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El duque de Alba redescubre a otra Santa Teresa de Jesús

24 julio, 2018 15:24

La exposición ‘Vítor Teresa’, organizada en Alba de Tormes por la Diputación de Salamanca, la Universidad por su Octavo Centenario y la Orden de los Padres Carmelitas Descalzos, con motivo del Año Jubilar Teresiano, ha contado este martes con una visita especial. Ha sido la del duque de Alba, Carlos Fitz-James-Stuart y Martínez de Irujo, acompañado por el presidente de la Diputación, Javier Iglesias.

‘Teresa de Jesús, doctora honoris causa de la Universidad de Salamanca’, se muestra en el Convento de San Juan de la Cruz de los Padres Carmelitas Descalzos hasta el 14 de diciembre. La muestra se desarrolla en la iglesia, claustro y dependencias de la planta baja del convento y permanecerá abierta hasta el mes de diciembre. El horario de visita será de martes a viernes de 10.30 a 13.30 y de 16.00 a 19.00 h.; sábados y dominogs de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 horas y los festivos de 10.00 a 14.00 horas. Los lunes permanecerá cerrada.

‘Vitor Teresa’ es “una gran exposición teresiana”, como la califica el prior del convento, el padre Miguel Ángel, “con la que se pretende dar a conocer desde Alba de Tormes el imponente legado de nuestra Santa, en el marco del primer convento dedicado en todo el mundo a San Juan de la Cruz”. Un proyecto en el que vienen trabajando desde hace diez meses y del que esperan “que produzca fruto abundante en todos los que se acerquen a Alba de Tormes”.

La exposición cuenta con una comisión académica integrada por profesores de las dos universidades salmantinas y de otras universidades españolas. Viene trabajando desde hace meses en la elaboración de textos apropiados, artículos y asesorando este proyecto desde la historia, la espiritualidad, el arte, la teología, la filosofía… En ella participan varios Carmelitas Descalzos especialistas en Santa Teresa de Jesús y en San Juan de la Cruz.

Incontables son los colaboradores que participan en este proyecto, con el préstamo de las valiosas piezas que se exponen y con la cooperación intelectual, siendo también de gran importancia la colaboración de las Carmelitas Descalzas de todos los monasterios relacionados directamente con la Santa Madre Teresa, que con gran generosidad han cedido piezas teresianas de primera categoría que representan todas y cada una de las fundaciones teresianas y los conventos más vinculados a la Santa andariega. Asimismo, distintas personas e instituciones han cooperado generosamente para poder engrandecer esta muestra con sus valiosas aportaciones.

La secular aclamación aclamación universitaria salmantina de alegría y aplauso público resuena con especial énfasis en el primer Año Jubilar Teresiano al darse su feliz coincidencia con las celebraciones del Octavo Centenario de la Universidad de Salamanca, institución que el 4 de marzo de 1922 inviste doctora honoris causa a la santa fundadora de la Reforma del Carmelo Descalzo, anticipándose así al doctorado eclesiástico universal otorgado por el Papa Pablo VI el 27 de septiembre de 1970.

Desde la aclamación festiva, no exenta de referencia a las gracias místicas obradas en el corazón de la Santa, se proponen una serie de miradas hacia Teresa de Jesús; una invitación a un ejercicio activo de memoria, de actualización en el presente de una realidad acontecida y de una persona concreta, con su rostro, su actividad, su obra, su pensamiento, su sensibilidad… Invitación a considerar la figura de la mística doctora como un ejercicio activo de la voluntad y una propuesta a adentrarse por las sendas emprendidas. Será atractiva la convivencia con la Santa por medio del recorrido se propone, pues en palabras de quien bien la conoció, tratamos con una persona de hermosa condición, tan apacible y agradable, que a todos los que trataban con ella, atraía tras sí, y la amaban y querían. (Padre Jerónimo Gracián).

La muestra propone e invita, ofrece recursos y sostén en imágenes, obras pictóricas, documentos, libros y textos para un cruce de miradas y un encuentro personal con la sencilla y monumental figura de Santa Teresa de Jesús. Las variadas miradas sobre la Santa que se invita a realizar al visitante, llaman a descubrir inmensos tesoros interiores por medio de la antesala de la belleza exterior plasmada en sus diversas manifestaciones artísticas, siendo como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término. (San Juan de la Cruz C 37,4).

La exposición se desarrolla en la iglesia, claustro y dependencias de la planta baja del Convento de San Juan de la Cruz, un conjunto histórico-artístico de firme y sencilla arquitectura carmelitana del siglo XVII, en el más puro estilo barroco carmelitano propiciado por la Orden. Se trata del primer convento el todo el mundo dedicado al místico doctor, que vio la luz merced al mecenazgo de la Casa Ducal de Alba con la especial encomienda a los Padres Carmelitas Descalzos del cuidado pastoral del vecino palomarcico de las Madres Carmelitas Descalzas, fundado por la Santa con la presencia de San Juan de la Cruz, en cuya iglesia se custodia su sepulcro. No existe mejor espacio para concitar el continente y el contenido, la profundidad y la altura del mensaje expuesto y la verdad de la llamada de vida que lo hace propio y lo lleva a efecto. Se ofrece al visitante un recorrido exterior por las diversas estancias que acogen la muestra un paseo interior por el propio castillo personal todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos. (1 M. 1.)

Se pretende con esta gran exposición que todo el que se acerque a la figura de nuestra Santa sienta su cercanía al modo de sus contemporáneos según el testimonio del insigne Maestro de la Universidad salmantina cuando afirma “que nadie la conversó que no se perdiese por ella; y que, niña y doncella, seglar y monja, reformada y antes que se reformase, fue con cuantos la veían como la piedra imán con el hierro; que el aseo y buen parecer de su persona, y la discreción de su habla, y la suavidad templada con honestidad de su trato, la hermoseaban de manera que el profano y el santo, el distraído y el de reformadas costumbres, los de más y los de menos edad, sin salir ella en nada de lo que debía a sí misma, quedaban como presos y cautivos de ella” (Fray Luís de León).