¿Cuánto tarda un vallisoletano en comprarse un traje para Carnaval?
Según se desprende del estudio realizado por la tienda online de disfraces Disfrazmania, el 41% de los empleados encuestados, reconocen emplear tiempo de su jornada laboral en la búsqueda de sus disfraces de carnaval, destinando a esta labor hasta una media de 9,2 horas en las semanas previas a la celebración de estas fiestas.
El estudio incluye por un lado, datos del propio análisis del tráfico en la web de Disfrazmania, el cual ha sido completado con una encuesta enviada realizada vía email a más de 5.000 clientes de la marca.
Entre las conclusiones obtenidas se constata el hecho de que, ni los directivos de las empresas escapan a esta tendencia, ya que, según sus resultados, son precisamente los cargos intermedios los que más tiempo dedican a la búsqueda del disfraz perfecto (10,5 horas de media).
En cuanto a la distribución por sexos, el estudio desvela que apenas existen diferencias entre el porcentaje de hombres y mujeres afectados por esta tendencia, si bien, tanto las encuestas realizadas, como el análisis del tráfico sí revelan claramente que, mientras los hombres centran mayoritariamente sus esfuerzos en la búsqueda de disfraces con un toque humorístico para ellos mismos y sus amigos, las mujeres se responsabilizan, además, de buscar un disfraz para los más pequeños, dando más importancia al decoro estético del atuendo.
Por último, el estudio certifica también que, si bien, la búsqueda inicial de ideas originales tiene lugar mayoritariamente en horario de oficina, quizás por miedo a que la transacción pueda dejar un rastro más fácil de seguir en los servidores de la compañía, los usuarios suelen esperar a la noche para completar la compra desde sus dispositivos en el hogar, siendo el horario de 21 a 23h aquel en el que se concentran la mayor parte de las compras.
Resulta curioso que, al ser preguntados al respecto, siete de cada diez españoles creen que la actividad de buscar disfraces en Internet no perjudica su rendimiento en el ámbito laboral, mientras que únicamente menos de un tercio reconocen que en esta época del año, su productividad no es la más adecuada en su puesto de trabajo.
La cuestión es, ¿compensa el efecto sobre el consumo de estas fiestas esta pérdida de competitividad laboral? Sería bueno conocer la opinión de los economistas ¿O quizás también ellos estén buscando su disfraz a estas alturas del año?.