El popular cocinero y presentador de concursos culinarios en televisión Alberto Chicote ha pasado unos días en Salamanca para grabar en la localidad de Babilafuente uno de los episodios de su nuevo programa. Su estancia ha sido agridulce.

El recibimiento en el pueblo de Las Villas no fue el esperado, o tal vez sí. Chicote pretendía grabar en la residencia de mayores, pero no sólo se encontró con la negativa de permiso por parte de la dirección, sino también con la protesta de sus trabajadores, que le recibieron con una cacerolada cuando intentaba acceder al centro.

Los manifestantes mostraron sus recelos a Chicote al considerar que este tipo de programas de televisión sólo buscan la polémica barata, el amarillismo, tergiversando y manipulando la realidad a su antojo para construir un mensaje que llame más la atención a la audiencia. De hecho, en redes sociales le suelen recordar cómo los restaurantes que supuestamente había reflotado en su programa de televisión ahora están cerrados, acusándole de timo. Así que el cocinero se fue por donde había venido.

Venía de Salamanca, donde se ha alojado durante estos días junto a su equipo, compuesto por una decena de personas. En la capital charra, pese al mal trago de Babilafuente, asegura haber disfrutado, como así ha mostrado a través de su perfil de la red social Instagram, con imágenes difundiendo la belleza de Salamanca y también algunas fotografías curiosas.

Así que Chicote esta vez ha alucinado pepinillos (su famosa frase) no sólo con los restaurantes que tenía que visitar para su programa, sino también con la majestuosidad de la ciudad del Tormes, Patrimonio de la Humanidad y Capital Europea de la Cultura. Unos ingredientes que sólo se encuentran en este suculento plato que ofrece la ciudad de la piedra dorada.