Las ‘influencers’ de lo alternativo
Las nuevas tecnologías han permitido acortar distancias y viralizar la información. Un vídeo grabado en lo más profundo de la selva, si es atractivo y se difunde adecuadamente, puede llegar a ser visionado por millones y millones de personas en cuestión de horas, incluso minutos. Es el poder de las redes sociales, que han hecho aparecer nuevas profesiones: ‘youtubers’ e ‘infuencers’. Personas con una amplia cohorte de seguidores en su canal de vídeos o en su perfil de imágenes. Visitas que a su vez que transforman en ingresos, bien por pago del propio canal, bien por publicidad de marcas y productos.
En Estados Unidos, un niño de apenas seis años facturó el año pasado once millones de dólares gracias a su canal de YouTube en el que desempaca juguetes y los prueba. Tal es la peculiaridad con que lo hace y el acierto para encontrar los pros y contras de cada juguete que tiene más de diez millones de suscriptores. En España, ElRubius tiene más de once millones de seguidores en su perfil de Twitter y todo un entramado económico a su alrededor que genera decenas de miles de euros cada mes. En Salamanca también hay ‘influencers’ y NOTICIASCYL inicia una serie para mostrarles cuál es su virtud y qué es lo que difunden.
Es el caso de Julia Caño (@juuuuuls en Instragram) y Carmen Méndez (@karkymr), estudiantes de Publicidad y Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, con casi 7.000 y más de 4.000 seguidores, respectivamente. Y sin comprarlos, “sabemos de gente que sí lo hace”. Carmen tuvo un blog de moda, colocomidesastreconmiropa.blogspot.com, pero la propia evolución de las redes sociales le llevó hasta Instagram, “es lo que todo el mundo mira ahora”. Ambas abrieron en 2014 cuentas sobre diseño, moda y maquillaje. Tal ha sido su éxito desde entonces que se han convertido en referente para jóvenes de su edad y algunas marcas ya las han llamado para probar sus productos y mostrarlos al público.
“Es difícil crear un contenido que no exista en las redes, ya está todo inventado, pero nosotras no buscamos esto para dedicarnos profesionalmente a ello. Si se puede compaginar con los estudios y después con un trabajo está bien”, afirma Julia, quien al igual que su compañera Carmen quiere dedicarse al diseño gráfico cuando terminen la carrera, pues les gusta mucho todo lo relacionado con la maquetación. “Quiero trabajar en algo que merezca la pena, algo para lo que he estudiado”, asegura Carmen, pues “esto de las fotos puede ir bien cinco años, pero luego qué”, apostilla Julia.
Sin proponérselo como una obsesión, estas dos jóvenes son ‘influencers’ de lo alternativo. Su singular color de pelo y su forma de maquillarse han hecho de sus fotos en Instagram un ejemplo a seguir para otras chicas. “De fiesta nos preguntan dónde conseguir ese color de pelo y la primera vez que fuimos al gimnasia, lo primero que nos preguntaron nada más llegar también fue eso”, bromea Julia. Sus seguidores les preguntan por la ropa que llevan, los pintalabios, hay quienes guardan las fotos que ellas cuelgan a las redes sociales y tienen visitas de otras partes de España, destacando Madrid y Barcelona, pero también han registrado de Estados Unidos, México, Argentina, Irán y Arabia Saudí.
¿Cuál es su secreto?
Las fotos que Julia y Carmen suben a sus cuentas de Instagram son una mezcla de deseo e inspiración. En ocasiones eligen de antemano un lugar al que quieren ir y preparan la composición que quieren mostrar con una determinada ropa y maquillaje. Pero en otras son simplemente el instinto y el azar quienes juegan a su favor. “El otro día fui a buscarla para ir al cine y se puso a nevar, pues nos hicimos una fotos que quedaron muy bien”, confiesa Carmen.
Su estilo es diferente. “Yo soy más de sport, depende del ánimo que tenga y del tiempo que haga”, explica Julia. “Yo soy más estrafalaria, mezclo mucho”, bromea Carmen. Pero su estilo triunfa, sin tomar a nadie como ejemplo. “Lo único que hago es ver tutoriales de maquillaje y a partir de ahí improviso”, afirma Julia, mientras su compañera añade que “de la moda que se lleva ahora me gusta a lo mejor sólo una cosa”.
El proceso de toma de las fotografías también es como ellas, alternativo, tanto por diferente como por el propio hecho de ir alternando colaboradores. “Algunas veces son nuestros padres quienes nos las hacen, otras veces entre nosotras, a veces los amigos sobre todo si tienen un iPhone Plus que tiene unas opciones de fotografías que quedan muy bien. Unas veces son fotos de cuerpo entero, otras sólo de cara para mostrar el maquillaje, nos gusta que las fotos sean diferentes e intentamos que sea en días diferentes”, explican.
Así, no suben fotos por subir a sus cuentas de Instagram. Una vez realizadas, realizan una selección y cuelgan tres, para así amoldarse al diseño de la red social y elaborar filas por tema, aunque “a veces sólo me gusta una foto o dos y hay que subir las otras de relleno, pero generalmente ya salen bien porque mi padre ya tiene cogido el tranquillo a cómo voy a posar y lo que quiero”, bromea Julia. “A mi madre le encanta, es más instagramer que yo”, añade Carmen.
Al subir las fotos, añaden un comentario. Unas veces son frases de canciones, otras una simple ocurrencia del momento. Los comentarios también son variados, desde el apoyo de familiares y amigos a preguntas sobre una determinada prenda o maquillaje. Y por el momento escapan a los troles y haters de las redes sociales, que sólo entran para realizar críticas banales e infundadas, o simplemente malmeter por diversión. A Carmen le suplantaron una vez el perfil de Facebook e incluso perdió el suyo cuando denunció al impostor. A si que si la ven por esta red con nombre de Renata, “no soy yo”.
Canal en YouTube
Tal es la aceptación de sus imágenes y sus comentarios que incluso una broma el día de los inocentes propició que crearan un canal en YouTube. Y es que afirmaron que colgarían un vídeo de ellas en una bañera repleta de doritos. “Se lo tomaron en serio y nos insistieron tanto que creamos el canal. Si llegamos a los cien seguidores habrá un vídeo”, no desvelan cuál, pero sí les gustaría hacer realidad lo de la bañera. De momento, su baño es de aceptación en Instagram a las fotografías que cuelgan y la influencia que tienen sobre otros jóvenes de su edad. “Si la gente te toma como ejemplo te hace sentir bien”.