónde vas, la frase latina que se atribuye a San Pedro al intentar huir de Roma. Miremos qué dicen los datos estadísticos.

El principal problema de España, y no podía ser menos Salamanca, es el empleo. Los datos oficiales del Gobierno, actualizados a noviembre (los de diciembre se conocerán esta semana) muestran que la lista del paro es 2.405 personas inferior que hace un año. Un dato por tanto positivo pese a que durante los últimos cinco meses se han registrado incrementos consecutivos.

A este descenso en el desempleo se añade el incremento de la afiliación a la Seguridad Social en 2.256 personas respecto a hace un año. Una cifra también positiva porque es considerada oficialmente como aquella que marca si se crea o no empleo. Aunque aquí hay que señalar que el 92% de los contratos son temporales y por cada medio centenar de contratos que se firman sólo uno perdura después en el tiempo.

Y es que la letra pequeña de los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social muestra que Salamanca es la novena provincia de España que menos empleo crea. La lista del paro regresa a cifras del verano del año 2009, pero en gran parte por la emigración, pues la afiliación a la Seguridad Social avanza dos años más lenta, con datos de 2011. Incluso cuatrocientos parados menos cobran una prestación por desempleo respecto al año pasado.

Salamanca es la novena provincia donde menos aumenta la cifra de ocupados, con apenas un 1,96%, sólo por delante de Oviedo, Ávila, Palencia, Zamora, Cáceres, Lugo, Orense y Vizcaya. Es decir, que la cifra de personas que cotizan a la Seguridad Social, y por tanto trabajan, crece mucho menos de lo que desciende la lista del paro.

Evolución de la población residente en la provincia de Salamanca desde el año 2002

Este descenso del paro se justifica en gran medida por una fuerte emigración, que a su vez se percibe en la despoblación. A 1 de julio de 2017, últimos datos oficiales, Salamanca contaba con 334.261 habitantes, 1.841 menos que a comienzos de año y 2.829 menos que el verano pasado. O lo que es lo mismo, siete habitantes menos cada día o, dicho de otra forma, un habitante menos cada tres horas y media. Y, si comparamos estos datos con hace apenas un lustro, son quince mil habitantes menos. Una cifra que se asemeja a la de comienzos del siglo XX.

Descenso de población y envejecimiento de la que permanece. En concreto, hay 86.970 mayores de 65 años, un centenar más que hace un año, mientras que los jóvenes son 63.003, casi dos mil menos. La diferencia entre ambas generaciones se acrecienta cada semestre que transcurre y al mismo tiempo se reduce otra diferencia más significativa sobre lo que es la pirámide de población de Salamanca. Los mayores de 80 años, lo que ya se denomina cuarta edad, son 34.461, trescientos más, muy cerca de los niños menores de quince años, 34.498, medio millar menos, por lo que las posibilidades de relevo generacional son cada vez menores.

El descenso de la población se debe en gran parte a la emigración. Entre enero y junio de este año se fueron al extranjero 840 salmantinos, doscientas más que hace un año, mientras que vinieron de otros países 775 personas, por lo que el saldo migratorio exterior es de -65 personas, superior al año pasado. En lo que se refiere a la emigración hacia otras provincias de España, se marcharon 2.040 personas, la mayoría a Zamora, Vizcaya y Cádiz, mientras que vinieron 1.438, es decir, uh saldo migratorio interior de -602 personas, un centenar más que el año pasado.

Las muertes ya duplican a los nacimientos en una despoblada Salamanca. Durante el primer semestre de este año se registraron 2.182 fallecimientos, doscientos más que el periodo anterior, por 1.007 alumbramientos. De seguir este ritmo, 2017 marcará un nuevo récord al alza en muertes y a la baja en nacimientos.

Y es que Salamanca envejece a pasos agigantados, rompiendo la barrera de los 80.000 pensionistas. Actualmente son 80.065, un centenar más que el mes anterior y suponiendo ya la cuarta parte de la población de toda la provincia charra. La nómina media es de 849 euros, uno más que el mes anterior pero sigue entre las más bajas del país.

Porque los salmantinos tienen la mayor esperanza de vida de España. Con 84,5 años de media, sólo son superados por los madrileños, pero los charros viven más años a partir de los 65, hasta dos décadas, con mucha diferencia sobre el resto de provincias. Pero, al mismo tiempo, las salmantinas no tienen al primer hijo hasta los 31 años y la edad media de maternidad es la novena más alta de España.

La cuarta parte de la población salmantina es pensionista en la actualidad. De seguir este ritmo, será la tercera parte en apenas dos décadas. La importancia de esta creciente cifra, preocupante para las autoridades, es que el sistema público de pensiones español se caracteriza por ser contributivo y solidario. Es decir, que se alimenta de las aportaciones de los trabajadores por la vía de las cotizaciones sociales y se reparte entre los pensionistas. De ahí que su solvencia precise que los ingresos del sistema sean suficientes para sostener las necesidades de gasto.

Esta solvencia se mide con el ratio de afiliados por pensionistas, cuyo mínimo debe estar en dos según consideran los organismos internacionales oficiales. España está actualmente en 2,2 cotizantes por cada pensionista, pero algunas comunidades autónomas son deficitarias, principalmente Castilla y León, con una ratio de 1,4. Todas sus provincias están por debajo de dos (Ávila 1,3; Burgos 1,6; León 1,1; Palencia 1,5; Salamanca 1,4, Segovia 1,8; Soria 1,7; Valladolid 1,8; y Zamora 1,4), sólo superadas por las gallegas Lugo (1,1) y Orense, donde hay siete mil pensionistas más que afiliados.