Autoescuelas perdieron un 60% de facturación por la huelga de examinadores
Un sector económico de Salamanca también dentro de la automoción es el de las autoescuelas. Porque si se venden coches para conducir es porque antes alguien ha obtenido el permiso para ello. El secretario provincial de la asociación integrada en la Confederación de Empresarios Salmantinos (CES), Antonio Rollán, analiza la situación actual de las autoescuelas, unas 55 en toda la provincia charra, cuarenta de ellas en la capital, que dan empleo a un centenar de personas.
La radiografía actual es de crisis por factores externos. Por un lado, hay una gran bajada de alumnos por el descenso de la natalidad y la emigración juvenil en una provincia tan envejecida como Salamanca. Ni siquiera la presencia de miles de universitarios lo compensa. Por el otro, la huelga de examinadores de la Dirección General de Tráfico durante meses acarreó un descenso en la facturación que en algunos casos llegó al 60%. Además de las consecuencias no sólo para los alumnos, sino por ejemplo para opositores, que no pudieron optar a empleos por no tener el carnet de conducir.
Otro aspecto negativo es el intrusismo laboral, pues Antonio Rollán asegura que hay empresas con trabajadores sin dar de alta en la Seguridad Social, lo que redunda en una competencia desleal de precios, pero Tráfico no tiene competencias para intervenir y la Inspección de Trabajo no está tan encima de estos negocios al tener menos de cinco empleados, centrándose en empresas de mayor tamaño.
En el lado positivo, el incremento de alumnos para obtener permisos profesionales dada la mayor demanda de trabajadores en el sector del transporte. “Existen poco transportistas formados de manera adecuada frente a una mayor demanda de este tipo de trabajadores”, explica el presidente de la asociación de autoescuelas salmantinas.
Aunque existen cursos para desempleados subvencionados por el Servicio Público de Empleo del Ministerio y por la Junta de Castilla y León, el sector tiene algunas demandas. Por ejemplo, que haya un curso de reciclaje para todos los conductores, reduciendo plazos, tanto teóricos como prácticos, contribuyendo así a reducir la siniestralidad vial, pues el año pasado hubo más accidente de tráfico mortales y más heridos.
Y es que, a juicio de Antonio Rollán, el permiso por puntos tuvo un impacto positivo en un primer momento, pero ahora ha descendido su efecto. “Hay que ser más exigentes y restrictivos, e incidir más en la seguridad vial de los peatones, porque cada vez hay más atropellos”, añade. Algo a lo que también puede contribuir la nueva tecnología, por lo que considera necesario que los vehículos cuenten con los últimos avances para enseñar a los alumnos las nuevas metodologías y que prime la seguridad vial.