Cuatro años de prisión por robo y secuestro
La Audiencia de Valladolid ha condenado a cuatro años de prisión al joven Luis Miguel G.R. por robar en octubre de 2011 a punta de pistola a un vecino de la capital a quien no sólo robó sus pertenencias sino que le metió en el maletero de su propio coche y así le trasladó, confinado en dicho habitáculo, durante un trayecto de casi 200 kilómetros entre la capital del Pisuerga y la localidad madrileña de Alcobendas.
El procesado, de nacionalidad venezolana y española, se exponía a una condena global de diez años de cárcel, que, sin embargo, se han visto rebajados a sendas penas de dos años y un día de privación de libertad gracias al acuerdo alcanzado con el fiscal y que ha evitado finalmente la celebración del juicio, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
En la sentencia, ya firme, dictada 'in voce' por el presidente de la sala se condena a Luis Miguel G.R. como autor de un delito de robo con violencia y utilización de arma de fuego y otro de detención ilegal, si bien le aplica la atenuante analógica muy cualificada de arrepentimiento, ya que el condenado abandonó España en 2007 para volver a Venezuela, su país de origen, y retornó en 2012, y ello a pesar de ser consciente de que sus delitos no habían prescrito y de que podía ser detenido por ellos.
El banquillo lo ha ocupado únicamente el citado individuo, pese a que los hechos los cometió junto con otra persona mayor de edad que se halla en paradero desconocido y en compañía de otros dos menores.
En compañía de otros tres
Los hechos se remontan a las 00.15 horas del día 22 de octubre de 2011, fecha en la que Luis Miguel G.R, junto con los otros tres citados, abordó a la víctima, F.J.G.M, cuando ésta se disponía a coger su coche, un BMW 320, que se hallaba aparcado en la calle José Cantalapiedra de Valladolid, cerca del Polideportivo Huerta del Rey.
El procesado, que permanecía preso por estos hechos y ha llegado esposado a la Audiencia de Valladolid, colocó la pistola en la cabeza de la víctima y le obligó a que se introdujera en el maletero del coche, para lo que contó con la ayuda de sus cómplices, que cogieron a F.J.G.M. por los brazos y las piernas.
Una vez dentro, le exigieron que les entregara todo lo que llevaba (la cartera, el DNI, el permiso de conducir, cuatro tarjetas de crédito, la tarjeta sanitaria, 50 euros, las gafas de sol, un teléfono móvil, un reloj de pulsera y las llaves de su casa, el trabajo y el vehículo), al tiempo que le pidieron los números PIN de las tarjetas, bajo amenaza de muerte de no atender a sus requerimientos.
Los gritos de auxilio de la víctima no evitaron que sus captores le condujeran por distintas calles de la capital, trayecto en el que volvieron a conminarle bajo amenaza de muerte a tiros o arrojándole a un pantano para que les facilitara el PIN de las tarjetas arrebatadas.
La víctima continuó dentro del maletero hasta que el turismo llegó a la localidad madrileña de Alcobendas, donde se apearon sus cuatro captores, no sin antes advertirle de que si hacía ruido le pegaban un tiro. Sin embargo, pasados cinco minutos, J.G.M, se percató de que se encontraba solo y por eso, tras empujar con la cabeza el asiento trasero del coche, logró acceder hasta el habitáculo, recuperar su libertad y salir corriendo por la carretera para pedir ayuda a dos jóvenes que se encontró.
Con posterioridad, el ahora condenado regresó al vehículo y se desplazó con él hasta Madrid, donde lo dejó abandonado en la calle Nuestra Señora de Fátima. El turismo fue recuperado al día siguiente, no así la práctica totalidad de los efectos robados de la víctima, a excepción únicamente de las gafas de sol.