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Sin rastro de dos desaparecidos bajo las aguas de Salamanca

19 julio, 2018 09:18

Se cumple una semana de la desaparición del hombre que se precipitó al embalse de Irueña desde el puente de la carretera CL-526 que une El Bodón con Robleda. Natural de San Sebastián, estaba pasando unos días en el cercano municipio cacereño de San Martín de Trevejo.

Las labores de búsqueda no son fáciles para el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil, que junto a miembros del cuerpo de Bomberos de Ciudad Rodrigo inspeccionan la zona con una embarcación Zodiac. Y es que la zona donde se precipitó el hombre desde el puente tiene una profundidad de hasta cuarenta metros y apenas se ve debido a la gran presencia de lodo, lo que dificulta la labor de los buzos. Teniendo en cuenta que cayó desde una altura de unos 25 metros.

Cabe recordar que el hombre estaba con su hijo de unos diez años, quien le grababa con el teléfono móvil. En ese momento, al parecer por accidente, se precipió al agua y ya no salió a superficie. La Guardia Civil ha ampliado la zona de rastreo, pero por el momento la búsqueda es infructuosa.

Mientras, otra persona permanece desaparecida desde hace cuatro meses en la provincia de Salamanca. Se trata de un joven de 23 años de nacionalidad boliviana, Gabriel Omar Mancilla Pérez, ‘Chema’, tras perder su pista por el entorno del río Tormes, donde se sitúa su última conexión telefónica, a la altura del hotel Doña Brígida.

Fue el pasado 12 de marzo cuando se le vio por última vez. Eran sobre las cinco de la tarde y llevaba pantalón gris y una cazadora negra, en torno a 1,70 metros y de complexión normal, unos 75 kilos.

Desde el primer momento Bomberos de Salamanca y Diputación, Guardia Civil, Policía Nacional y Local, y Protección Civil, incluso GEOS, buzos especiales y helicópteros, aprovechando el descenso del caudal del río tras la rotura de una pesquera, lo buscaron tanto en el agua como entre la maleza. En cualquier recoveco.

Pero la crecida del río Tormes y la fuerza con la que bajaba el agua no ayudaron pese a que se ha rastreado desde el límite con el término municipal de Villamayor hasta La Aldehuela, ya en Santa Marta de Tormes. En un primer momento, familiares y amigos esperaban que Gabriel Omar estuviera con vida y hubiera decidido marcharse temporalmente de forma voluntaria, arrojando su teléfono móvil al río, de ahí que se situara en esa zona su última conexión. Pero el tiempo transcurrido ha evaporado esta hipótesis, al igual que la del secuestro, en la que también estuvo trabajando la Policía Nacional.