Discurso íntegro de Luis Tudanca en el Debate de Política General
Gracias Sra. Presidenta, Sr. Herrera, señoras y señores procuradores.
Nos encontramos, una vez más, ante el debate más importante del año. Un debate en el que tenemos que hacer el diagnóstico sobre el presente de nuestra tierra, pero, sobre todo, en el que, quienes creemos en Castilla y León tenemos el deber de plantear también las soluciones para lograr un futuro mejor. Y, señoras y señores procuradores, les aseguro que yo sí creo en Castilla y León.
Vivimos tiempos en los que la política y la sociedad cambian a una velocidad vertiginosa. Nos encontramos ante el último debate de una legislatura que termina, pero también ante un evidente fin de ciclo en una tierra donde lo único vertiginoso que se ha producido en las últimas tres décadas es la marcha de nuestros jóvenes y la pérdida de población.
En realidad, hoy confluyen dos finales. Uno, que lleva a una vía muerta. El final de los 17 años al frente de la Junta de usted, Sr. Herrera. Un final ya inevitable que usted mismo anunció hace tiempo.
El segundo es el final de toda una época decadente que agoniza, la de 30 años de gobierno del Partido Popular en esta tierra; una época que está a punto de terminar.
Usted ha tenido tiempo de sobra para construir esta Comunidad como ha querido. Diecisiete años de gobierno ya, catorce de ellos con mayoría absoluta, son más que suficientes para no tener ninguna excusa, para no poder buscar culpables en ningún sitio. No tiene usted ninguna excusa.
Aquel día, en su primer debate de investidura, usted citaba oportunamente las palabras de Luis Mateo Díez, escritor y leonés ilustre, para manifestar que “los creadores son los que saben impulsar la herencia como motor de la renovación”. Analicemos pues su capacidad creadora pues hoy vamos a poder evaluar cómo está la Comunidad desde el último debate, pero también vamos a analizar su legado. Déjeme que se lo cuente de forma resumida.
Hoy, Castilla y León tiene 120.000 jóvenes menos que cuando usted llegó, la mitad de los que ha perdido todo el país. ¡Es una barbaridad! Hoy, Castilla y León tiene 44.600 parados más que cuando usted llegó a la Presidencia, con un aumento del 40%. Y si comparamos el número de activos, de ocupados, de afiliados a la Seguridad Social o el número de autónomos, en todos los indicadores hemos perdido mucho peso en relación con el total nacional. Incluso nuestro PIB, nuestra riqueza, ha perdido un 10% de peso relativo en relación con España.
No hace falta más análisis si decimos que, desde que usted es Presidente, hemos perdido una población equivalente a toda la ciudad de Palencia, mientras que el conjunto del país ganaba, nada más y nada menos, que 5 millones de habitantes. Ese es su balance. Todo lo demás, lamentablemente, no hace más que recordar su incapacidad para construir una Comunidad en la que la gente pueda quedarse.
¿Escuchó los datos del INE de ayer? Es el segundo año que España gana población y el segundo que Castilla y León encabeza el ranking, que somos los que más población perdemos de toda España. ¿Pero no se da cuenta de que así no podemos seguir? Se confirman, año tras año, los peores vaticinios.
Todo esto, los fríos datos, no son nada si los comparamos con la escalofriante realidad. Sus políticas han convertido Castilla y León en la alumna aventajada de la España vacía. Nuestra tierra, hoy, hay que buscarla en las estaciones de tren cada domingo donde nuestros jóvenes se llevan miles de abrazos de sus familias muy lejos de nosotros. Nuestra tierra hay que buscarla en los miles de personas mayores que viven solas, muchas veces en un medio rural que cada vez se parece más a un desierto. Nuestra tierra está en todo ese talento que se marcha en busca de futuro. Nuestra tierra está esos carteles en los consultorios rurales avisando de que el médico apenas visitará su pueblo unas horas a la semana.
Nuestra tierra es su gente. Pero su tierra, Sr. Herrera son los miles que nos dejan. La mía, es que puedan volver. Su tierra es la resignación, la mía es una Castilla y León de esperanza y oportunidades.
Usted y yo no compartimos generación ni ideología, es evidente, pero compartimos lugar de nacimiento, Burgos. Mi familia procede del norte, entre Las Merindades y Sedano, cerca de donde Delibes fue a retirarse. Muy cerca de mi pueblo, en los cañones del Ebro, está de Cortiguera, que sirvió al maestro como paisaje para la contienda que narra en `El disputado voto del señor Cayo´. Allí, en esa tierra se libró la batalla entre el mundo rural y el urbano, la batalla de la despoblación y, usted, si alguna vez eligió bando en esa batalla, fue el de la indiferencia. ¿Hay algo peor que la indiferencia? Nuestra tierra se ha desangrado más estos años que durante el éxodo rural de los 60 y hoy no sólo pierden población nuestros pueblos, sino también nuestras ciudades. Usted, Sr. Herrera, ha estado a punto de hacernos perder la guerra del presente y del futuro.
Pero yo no me resigno. Los ciudadanos de este país han visto que la política sirve, que es útil, que en su mano está el éxito de la gente normal que devuelve la dignidad a las instituciones. Resígnense ustedes, yo estoy con toda esa gente normal, con la que crea futuro, con la que cambia las cosas, con la que crea oportunidades. Yo sí creo en Castilla y León.
Mire. Llevo toda mi vida recorriendo los pueblos y comarcas de nuestra tierra. He recorrido cientos de miles de kilómetros, conozco cada rincón y he aprendido mucho de cada persona que me he encontrado por el camino. Siempre he creído que la política se hace con los pies. Y no hay estampa más desoladora que encontrarte pueblos vacíos, completamente vacíos, sin vida, a cualquier hora, en cualquier lugar de la Comunidad. Una tierra en la que, en muchos lugares, lo único que nos han dejado es el silencio. Y ese silencio es el que le condena, Sr. Herrera, a usted y a sus políticas.
Yo no he llegado a vivir la época en la que a ustedes aún les quedaban, al menos, ganas e ideas, pero esta legislatura ha sido una larga agonía fruto de su desgana y cada minuto que pasaba era una oportunidad perdida. Esta legislatura estamos en caída libre.
Por eso, nunca he podido entender su indolencia, Sr, Herrera. Es que pareciera que no les importa. Pero, ¿a qué esperan para hacer algo? Usted le ha dado un nuevo significado a la sentencia liberal de “dejar hacer, dejar pasar”. Ha convertido “no hacer nada” en su leitmotiv.
Mire, durante esta legislatura ha habido muchas más iniciativas de los grupos de la oposición que de su grupo y de toda la maquinaria del gobierno juntos. ¿Sabe cuántas leyes ha traído la Junta a este Parlamento en 3 años? 14. Tan sólo 14 si descontamos la tramitación de los presupuestos, que sólo faltaría. Sí, es verdad que en último Pleno les entraron las prisas. De repente, aparecieron leyes y más leyes que había que aprobar con urgencia en un Pleno maratoniano para que usted pudiera venir aquí a presumir de que habían hecho algo en esta legislatura. Como los malos estudiantes, haciendo a última hora los deberes. Pero usted sabe qué les pasa a los malos estudiantes, que suelen suspender y se juegan su futuro. El problema es que el bloqueo y la inactividad de su gobierno lo que lastra es el futuro de todos los castellanos y leoneses.
Esta gran casa que es Castilla y León se ha ido deteriorando desde que usted gobierna por falta de mantenimiento. Pero de nuevo cabe preguntarse, ¿ha sido indolencia o falta de ideas? Pues probablemente algo de las dos. Y aquí, el grupo socialista ha tratado de paliar lo segundo. ¿Qué ustedes no tenían ideas? Pues se lo dábamos hecho. Oposición constructiva se llama.
Hemos aportado propuestas lealmente, hemos firmado importantes acuerdos de Comunidad, hemos apoyado y ayudado a consolidar el diálogo social y la red de protección de las personas y de las familias pero, además, nunca antes se han hecho más iniciativas desde un grupo parlamentario. Han sido más de 1.800 propuestas, tantas como todos los demás grupos juntos. Déjeme ponerle algunos ejemplos.
Conscientes de la precariedad y de la necesidad de crear empleo de calidad, hemos hecho propuestas en materia de reindustrialización, incremento de la inversión en I+D+i o para impulsar un pacto de rentas.
Conscientes de las crisis del campo y de la necesidad de nuestros agricultores y ganaderos, insistimos una y otra vez hasta la creación del Observatorio de Precios de Castilla y León con la participación de los principales interlocutores agrarios, así como en el desarrollo de la figura del defensor de la cadena alimentaria.
Conscientes del deterioro de los servicios públicos, propusimos el refuerzo de la atención pediátrica en los centros de salud de Santa Marta de Tormes y el consultorio de Mojados, o la garantía de la atención sanitaria 24 horas con la Unidad de Soporte Vital Básico de Piedrahita. También propusimos y luchamos de forma reiterada para la reapertura de las camas cerradas en el Hospital de Benavente o para el acceso a fármacos de los enfermos de Hepatitis C.
Hemos propuesto mejoras para el sistema de ayudas y becas al estudio o para complementar el programa Erasmus. Y conseguimos, después de mucho insistir que se aprobara ese Plan de Inversiones Sociales Prioritarias tan necesario para mejorar nuestras infraestructuras educativas, sanitarias y sociales.
Aunque no todo han sido alegrías, porque aprobarse y cumplirse por parte de su Gobierno son dos cosas diferentes como bien demuestra este último plan. Y porque la crueldad de sus votos, señoras y señores del Partido Popular, ha sido, en ocasiones, terrible.
En Castilla y León aún tenemos un gravísimo problema de pobreza infantil en una tierra en la que UNICEF dice que 1 de cada 3 niños y niñas viven en riesgo de pobreza. Pues resulta que cuando propusimos abrir los comedores escolares en verano, ustedes votaron no.
En nuestra tierra también se notaron las consecuencias del decreto del Gobierno de Rajoy, cercenando la sanidad pública, pero cuando les pedimos recuperar la universalidad, ustedes votaron no.
Los recortes en la sanidad que hicieron desde la Junta, hicieron salir a la calle a miles y miles de personas, pero cuando les propusimos una Ley para reducir las listas de espera, que se eliminara el copago farmacéutico o mejorar las condiciones de los profesionales de enfermería, ustedes votaron no.
Mientras pasábamos la peor sequía en décadas que se sumó a una crisis importante en algunos sectores de nuestro campo, les propusimos un fondo especial para paliar la situación de nuestros agricultores y ganaderos. Y ustedes votaron no.
Mientras nuestras familias sufrían la crisis y nuestros estudiantes se seguían marchando, les propusimos reducir las tasas universitarias para adecuarlas a la media de las Comunidades Autónomas y la gratuidad de los libros de texto. Y ustedes votaron no.
Mientras los Ayuntamientos cubrían con sus recursos las necesidades de sus vecinos y vecinas con muchas dificultades, nosotros les propusimos aumentar su financiación y que la Junta se hiciera cargo de las residencias de la tercera edad tal y como es su obligación y ustedes votaron no.
Mientras nuestro patrimonio se seguía deteriorando y seguíamos encabezando el vergonzante ranking de monumentos en peligro, les propusimos que cumplieran la Ley y pusieran en marcha las inversiones del 1% cultural de la Comunidad y ustedes votaron no.
Mientras seguíamos perdiendo miles y miles de habitantes, les pedimos que se dejaran de fotos y agendas vacías y les propusimos medidas específicas con financiación adicional para luchar contra la despoblación. Y siguieron votando no.
Mientras seguían fulminando miles de médicos, maestros y mermaban nuestro estado de bienestar, mientras incumplían incluso su mantra de dedicar el 80% del gasto no financiero de nuestro presupuesto a educación, sanidad y servicio sociales, nosotros les proponíamos blindar un suelo social en nuestro Estatuto de Autonomía. Y ustedes votaban no.
Mientras las mujeres seguían cobrando cada vez menos que los hombres por hacer el mismo trabajo y la violencia de género se incrementaba de forma dramática, nosotros les proponíamos una Ley de igualdad salarial y la recuperación de los recortes efectuados en políticas de igualdad. Y ustedes votaban no.
Mientras ustedes manchaban el buen nombre de Castilla y León con su corrupción, les proponíamos suprimir los aforamientos de los miembros del Gobierno, restringir los nombramientos a dedo y crear una oficina anticorrupción. Y, ¿adivinan lo que votaban? Sí, ustedes votaban una y otra vez que no a las propuestas del grupo socialista para mejorar la vida de la gente de esta tierra.
Ese botón rojo que les gusta tanto apretar para rechazar las propuestas que les hacemos, es el botón rojo de la destrucción de Castilla y León.
En fin, señor Herrera, hoy es su último debate sobre el estado de la
Comunidad y, a pesar de todo, quiero agradecerle con toda sinceridad sus servicios a nuestra Castilla y León. Las diferencias son obvias, las discrepancias han sido grandes, incluso ácidas en ocasiones, pero usted ha dedicado gran parte de su vida a trabajar por esta tierra y para mí eso es un mérito indiscutible.
Usted conoce, después de tantos años, las mieles del éxito político, pero, sin duda, también sus sinsabores, en una dura época de desprestigio de la política. El propio Luis Mateo Díez, del que le cogía prestada una cita al inicio de este discurso, escribió que “la conciencia del servidor público cuando se jubila (…) es una conciencia vacía, una conciencia despojada. Volver a uno mismo se hace imposible porque los restos de lo que privadamente fuimos se diluyeron al fin”. Yo, desde luego, en nombre del grupo socialista, le deseo lo mejor en lo personal, señor Herrera.
Pero como les decía al inicio de este debate, hoy no es sólo el último debate de la legislatura, no es tampoco sólo el último debate de la presidencia del Sr. Herrera. Hoy es el debate de un fin de ciclo. Hoy, señoras y señores procuradores, es el último debate con el Partido Popular al frente del Gobierno de esta Comunidad.
Más de 30 años de gobiernos del Partido Popular. Más de 30 años en los que en este país hemos cambiado hasta de siglo pero aquí sólo hemos cambiado del blanco y negro al gris.
En todo este tiempo ustedes no han construido más y mejor comunidad. Esto sigue siendo una suma de provincias que compiten entre sí, azuzadas por un gobierno autonómico que se siente más cómodo alentando el enfrentamiento que la colaboración porque así, nadie presta excesiva atención al verdadero responsable. Y ha sido una estrategia consciente y de terribles consecuencias.
En todo este tiempo, las diferencias entre personas y territorios son mayores. León y Zamora tienen ya casi un pensionista por cada trabajador, el medio rural y el urbano se han separado cada vez más. Si Castilla y León fuera un país, no sobreviviría a las tensiones provocadas por las diferencias de renta, de riqueza, de población y de desarrollo.
Sí, en términos absolutos estamos mejor. Sólo faltaría después de tres décadas y al albur de un crecimiento global como nunca antes se había producido en España, pero siempre menos que la media, siempre en el vagón de cola.
El ciclo del PP ha supuesto que Castilla y León haya perdido casi 170.000 habitantes lo que equivale a la desaparición de toda la provincia de Ávila. Un auténtico éxito, supongo. Y como estamos siempre con la misma cantinela de que esto es un problema nacional, europeo y mundial, les recordaré también que, en ese mismo tiempo, nuestro país ganó 8 millones de habitantes.
Nuestro peso poblacional se ha reducido en casi un 25% con respecto al conjunto del país y si hablamos de presente y de futuro, sus políticas han hecho que hayamos perdido más de 400.000 jóvenes, ¡más de 400.000!
Y sólo otro escalofriante dato más. A ustedes que tanto les gusta compararse. Vamos a comparar. La riqueza de nuestra tierra ha crecido en 30 años, claro, pero nuestro PIB es uno de los que peor comportamiento ha tenido en el conjunto de las Comunidades Autónomas y como consecuencia, nuestro peso sobre el PIB estatal ha disminuido en un 20%. Y para rematar, uno de nuestros cimientos, el campo, hoy representa un 40% menos sobre el total de España de lo que representaba cuando ustedes llegaron al Gobierno.
Somos menos y pintamos menos, mucho menos, que cuando ustedes llegaron y esto es el resumen del fracaso rotundo de su proyecto político para Castilla y León.
¿Cuál es su balance en otras materias? Pues vamos a ver algunos ejemplos. Resulta que el colofón de este agotado ciclo del Partido Popular en Castilla y León en una materia fundamental como es la sanidad han sido las masivas movilizaciones que se han producido a lo largo de toda la legislatura, la mayor contestación social en Castilla y León en nuestra reciente historia.
A ver si logro resumir lo que ha pasado sólo en los últimos años. Cientos de millones de recortes, menos personal sanitario, desastres reiterados en la convocatoria de oposiciones, pérdida de miles de pruebas en Ávila, privatización del Hospital de Burgos, obras en centros de salud y hospitales paradas durante décadas, el fiasco de la receta electrónica y del sistema Medora, cartas del Sacyl pidiendo la manipulación de las listas de espera, ceses fulminantes de médicos por sus críticas a la gestión sanitaria, fuga de profesionales por las malas condiciones de trabajo, unidades de radioterapia prometidas durante años sin ponerse en marcha, varapalos judiciales con las unidades de gestión clínica, deterioro del transporte sanitario…. A esto, Sr. Herrera, usted lo ha llamado esta mañana “el fortalecimiento de la sanidad”.
Y vamos a hablar de una de las señas de identidad de esta Comunidad, la minería. No seré yo quien niegue que la situación actual de la minería tiene muchos responsables fuera de la Comunidad. Pero aquí sólo hay uno. Quien ha estado gobernando en solitario, con mayoría absoluta la mayor parte del tiempo, durante tres largas décadas. ¿Sabe cuántos mineros había en Castilla y León cuando empezó a gobernar el PP? ¬¬14.000 ¿Sabe cuántos quedan ahora? Menos de 300.
Y ahora si quiere nos ponemos a hablar del futuro de la minería. Pero esta es la realidad de la minería que ustedes han dejado. Pero es que también dejaron que desaparecieran las azucareras o que cerraran Garoña después de haberse erigido durante años como sus salvadores mesiánicos y de haber insultado a quienes decíamos la verdad con convicción y coraje.
Hay otro ejemplo paradigmático. En este país, en los últimos treinta años, hemos pasado de lo analógico a lo digital y nos encontramos a las puertas de una nueva revolución tecnológica. ¿Ustedes creen que hemos ido aprovechando esta oportunidad para modernizarnos? ¡Qué va! El siglo XXI ha llegado a toda España menos a Castilla y León. El acceso a internet y la velocidad de la banda ancha y la fibra, esenciales para la competitividad y el desarrollo siempre van llegando tarde a nuestra tierra. Polígonos industriales vacíos por falta de acceso, consultorios locales sin poder acceder al historial de los pacientes, ese es el avance.
Esto me recuerda la promesa que todas las legislaturas hacían los Presidentes de la Diputación Provincial en Burgos, del PP. “Este año”, proclamaban, “no habrá problema de abastecimiento de agua en los pueblos durante el verano”. El éxito era que, en el siglo XXI, la gente tuviera agua. ¡Impresionante!
Y la corrupción, por supuesto. Quizá no haya mejor asunto para ejemplificar lo que ha significado el ciclo del Gobierno del PP para Castilla y León que la corrupción. Dos Presidentes socialistas sin mancha alguna. Demetrio Madrid dando un paso atrás ejemplar para no dañar las instituciones tras las torticeras maniobras del señor Aznar. Y hoy, fruto de los gobiernos del Partido Popular, nuestras instituciones manchadas y Castilla y León en el centro del mapa de la corrupción de nuestro país. Ese es su triste balance.
¡Lo que hemos tenido que aguantar los socialistas! Aún recuerdo los improperios cuando yo les recordaba la lista maldita de sus vicepresidentes. Hoy ya tienen en su cuadro de honor o, mejor dicho, en su cuadro de la vergüenza, al Sr. Pérez Villar y al Sr. Merino como condenados por casos de corrupción.
Trama de la minería, caso Zamora, trama solar, trama eólica, trama Gürtel, trama Púnica, Perla Negra, polígono de Portillo, las embajadas…es que ustedes no han perdido el tiempo. Lo que cabe preguntarse es, ¿qué hemos perdido por el camino? ¿cuánto dinero se ha quedado en las tuberías de la corrupción? ¿cuántas empresas no se han instalado aquí por la corrupción? ¿cuántos empleos no se han creado? ¿cuántas han sido las oportunidades perdidas?
Mientras se hacían campañas orquestadas en León contra los socialistas, mientras aparecían en las portadas de periódicos graves acusaciones contra nuestros candidatos en las jornadas previas a las elecciones, mientras recibíamos cartas amenazadoras, los tribunales dictaban implacable sentencia tras sentencia contra altos responsables del Partido Popular. La última, la semana pasada sobre la trama Púnica y la Diputación de León.
Ya no espero nada de ustedes. Ya no espero ni una respuesta, ni una explicación, ni propósito de enmienda, ni que pidan perdón. Pero lo que aún es peor, es ya no esperan nada de ustedes los ciudadanos. Lo único que espero es que ustedes tengan la oportunidad de regenerarse en la oposición.
Pero no todo es de color negro en esta Comunidad. Ustedes siempre nos acusan de verlo todo negro, pero se equivocan. Si así fuera, no estaríamos aquí. La diferencia entre ustedes y nosotros, es que nosotros no nos resignamos, no aceptamos la realidad como es, sino que queremos cambiarla mientras que ustedes se conforman o, en el peor de los casos, cierran los ojos para no verla. Yo sí creo en Castilla y León.
Donde hoy hay miles de jóvenes que se marchan, yo quiero conseguir talento que regresa. Donde hay trabajadores y trabajadoras en paro o con trabajos precarios, quiero que haya empleos y salarios dignos. Donde existe pobreza y exclusión quiero que construyamos una tierra solidaria. Donde sigue existiendo una gran desigualdad entre mujeres y hombres quiero que haya recursos y compromiso político suficiente para combatirla. Donde sufrimos por un mundo rural que se muere quiero que haya igualdad de oportunidades y consigamos la reindustrialización y el empleo digno que necesitamos. Donde se siguen cerrando explotaciones agrarias y nuestro campo sufre con cada crisis quiero modernización, incorporación de jóvenes y mujeres, quiero que les devolvamos un poco de lo mucho que le han dado a esta tierra.
En definitiva, en Castilla y León hay oportunidades que hay que aprovechar. Se trata de conformar un proyecto ilusionante que termine con la resignación.
Y como no me resigno, tampoco me rindo. El año pasado, Sr. Herrera le hice una serie de propuestas ambiciosas para darle un vuelco a esta tierra. Entonces hizo oídos sordos, aunque, durante el año, algunas han sido puestas en marcha como los planes territoriales de fomento industrial en zonas como Miranda de Ebro, Bejar o Benavente. Nunca es tarde si la dicha es buena.
No obstante, no me cansaré de hacerle las propuestas que necesita Castilla y León. Los castellanos y leoneses necesitamos un plan de choque para el empleo sobre todo de jóvenes, parados de larga duración y mayores de cincuenta y cinco años. Necesitamos la puesta en marcha del plan de retorno del talento que está presupuestado, pero sin ejecutar. Necesitamos una Ley de igualdad salarial y un plan de emprendimiento joven con deducciones para el fomento del autoempleo o la creación de viveros de empresa autonómicos.
Necesitamos una nueva estrategia de desarrollo sostenible en nuestra Comunidad y un mayor compromiso medioambiental. Necesitamos un plan alternativo para la comarca de Garoña y un mayor compromiso con la CIUDEN.
Necesitamos recuperar la inversión previa a la crisis en nuestro estado de bienestar para proteger nuestra sanidad pública, nuestra educación pública, nuestro sistema de atención a la dependencia y nuestros servicios sociales.
Pero todo esto que necesitamos, ya sólo se lo puede dar otro Gobierno, uno que no tire la toalla porque crea en Castilla y León y en la fortaleza de sus gentes.
Señor, Herrera. Usted se va el año que viene. Le ofrezco mi ayuda para dejar como legado una Comunidad mejor. Y sabe que soy un hombre de palabra.
Mire, estoy convencido de que el año que viene va a haber en Castilla y León un gobierno socialista. Podemos discutirlo si quiere pero, en todo caso, lo cierto es que usted no estará. ¿Por qué no empleamos este año para que la herencia que reciba el próximo Presidente o Presidenta de la Junta sea la mejor posible? ¿No sería ese el mejor servicio que podría hacerle a Castilla y León?
He reiterado en esta Cámara muchas de las propuestas que hemos hecho, pero fijemos el tiro, concretemos entre todos algunos logros para dejar la mejor herencia posible. Construyámosla juntos. Necesitamos a todos los grupos parlamentarios, a los sindicatos, a las organizaciones profesionales agrarias, a la patronal, a las plataformas de ciudadanos comprometidos con nuestros servicios públicos, a los más de 80.000 empleados públicos de la Junta. Necesitamos a todos y todas para construir una Castilla y León mejor, a todos los que, como yo, creen en Castilla y León.
Le ofrezco, Sr. Herrera, que formalicemos 6 acuerdos antes de finalizar el año. Algunos no podrán culminarse esta legislatura, pero dejemos el horizonte despejado para el nuevo Gobierno de Castilla y León.
En primer lugar, para que no quede ninguna duda, le ofrezco reiterar mañana, en las propuestas de resolución de este debate, y de forma conjunta, los acuerdos de Comunidad que hemos alcanzado esta legislatura para trasladárselos, de forma inmediata, al Gobierno de España. Reforma de la financiación autonómica y local, fondos de cohesión, reforma de la PAC y minería.
Acordemos por fin el contenido de una reforma de nuestro Estatuto de Autonomía que, aunque culmine la próxima legislatura, cumpla dos objetivos.
El primero, el establecimiento de un suelo social que blinde nuestros servicios públicos y que haga que, gobierne quien gobierne la próxima legislatura, haya una inversión mínima garantizada para nuestra sanidad y educación públicas, para nuestro sistema de atención a los dependientes y para nuestros servicios sociales. Hay consenso en esta Cámara dado que todos los grupos de la oposición apoyaron la propuesta que trajimos los socialistas en su día y estoy seguro de que usted también está de acuerdo.
El segundo objetivo de esta reforma es que eliminemos los aforamientos de los procuradores y de los miembros del Gobierno tal y como también se ha aprobado en esta Cámara. Daríamos, al fin, ejemplo del compromiso común con la regeneración democrática. Hagámoslo posible.
Acordemos una ambiciosa Ley de Igualdad Salarial que acabe con la brecha de los salarios entre las mujeres y los hombres con financiación suficiente y sanciones adecuadas. Hagámoslo posible.
Pongamos en marcha, con presupuesto específico, las medidas que se acuerden en la Subcomisión creada al efecto para la lucha contra la violencia de género en nuestra tierra. Hagámoslo posible.
Acordemos el desarrollo de un verdadero Plan del retorno del talento profesional y científico previsto en el Pacto Industrial para que muchos de los jóvenes que se han tenido que marchar por falta de oportunidades puedan volver. Si está dispuesto, me comprometo a presentar el plan a la vuelta del verano para poder ser discutido con los grupos y con la Junta y ponerlo en marcha antes de finalizar el año. Hagámoslo posible.
Hagamos una reflexión serena sobre la privatización del Hospital de Burgos. Aprovechemos las conclusiones de la Comisión de investigación para explorar con ahínco todas las fórmulas para su completa reversión a lo público. No les dejemos esta hipoteca insostenible a nuestros hijos e hijas. Hagámoslo posible.
Podría hacerle más propuestas, pero este me parece un buen punto de inicio. Imaginemos una Castilla y León con un estado de bienestar blindado en su norma máxima y que, además, avanzamos con hechos hacia la regeneración de las instituciones. Imaginemos una tierra en la que esté garantizado que las mujeres y los hombres cobran lo mismo por el mismo trabajo y que las mujeres sienten que les respaldamos con todo en la batalla contra el machismo. Imaginemos que muchos y muchas de los que se han tenido que marchar pueden volver a ayudarnos a construir una tierra mejor con la ayuda de su gran talento. Imaginemos que nuestra sanidad vuelve a ser íntegramente pública.
Esta es la Castilla y León con la que yo sueño, la Castilla y León en la que yo creo. Ayúdenme a construirla.
Muchas gracias.