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Región

Los festejos taurinos caen un 60% desde 2007

30 abril, 2018 10:51

¿Qué tienen en común Girona, Lleida, Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Tarragona y Ceuta? Ninguna de estas provincias celebra festejo taurino alguno. Al menos no lo hacen desde el año 2011, cuando el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte comenzó a elaborar las estadísticas de asuntos taurinos con datos desagregados a nivel provincial. A este listado se sumaron un año más tarde, en 2012, Barcelona y Ourense. Y en 2016, el último del que se ofrecen datos oficiales, tampoco se organizaron eventos relacionados con la tauromaquia ni en A Coruña ni en Lugo.

En total son una decena las provincias que han dicho adiós a este tipo de festejos en los últimos siete años. Ni ha habido corridas de toros o corridas mixtas con rejones, ni becerradas, ni festivales (lidia de reses despuntadas), ni novilladas, ni rejoneo, ni toreo cómico, ni festejos mixtos (espectáculos que incluyen al menos dos de los mencionados anteriormente). Estas son todas las categorías que contempla la estadística estatal y en todas ellas, para las provincias citadas, el dato es el mismo: cero.

La despedida a la tauromaquia en estos puntos geográficos, sumado al descenso generalizado de los espectáculos taurinos en el resto del país, ha provocado una caída de más del 60% de los festejos taurinos desde el 2007. En aquel año se celebraron 3.651 y en 2016 bajaron hasta los 1.598.

Esto supone que, mientras en el año 2007 tuvieron lugar más de 10 festejos taurinos al día, en 2016 solo fueron cuatro. La mayoría, 386, fueron corridas de toros; seguidas de novilladas sin picadores (262), festivales (215) y novilladas con picadores (200).

El secretario de la asociación Unión de Toreros (UT), Iñigo Fraile, achaca el descenso a la crisis económica. En este sentido, aclara que "el descenso se debe, principalmente a que se celebran menos festejos fuera de feria, que eran mucho más numerosos en épocas de bonanza".

TOLEDO Y MADRID CONCENTRAN EL 24% DE LOS ESPECTÁCULOS TAURINOS

De las 52 provincias que existen en España, 10 han roto su relación con la tauromaquia. De las 42 restantes, dos son las que concentra la mayor parte de los festejos taurinos: Madrid con 251 y Toledo con 128. Entre ambas representan el 24% del total de espectáculos taurinos celebrados en España. Junto a Salamanca (92), Ávila (82) y Cuenca (79) aglutinan casi el 80% de todos los festejos del país. De esta forma, Castilla La Mancha y Castilla y León se posicionan como las dos comunidades autónomas en las que más eventos de este tipo se celebran. A nivel autonómico les siguen Andalucía, Madrid y Extremadura. La distribución se ha mantenido inalterable desde que existen estadísticas oficiales.

AYUDAS PARA EVITAR EL DESPLOME

En plena caída de los festejos taurinos, el Gobierno aprobó la Ley para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural en el año 2013. Sin embargo, en el preámbulo del propio texto legislativo se matiza el apoyo social a la decisión estatal en los siguientes términos: "La sociedad española es muy diversa y dentro de esa diversidad encontramos grandes aficionados y a su vez muchos ciudadanos que han manifestado su preocupación por el trato que reciben los animales durante los espectáculos taurinos".

Uno de los efectos inmediatos que tuvo la entrada en vigor de esta norma fue la inclusión de los festejos taurino en las encuestas de hábitos y prácticas culturales en España, que realiza cada cuatro años el Ministerio de Educación Cultura y Deporte. La primera, y hasta el momento única, en la que aparece esta materia corresponde a la serie 2014-2015 (en noviembre se publicará la nueva). En ella se constata el escaso público que respalda estos eventos, pues solo el 9,5% de los encuestados dijeron haber acudido a un espectáculo taurino en el último año. Para Fraile no se trata, ni mucho menos, de un dato preocupante.

"Creo que es un porcentaje positivo tratándose de una actividad de ocio y teniendo en cuenta que son estas actividades las que primero se reducen en épocas de crisis", comenta, en declaraciones a Europa Press.

En la encuesta también llama la atención que 2 de cada 10 personas que sí presenciaron un espectáculo de este tipo reconocieron haberlo hecho con entrada gratuita. Una información a la que el secretario de UT no da mucha credibilidad: "Es un dato que no tengo muy claro porque no creo que sea real. Pero bueno, es un espectáculo en el que hay que recordar que, por pliego, hay que reservar a los ayuntamientos unas entradas de representación que el empresario no pude vender, por ejemplo. Eso hay que tenerlo en cuenta".

Frente al 9,5% que sí asistió a festejos taurinos, hay un 90,5% que no lo hizo. Entre los motivos que exponen para no hacerlo, el 40% adujo no tener interés alguno en la materia y el 20% que, directamente, no lo entendía. Lo que no comprende una parte de la sociedad es el apoyo gubernamental a este sector y la catalogación de la tauromaquia como patrimonio cultural que supuso la Ley de 2013. Para Fraile, en cambio, está claro: "Se trata de una defensa de la tauromaquia en su conjunto. No solo de las corridas de toros, sino de todo lo que aborda. Es un patrimonio cultural innegable. Quienes lo cuestionan, que es algo respetable, lo hacen más por razones políticas que por una convicción real".

En las antípodas de este planteamiento se encuentra Marta Esteban. Ella es la portavoz de la plataforma de 'La tortura no es cultura' y no encuentra explicación alguna que justifique el apoyo gubernamental a estas actividades: "Todas las encuestas demuestran que es un sector que carece de respaldo social. La ciudadanía lo está rechazando y el gobierno lo apoya. ¿Por qué? ¿A qué se debe? ¿Qué y quién está ganando en todo esto?", se cuestiona. Entre sus hipótesis menciona, principalmente, relaciones de poder entre el poder económico y político.

Otros de los efectos que tuvo y tiene esta ley se recogen en el Plan Estratégico Nacional de fomento y Protección de la Tauromaquia (PENTAURO). Su objetivo, según se especifica en la web ministerial, es "fomentar y garantizar el libre ejercicio de la tauromaquia, actualizando y transmitiendo a la sociedad la transcendencia de sus valores y la vigencia de su cultura".

Para ello se crearon varios programas entre los que se encuentra el de capacitación de profesionales taurinos, el de mejora del toro de lidia o el de rehabilitación de plazas de toros. Además, se apuesta por crear un plan estratégico de comunicación para favorecer la presencia de la tauromaquia y, así, permitir la "retransmisión frecuente de espectáculos taurinos y la mejora de formas y contenidos de la información regular y de programas divulgativos en medios de comunicación públicos, muy especialmente en RTVE y RNE".

También se incide en el aspecto económico, pues se plasma la necesidad de \"reducir las cargas administrativas que soportan los organizadores de festejos taurinos y sectores profesionales del mundo taurino" e implantar medidas fiscales y de seguridad social ventajosas para el sector.

Dos años después de poner en marcha el Plan PENTAURO, en 2015, la tauromaquia comenzó a incluirse en los programas anuales de ayudas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. En aquel momento, los espectáculos taurinos ya sumaban ocho años de caída.

"Pero esto solo se trata de una ayuda más. Hay que contabilizar las de las comunidades autónomas, las diputaciones, los ayuntamientos…", enumera la portavoz de la plataforma La tortura no es cultura en declaraciones a Europa Press.Además, añade, "se benefician de una reducción del IVA, de bajadas de precios en las entradas o de rebajas en los cánones de las plazas".

CRECEN LAS ESCUELAS TAURINAS PERO NO HAY RELEVO GENERACIONAL

El apoyo gubernamental es una de los argumentos que explican el crecimiento del número de escuelas taurinas y de profesionales mientras se produce un descenso generalizado de los festejos en todo el país. En el caso de las escuelas se percibe un notable incremento a partir del año 2013, cuando se aprueba la Ley para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural y el Plan PENTAURO que incluye, entre otras medidas, apoyar la capacitación de profesionales taurinos. Una causalidad que admite Iñigo Fraile, secretario de la asociación Unión de Toreros (UT), quien añade otro motivo: "Ha habido un fomento de las escuelas taurinas, pero creo que el aumento también se debe vincular a la organización de clases prácticas. Resultan más baratas de organizar que un festejo en sí mismo en el que puedan practicar y enfrentarse a un escenario real los jóvenes que se inician".

Un planteamiento que horroriza a Esteban, quien menciona la petición que realizó a España el pasado mes de febrero al Comité de los Derechos del Niño, dependiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU). "Es el máximo órgano internacional en materia de derechos humanos de los menores de edad y ha instado al Gobierno a prohibir la entrada a escuelas y plazas a quienes tengan menos de 18 años", recuerda. Eludiendo el pronunciamiento de la ONU, agrega, "España se salta el artículo 39.4 de la Constitución, en el que se recoge que los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos".

El mismo repunte que experimentan las escuelas taurinas en 2013 lo presenta la evolución de los festejos populares. Los profesionales, aficionados y defensores de la tauromaquia siempre destacan este incremento por ser el más favorable. "Estos festejos son la base de la tauromaquia y han crecido", asevera Fraile. Después de bajar durante tres años consecutivos, sufren una importante recuperación entre 2013 y 2014, coincidiendo con la aprobación de la Ley para la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural.

En el caso del aumento de los profesionales no se puede achacar directamente a un año concreto, pues el crecimiento ha sido paulatino. En cambio, sí es interesante conocer que el registro no se limita a profesionales en activo, pues también incluye a los mayores de 65 años en una categoría propia. Además, conviene aclarar que estos profesionales se jubilan entre los 55 y los 60 años por lo que para aproximarse a la cifra más real posible habría que eliminar la categoría de más de 65 años y parte de la que comprende de los 45 a 64. Así lo constata el propio secretario de la asociación Unión de Toreros: "El número de profesionales no es indicativo porque muchos de los que están en ese registro no están en activo o incluso puede que hayan fallecido. Esa inscripción no se retira y por eso la cifra nunca va a dejar de crecer".

Del mismo modo resulta revelador analizar la evolución de sus edades. Un dato que el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte solo proporciona sobre los tres últimos años (2013-2016). A simple vista se observa el escaso relevo generacional, pues mientras todas las franjas de edad crecen, la que comprende entre los 16 y 29 años lleva bajando desde el 2013. \"Hay muchos chavales que se quieren iniciar, pero esto es muy duro y difícil. Solo un pequeño porcentaje alcanza una categoría profesional\", concluye Fraile.