Adopta un perro, adopta un compañero de vida
Mamá, mamá, quiero un perrito, ¿me lo compras? Claro, hijo, por Navidad lo compramos. Y el perro acabó abandonado tres meses después cuando el chico se cansó de él. ¿Y qué pasa con ese animal? ¿Queda varado a su suerte? Es ahí donde aparecen las protectoras de animales, realizando pequeños milagros, rescatando de la calle a seres vivos que son olvidados por sus familias, porque no hay que olvidarse, los perros son seres vivos, no juguetes.
Hoy conocemos a Defaniva (Defensa Animal Valladolid) y a su presidenta Tatiana Díez; y la enorme labor que realizan en la ciudad ayudando a perros a encontrar nuevas familias, además de un futuro mejor. Tatiana se hizo cargo de Defaniva hace ya cinco años, en 2013, cuando la asociación se separó de Defensa Animal Palencia; y desde entonces no ha cesado en su empeño de dar oportunidades a todos los perros abandonados que ha podido.
Defaniva, a diferencia de otras protectoras, no trabaja en un lugar físico concreto, sino que lo hace con casas voluntarias que acogen a los canes y les cuidan hasta que se les encuentra un hogar definitivo en forma de adopción. Actualmente, trabajan con alrededor de diez casas de acogida fijas y poseen 14 perros que esperan una nueva familia. Una dificultad que entraña este mecanismo, es que antes de poder recoger un perro, necesitan saber dónde va a pasar los próximos días, es decir, es necesario tener una casa de acogida disponible.
Sin embargo, Tatiana cuenta que siempre existen casos especiales, críticos, en los que necesitan “pequeños milagros” para poder solventar la situación. “A veces encontramos perros en muy mal estado, y ahí comienza la cadena de favores, el engranaje de urgencia, en el que la gente funciona muy bien”, lo que demuestra que a veces, con voluntad y un pequeño esfuerzo de mucha gente, se logran esos milagros.
Holy busca una familia
Un ejemplo del trabajo de Defaniva es la pequeña Holy. Desde septiembre, se encuentra casa de Carolina López y su madre Berta Cervantes. Han sido meses duros, nos cuentan, debido al miedo que tiene, por lo general, a todas las personas. Desconocen su historia previa al momento en el que la encontraron, pero sus nervios evidencian que no debió ser nada feliz. De momento, siguen esperando poder encontrar un hogar para ella, mientras siguen intentado ayudarla a que supere sus miedos.
Esa es una de los detalles más positivos de Defaniva, el trabajo continuo que realizan con los animales, ya no por el simple hecho de realizar un trabajo, sino por el amor y cariño que tienen todos los voluntarios con los perros que encuentran. Eso sí, Tatiana relata que, de primeras, nunca confían en las potenciales familias adoptivas para evitar disgustos. “Primero pedimos que rellenen un cuestionario y lo valoramos. Después, realizamos una entrevista con el interesado y ahí es muy importante la química que haya entre persona y perro”.
Tampoco termina ahí el contacto de Defaniva con el animal adoptado. Los voluntarios tratan de mantener el contacto con las familias, quedar para ver cómo se encuentra el perro o incluso resolver posibles problemas que surjan. “A veces se hace dura la adopción, nos encariñamos mucho si la acogida dura varios meses”, cuenta Carolina, que ya ha tenido varios casos de tener uno de los perros un tiempo prolongado, como es el caso actual de Holy. Pero también hay malas experiencias, personas que se cansan e incluso algunos que “amenazan con regalarlo o venderlo en Internet”.
Compañeros de vida, no mascotas
“En Defaniva hablamos siempre de compañeros de vida, no de mascotas”, así de clara se muestra Tatiana cuando menciona las necesidades y tiempo que suponen los perros. Un “esfuerzo” que hay que estar dispuesto a realizar, por ello, desde Defaniva nunca ofertan adopciones a niños, pues son siempre los más “caprichosos” y acaban cansándose de ellos. “Si no estás a quitarte tu tiempo y dárselo al animal, no lo tengas”, sentencia.
Otro de los caballos de batalla de Defaniva es el maltrato animal. Situaciones como tener constantemente al perro en brazos o meterlo en un bolso, son acciones que desanimalizan, valga la redundancia, al perro. Un maltrato que se ha normalizado y que desde la protectora tratan de combatir, al menos, en lo que está en su mano en las adopciones.
No menos importante es la cría intensiva, muy habitual en los países del este. Criadores que se dedican a preñar a perras una y otra vez, para luego vender como juguetes a los animales en Internet. Cuenta Tatiana que, de forma habitual, muchas crías fallecen en el trayecto hasta España, y que incluso así, solo vendiendo uno de cada camada, les sale rentable a los criadores. Por ello, reivindica la labor de Defaniva, que tan solo cobra 70 euros por la adopción en materia de manutención y gastos previos, estando el perro en perfecto estado de salud, algo que no sucede con los comprados en la red. “Hay mucha picaresca en la venta por Internet, venden perros de raza que luego no lo son. Llegan con enfermedades, muchos se mueren; nosotros garantizamos que estén sanos”.
Una labor que realiza Defaniva ya no solo para salvar a los animales que se encuentran, sino de concienciación en una sociedad que a veces demuestra una mentalidad muy poco humana con, en definitiva, seres vivos. Por ello, y antes de comprar un perro, hay que pararse a pensar, reflexionar si se está dispuesto a compartir la vida con un animal y en la posibilidad de poder adoptar a estos pequeños que están esperando una segunda oportunidad.