'La Salve' de El Pedroso armuñés 'empuja' la subida del Carmen
No suena ninguna banda de música. Tampoco un solitario tamboril. El sonido de los cohetes y los cánticos de las mujeres, los hombres quedan después, se funden con la música del repique de campanas. Es la música de un pueblo en fiestas o, cuando menos, en su fiesta religiosa, porque también es fiesta. He ahí los vecinos, en masa, vestidos con sus mejores galas, como si fuera el agosteño San Pedro, para acompañar a la Virgen por las calles de El Pedroso de la Armuña, porque hoy, en la festividad del Carmen, vive su fiesta grande en honor a la Patrona, a la que visten con ricas galas y sacan en procesión entre un manto de flores. Un acontecimiento que se hace habitual, incluso llegando vecinos que viven en otras zonas de la geografía española, cada dieciséis de julio.
Ni el calor, ni el ser un día en mitad de semana, frenaron la devoción de los pedroseños, residentes o no en el pueblo, para acompañar a su patrona, la Virgen del Carmen, en su festividad. Una procesión, como mandan los cánones, con repique de campanas, cohetes y recorrido por todo el pueblo, siendo, hay que decirlo, multitudinaria.
Una vez finalizada la procesión, los fieles se juntaron en el templo para realizar el 'Canto de de la Salve'. Este el momento más ancestral, que parte de cuando El Carmen fue adoptada como Patrona, dejando el patronazgo la otra Virgen encontrada, dicen, donde se erigía su ermita que en estos momentos ya no existe. Mientras la imaben ascinde sobre una plataforma bien disimulada con una bandera de España hasta colocarse a la altura de hornacina en el retablo del altar mayor, los fieles cantan 'La Salve', pero no una cualquiera, sino la de 'El Pedroso', rematan los pedroseños. Es un cántico donde estaca la voz grave de los hombres, que retumba en las recias paredes de granito del templo, siempre en respuesta a la petición del párroco, que preside el evento religioso.
Ahora ya, cuando el calor del verano pega y bien por estos pagos a caballo entre las tierras de Peñaranda y La Armuña, donde se recolecta buen cereal y garbanzos, con cortinas donde su categoría es especial, solo queda esperar que lleguen las tardías fiestas del 'agosteño' San Pedro, porque todo está supeditado al campo, y, por San Pedro, a finales de junio, los vecinos estaban/están de cosecha.
REPORTAJE GRÁFICO LUIS FALCÃO