Las malas decisiones suelen pasar factura en la vida de una persona. Para el joven universitario de 20 años que prefirió escalar la fachada para entrar a casa porque había olvidado las llaves dentro, en lugar de llamar a un cerrajero, esa decisión le costó la vida.

Era poco antes de la medianoche del pasado sábado. Entre la plaza de las Cigüeñas y la calle Faisán, en el barrio de San Bernardo, este joven sólo hubiera tenido que acceder a internet a través de su teléfono móvil y escribir "cerrajeros en Salamanca". De no haber dispuesto de terminal, cualquier persona se lo hubiera facilitado.

Una vez contactado, el profesional hubiera acudido en escasos minutos de tiempo y abierto la puerta. El precio, unos 100 euros teniendo en cuenta que era sábado por la noche, por tanto con una tarifa superior a los 70 euros de media que suele costar un servicio normal.

Esa cantidad es lo que costó la vida de este joven que prefirió escalar por la tubería del gas para llegar hasta un segundo piso. Se confió. Percibió que había poca altura y el anclaje era seguro. Pero no lo fue y a caída fue fatal, golpeándose la cabeza. Policías y servicios sanitarios del Sacyl intentaron salvarle la vida, pero terminó falleciendo horas después en el hospital. Y todo por no llamar a un cerrajero.