Crónicas taurinas... y de paisanos
Un sábado sin toros por mi zona de cobertura -y mucho fútbol- era justificación para acercarme a la preciosa localidad segoviana de Prádena. Obviamente había toros y estaba anunciado un espigado y rubicundo chaval de mi pueblo (Villarrobledo) que se llama Víctor Losa y quiere ser rejoneador. O sea, motivo más que suficiente para el viaje.
Y es que mi amigo Luis Fernando Angosto -buen taurino !Vive Dios¡-, bebe los vientos por el chiquillo dada la amistad y el paisanaje con su padre, también de nombre Víctor. Y a uno que le gusta complacer a los amigos y mucho más siendo paisanos (y es que mi Villarrobledo tira y mucho), allá que me fui acompañado de Natalia Calvo, intrépida reportera cuya amplia gráfica es de su firma.
Era un festejo mixto y completaban el cartel dos novilleros con caballos que dieron la talla: José Manuel (de Alquerías), ovación y oreja; sobrado y solvente; buen rehiletero. Y Juan Carlos Benítez (Fuengirola), oreja tras aviso y dos orejas; también banderillea, buen estilo y muy puesto en la cara de los utreros. Ambos curtidos y con oficio sobrado para acometer mayores empresas (léase Las Ventas).
Los cinco novillos de Antonio San Román fueron manejables, algunos de juego notable, otros rajados; de variado pelaje, con cuajo y bien presentados. En definitiva un entretenido festejo donde imperó la excelente presentación de los utreros y la ambición y afición de los coletudos. Media plaza (1.500 plazas) en una población de 550 habitantes, que no es moco de pavo. Lo difícil es dar toros. Bien por el Consistorio pradenense!
Y ahora debo “emplearme” con algo más de pasión con mi paisano Víctor Losa que cortó una oreja merecida y abría festejo lidiando y matando un utrero. Por un lado la insultante juventud del montado que, a sus 21 años, este espigado mozo tiene una afición que contagia. Discípulo de Augusto Colastra y Diego Ventura posee una buena cuadra que domina y hace lucir a sus corceles. En Prádenas mostró a siete de ellos con brillantez.
Tiene que pulirse y aprender el oficio porque lleva poco tiempo en el mundo del rejoneo, pero sinceramente posee cualidades como demostró en este festejo mixto donde, por exigencias del guión, solo mató un novillo; utrero y basto (zambombo se dice en el argot taurino). Y no fue el mejor de encierro, pero supo aprovecharlo hasta que se paró emplazándose, quizás porque le sobró el segundo rejón de castigo.
Pero Losa, mi paisano, clavó siempre arriba y muy seguro, con firmeza. Y con la suerte de banderillas brilló a gran altura, “vendiéndose” además al público que de salida siempre resulta un tanto frío. Más irregular con el rejón de muerte por el emplazamiento del utrero, que al final resultó un marmolillo. Pero gustó el de Villarrobledo por estas tierras del Norte.
Buena gestión la de su apoderado David Beltrán y el apoyo de su familia, sobre todo de su padre, Víctor Losa, que le acompaña en todas sus salidas y es quien afrontó con la decisión que un día tomó su hijo de dedicarse al mundo del toreo a caballo. Un amplio equipo vela por la cuadra del joven rejoneador, cuyos gastos e infraestructura es mucho mayor que la de un toreo de a pie.
El amplio, versátil y magnífico camión verde cargado de hermosos caballos de rejoneo se distinguía junto al coso portátil de Prádena. Y en el rótulo: Víctor Losa. Rejoneador de mi pueblo, Villarrobledo. !Qué alegría a 400 kilómetros del terruño¡