Chimo Bayo: “Quien no ha desfasado nunca no es de fiar”
Joaquín Isidoro Bayo Gómez es historia viva de la música en España. Así no les sonará quién es este valenciano de 57 años que revolucionó la música dance hace tres décadas y aún continúa innovando para ser un artista tan respetado como querido. Tal vez les suene más Chimo Bayo y sus estribillos ‘Exta sí, exta no’, ‘Así me gusta a mí’ o ‘Vente de vareta con la tía Enriqueta’, y, sobre todo, el mítico grito ‘Hu-Ha’. Por cierto, ahora marca de un vino que está arrasando en ventas, cambiando el bakalao por un caldo que cala entre sumilleres. Este disc jockey, músico, productor y presentador de televisión llegó a vender más de un millón de copias con alguna de sus canciones, ser número uno en Japón e Israel o llenar el Tokio Dome con 55.000 personas enfervorizadas por su innovador escenario, su peculiar vestuario y un show inigualable. Salmantinos y visitantes tendrán la oportunidad de comprobarlo este viernes, a las 23:30 horas en la plaza de Anaya, dentro de la programación del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León, Fàcyl 2018 (por cierto, no hay previsión de lluvia para esta noche). Como gran artista que es, podría haber llegado instantes antes de su actuación, subir al escenario, poner el disco con el playback y seguir su camino. Así lo hacen grandes estrellas cada día. Pero Chimo Bayo es auténtico, cuya profesionalidad le hace mantenerse en este negocio musical tan complicado. Por eso ya estaba en Salamanca un día antes, comprobando el escenario, y este viernes verificará sonido e iluminación para que cada detalle sea especial en su espectáculo. También ha hecho un hueco a NOTICIASCYL para una entrevista donde el artista deja ver a la persona y sus reflexiones. - ¿Qué va ofrecer Chimo Bayo esta noche en el festival Fàcyl? - La intención mía es siempre viajar en el tiempo y eso haremos con música electrónica de principios de los noventa como de finales de los ochenta. Me gusta mucho combinar diferentes estilos para que la gente sepa que ése es el concepto de Chimo Bayo. Lo mío no es poner el disco que funciona a pleno rendimiento este año, lo mío es viajar y transmitir a la gente esa historia que ha existido. El pasado mucho gente con lo conoce, tengo seguidores desde quince años hasta sesenta y es muy difícil captar a tanto público a no ser que tengas una edad como la que yo tengo, sobre todo el trabajo que llevo detrás. - Patrimonio de la Humanidad le llegan a definir por esa trayectoria musical. Pues hoy actúa en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad por sus monumentos y su historia. - Es maravillosa, me ha gustado mucho el ambiente que he encontrado en este festival y me alegro de haber conocido a su director, Carlos Jean. Desde que he llegado me transmite muy buenas vibraciones. - Sensaciones es lo que evoca su música, creada cuando las canciones eran algo más que una base y una melodía. - Muchas veces cuando actúo la gente se queda mirándome y no baila tanto porque ven a una persona muy peculiar que sale vestida del espacio exterior, que intenta transmitir una secuencia de sensaciones y que realmente no pone la música que más pega. Yo viajo en el tiempo, pero viajo con ellos, es muy importante que entiendan que soy el comandante de la nave. - Una nave que llegó a surcar el cielo de todo el mundo, y aquí sigue, sin morir de éxito. Algunos grandes discjockeys lo han llegado a hacer en su máxima expresión. Ahí está el reciente caso de Avicii, que no pudo soportar la presión y el estrés. - Hay artistas a los que les dicen, vas a ganar dos millones de euros, pero eso supone más de ciento cincuenta conciertos al año. Es una locura. Yo siempre intenté mantener unos límites, ponerme vallas y no saltarlas. En la ‘Ruta del bakalao’ la gente no iba a bailar la música que ya conocía, la gente venía a ver qué tema ponía nuevo. Eso es una cosa que ahora está absolutamente fuera de lugar, porque la gente eso no lo entiende.
“A mí si me pueden echar algo en cara es que hecho divertir a millones de personas”
- ¿Tanto ha cambiado la música dance desde sus inicios hasta ahora? - Vengo de una época en la que tuve la suerte de vivir la evolución de la música de baile. Cuando empecé a pinchar era la música disco, el funky, pero luego salió el house, vinieron el techno, la música electrónica más oscura y la música industrial. Esta noche la selección musical que voy a pinchar es mi sello, presentar a la gente mis gustos musicales. Aquella época era de hedonismo, de diversión y de aprendizaje de la gente normal, que trabajaba recogiendo naranjas o en un restaurante y venían y escuchaban la mejor música que existía en el mundo, la mejor música de guitarras y la mejor mezcla con bases y cajas de ritmo. La gente que ha trabajado conmigo eran estudiosos de la música, yo era un poco el bestia, porque mientras ellos mezclaban yo estaba cantando y liándola. Uno tiene su estilo, pero valorar la profesionalidad de mis compañeros a mí eso me hace sentirme bien. - Echando la vista atrás, con la distancia que da el tiempo, ¿sigue estigmatizada la ‘Ruta del Bakalao’, manteniendo una connotación despectiva por el tópico de la droga y las pastillas, o es algo ya superado? - La gente ahora mismo se ha dado cuenta de que el hedonismo y la búsqueda del placer a través de la música y del baile también es cultura. Creo que la ’Ruta del Bakalao’ era cultura de diversión, un cambio de generación, la gente cambió el ajuar por el ‘hu-ha’, no trabajaban para comprarse un piso y casarse, trabajaban para divertirse después y conocerse a ellos mismos. Si no te conoces a ti mismo es muy difícil que puedas empatizar con otra persona. Eso es importante que la gente lo entienda. Por eso la ‘Ruta del Bakalao’ han tenido que pasar un montón de años para que se valore que la diversión y la música es cultura. Mi esfuerzo ha sido durante años defender a compañeros de la época, grandes profesionales que se tiraban siete y ocho horas trabajando para que la gente se divirtiera. Defender esa época es una de las cosas más importantes que he hecho en mi vida, incluso he escrito una novela, ‘No iba a salir y me lié’. - A muchos nos suena esa frase. Cuántas veces la habremos empleado… - Es parte de la historia de España. A mí si me pueden echar algo en cara es que hecho divertir a millones de personas. Ahora tengo una hija que también es discjockey, mujer, esas cosas hay que valorarlas porque mucha gente no toma en serio el trabajo con diversión. Trabajar así es una especie de altruismo accidental, yo me divierto, pero vosotros también. - En un mundo donde ahora priman tanto las apariencias, la imagen, Chimo Bayo ya fue precursor hace tres décadas de una estética muy peculiar y un estilo muy propio. - Cuando me puse las primeras luces y hablaba mucho por el micro no lo entendían mis coetáneos. Al cabo del tiempo pensé, si esto yo lo puedo hacer es que ellos no pueden. Yo mezclar sabía perfectamente como ellos, pero tenía algo más, el show. Tuve que tomar la decisión de decir, son tan buenos, que por mucho que haga sólo seré igual de bueno que ellos, pero una persona que sigue los pasos de otra nunca la puede adelantar. Me pillé mi camino, diferente, y por eso estoy aquí. Las decisiones en la vida parece que sean intrascendentales, pero son trascendentales siempre, sobre todo si estás de cara al público. - ¿Y cómo era la decisión para esos títulos de canciones tan singulares? - Eran fruto de experiencias personales y de sensaciones. Cuando te cuentan una cosa puedes tomártelo a risa o no. Por ejemplo, en ‘Bombas’ me levanté y al ver la tele hablaban de la guerra de Irak, y por eso lo de ‘Bombas, qué pasa’. Esa canción está dedicada a las víctimas inocentes de las guerras, mis bombas son de alegría. - ¿Quién era la Tía Enriqueta? - Es una historia real. En este caso trata de algo más importante de lo que se cree la gente, trata sobre la juventud y el estado mental. Me contaron la historia de una señora que iba a comprar pan en bicicleta con ochenta años a un pueblo que estaba a cuatro kilómetros, iba, venía, hacía la comida para todos los chavales jóvenes en la época de las fiestas del pueblo, y ella era de esas personas que le decían, Tía Enriqueta, tráeme un vaso de agua, e iba. ¿Por qué el chaval que tiene veinte años hay veces que parece una abuela? De eso trata la canción de la Tía Enriqueta. Y en ese momento estábamos pinchando en El Templo, una discoteca de seis mil personas. Dije, esto es un templo, existen los diez mandamientos, pero en una discoteca existirán los diez movimientos de baile. Por eso lo de uno, que no pare ninguno, dos, nos movemos los dos… fue una mezcla entre El Templo y el mensaje de que la edad es un estado mental. Esta canción con el tiempo ha ganado muchísimo. No me la querían sacar con este nombre, decían pone ‘Los diez movimientos’ o ‘The ten movements’, pero dije, espera un momento, esto se llama ‘La Tìa Enriqueta’. Ya con el ‘Exta sí, exta no’ no me entendían, la compañía de discos decía que quitara el ‘Chiquitán’ y el ‘Hu-ha’, y luego lo que han sido. Ahí saqué un aforismo para toda la vida: la gente no tiene ni puta idea de nada nunca. Igual que quien no ha desfasado nunca no es de fiar. Ahora con el vino estamos utilizando otra frase, no hay acto más revolucionario que divertirse porque sí, estamos en una sociedad que creemos que somos libres, pero no lo somos, estamos equivocados todos. Yo era más libre en la época de la ‘Ruta del Bakalao’ que ahora mismo.
“En la ‘Ruta del bakalao’ la gente no iba a bailar la música que ya conocía, venía a ver qué tema ponía nuevo. Eso ahora está absolutamente fuera de lugar”
- ¿A qué le diría esto sí y esto no en la sociedad actual? - Sí a toda la juventud, a la gente joven que tiene iniciativa, que chocan con paredes gigantes. Parece que con internet iba a haber un ámbito más grande de poder elegir, pero la gente se aborrega. Y le diría no a la gente que está completamente sin ganas de descubrir cosas nuevas. - ¿A Chimo Bayo le queda algo por descubrir? - Lo más importante desde que empecé a trabajar es intentar hacer cosas nuevas, actuar delante de gente nueva, tener seguidores de quince hasta sesenta años es muy complicado, he visto hasta niños de cuatro años que cantan mis canciones porque los padres se las enseñan. Soy como un chavalín jovencito que va a actuar y es como si fuera la primera vez, la tensión, el placer, la profesionalidad, todo eso se me junta en un bucle que a veces no lo disfruto tanto como quisiera, porque estoy tan pendiente de hacerlo bien. Hay mucha gente joven a la que le han hablado de Chimo Bayo y lo más importante es que cuando vengan a verme el mito siga ahí, que se mantenga lo que le han contado. Salen incluso más contentos porque ven una persona que lo da todo en el escenario, como haré esta noche. - Y en toda esta trayectoria, ¿algo que se haya quedado en el tintero, que le hubiera gustado realizar? - Para mí lo más importante es la lucha cada fin de semana, el respetarme a mí mismo por haberlo dado todo, el cumplir perfectamente como profesional y el pasármelo bien. - Así dicho parece fácil… - Pero es muy difícil. Antes de actuar siempre tengo que revisar el sonido, porque la gente piensa, es un discjockey, pues va a pinchar y ya, pero no, necesito que la voz salga perfecta, a no ser que sea un festival muy grande, como Love de 90’s, un festival que recorrerá España este año, es una cosa maravillosa, tengo quince actuaciones con ellos, en Sevilla, en Valencia, estaré en Valladolid… La gente te respeta moralmente por el trabajo que llevas haciendo treinta y cinco años. - ¿Qué opina de esos discjockeys que se limitan a poner un disco tras otro, ya ni siquiera a mezclarlos, o incluso una sesión pregrabada en estudio fingiendo después estar pinchando en directo? ¿Es el nuevo estigma de la música dance? - Respeto mucho a todo el mundo y muchas veces voy con mi novia, que le encanta ver concierto alternativos y gente nueva. Cuando empecé a presentar mis canciones se reían en mi cara, y conseguir que al cabo de los años te respeten, es una lucha constante. Me siento bien, todo eso te hace humilde y al mismo tiempo te hace fuerte. Por eso es muy importante el respeto, si quieres que te respeten, respeta tú antes a los demás. - Un buen mensaje para las nuevas generaciones. - A la gente joven le digo que tenga una cosa muy clara, que no pida opinión a nadie, ni a sus amigos, que confíe en sí mismo y que haga lo que quiera, y no lo enseñe a nadie hasta que esté acabado, porque si no, no será tan auténtico como quiere que sea. Jóvenes, no hagáis caso a nadie y confiad en vosotros. Lo hago con mi hija, que también está haciendo canciones, que no me haga caso ni a mí. Cada generación tiene una idea conceptual y eso hay que entenderlo, ser libres para hacer lo que os dé la gana. Hu-ha.