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Diseñan un sensor capaz de detectar a la ‘madre de Satán’

21 marzo, 2018 18:11

El Triperoxido de triacetona o TATP, conocido popularmente como la ‘madre de Satán’, es un poderoso explosivo casero que se fabrica con productos de uso común, concretamente, agua oxigenada, acetona y ácido. El polvo explosivo resultante, un polvo blanco e inestable, se puede introducir en cualquier sitio sin que sea fácilmente detectable. Por ello, está siendo utilizado por grupos yihadistas en diferentes atentados suicidas dentro, por ejemplo, de cinturones o maletas.

Incluso, la posibilidad de que pudiera producirse un ataque con TATP a bordo de un avión motivó la restricción para transportar líquidos en los equipajes de mano, así como controles más exhaustivos de maletas y personas en los aeropuertos. De este modo, además de la amenaza que supone en sí, el TATP influye indirectamente en la vida cotidiana de millones de personas que toman aviones en todo el mundo.

Así lo apunta Tomás Torroba, coordinador del Grupo de Investigación en Química Orgánica de la Universidad de Burgos (UBU), quien recuerda que la necesidad de contar con un sistema específico, sencillo y portátil para detectar TATP les llevó a adaptar los sensores fluorogénicos con los que llevan años trabajando a tratar de paliar este problema.

Estos sensores son capaces de desarrollar fluorescencia en presencia de ciertas sustancias químicas de interés, en este caso de TATP. “Este trabajo surge a partir de un proyecto europeo sobre bioterrorismo en el que hemos participado detectando toxinas y armas químicas”, asegura en declaraciones a DiCYT Tomás Torroba.

“Pensamos que un buen tema para continuar trabajando en esta línea era la detección de TATP, un tema que está en auge ya que se utiliza frecuentemente en atentados terroristas como pudimos ver en el de Barcelona el pasado mes de agosto, donde a los terroristas les explotaron unos bidones de TATP que estaban elaborando en la casa de Alcanar”, recuerda.

Detectar TATP en polvo y en el ambiente

Los investigadores han desarrollado dos tipos de sensores fluorogénicos portátiles para detectar TATP. El primero, publicado en la revista ‘Chemistry-A European Journal’, permite detectar TATP gracias a una sustancia soportada en un polímero que, calentado levemente, es capaz de generar color y fluorescencia ante la presencia del explosivo.

“Este sensor funciona bien, pero para detectar el TATP en lugares sensibles, como un aeropuerto, es difícil localizar a las personas y a los objetos que puedan portar este polvo. Pensamos que sería interesante tratar de detectarlo en el aire, es decir, en estado gaseoso, por ejemplo, si se mete una maleta con TATP en la bodega de un avión. El vapor que emite no huele y los perros no lo llegan a percibir, pero si hay suficiente cantidad de vapor un sensor podría detectarlo”, precisa.

De este modo, el grupo de la UBU ha desarrollado otro sensor soportado en una sílica que, cuando recibe el vapor, a una cierta temperatura, se vuelve flourescente. “Nuestra idea es desarrollar un sensor que se pueda colocar en la corriente del aire acondicionado de un aeropuerto, una sala de conciertos, un estadio u otro lugar sensible a ataques terroristas, y que en el momento de que el aire reciclado tenga una cierta cantidad de TATP lo pueda detectar, antes de que explote”, subraya.

Este sensor, publicado en la revista ‘Journal of Materials Chemistry A’, ha obtenido unos resultados muy satisfactorios en laboratorio, con un alto nivel de sensibilidad, no obstante, los investigadores están buscando financiación para poder perfeccionarlo y que pueda utilizarse en la práctica fuera del laboratorio.

“Para hacer el experimento, hemos puesto en un matraz el TATP y en otro matraz comunicado el material sensor, después lo hemos calentado suavemente en corriente de nitrógeno para que se evapore y llegue una cantidad de vapor de un lado al otro para detectarlo en estado gaseoso, que es la novedad del tema.

Con esto hemos conseguido un nivel de sensibilidad alto, de forma que una cantidad pequeña de TATP en el aire es suficiente para que lo detecte, como pueda ser lo que se evapora a partir de un equipaje en un aeropuerto”, explica el investigador.

Un sistema conjunto

Según recuerda Torroba, para detectar el TATP en estado gaseoso en cantidades mínimas, como pueda ser la presencia de una maleta dentro de un aeropuerto, “se necesitan aparatos grandes y nosotros tratamos de desarrollar dispositivos pequeños y portátiles, por lo que estamos planteando un proyecto a la OTAN junto con Technion (el Instituto Tecnológico de Israel), que aplica tecnología de rayos láser a la detección de explosivos”. El objetivo es poder desarrollar un sistema conjunto con nuestros sensores que permita obtener mayores niveles de detección con menos cantidad de explosivo.