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Todavía quedan flecos pendientes para erradicar la hepatitis

28 julio, 2018 15:10

Este sábado, 28 de julio, se conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis. Desde la Plataforma de Afectados por Hepatitis C de Salamanca aprovechan esta jornada para sensibilizar a los salmantinos sobre las hepatitis víricas (A, B, C, D, E). Lo hacen con una mesa informativa en la Plaza Mayor y movilización en las redes sociales.

Y es que no se trata de una enfermedad que sólo adquieren personas que mantienen relaciones sexuales de riesgo o drogodependientes. Cualquiera puede coger el virus. Es el caso de Tito, miembro de la plataforma charra, que a comienzos de los noventa se hizo unas pruebas al conocer que un familiar era seropositivo, pero fueron negativas. Años después sufrió un accidente laboral y, al entrar al quirófano, le comunicaron que tenía hepatitis C. Sospecha que pudo contraerla porque al trabajar en las obras de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y la Exposición Universal de Sevilla otros obreros a veces le cogieron sus efectos personales.

Pero, al igual que le detectaron la enfermedad, se la curaron, porque los fármacos actuales permiten erradicar el virus, como si se tratara de un catarro. Y no se transmite por contacto o por el aire. Consuelo, otro miembro de la plataforma, vivió con su marido enfermo varias décadas sin contraer el virus. Eso sí, curarse no garantiza que se pueda volver a coger. Por eso desde la plataforma también llaman la atención de los profesionales de la salud en todo el mundo para que se fortalezcan las medidas de prevención y control de una enfermedad que tiene consecuencias graves para la salud de la población y que ocasiona 1,34 millones de muertes anuales, superando incluso al VIH/SIDA.

La pandemia de hepatitis vírica supone una pesada carga para las comunidades y para sus sistemas de salud. Por eso destacan la importancia que adquieren avanzar en la consecución de las estrategias mundiales propuestas por la OMS para eliminar las hepatitis víricas en 2030, tres palabras claves: diagnosticar, tratar y curar.

“Poner fin a la amenaza que representa esta pandemia es factible utilizando las herramientas y métodos disponibles en la actualidad encaminados a interrumpir la cadena de transmisión de la infección”, explican desde la plataforma ciudadana. Para ello consideran fundamental la extensión de las programas de prevención, ejercer el control de las infecciones en la atención sanitaria y en los procedimientos quirúrgicos, facilitar el acceso seguro a los alimentos y al agua (hepatitis A y E), garantizar el acceso universal a las vacunas (hepatitis A, B y E), mejorar la seguridad de la sangre realizando un cribando de las donaciones (hepatitis B y C), normalizar los cribados selectivos para localizar los casos silentes (hepatitis B y C), garantizar el acceso universal a tratamientos (hepatitis B, C, E), desarrollar actuaciones que minimicen los daños para los consumidores de drogas inyectables (hepatitis B y C), promover prácticas sexuales más seguras (hepatitis B).

En la actualidad existen tratamientos que permiten a los pacientes tener una buena calidad de vida (hepatitis B) y tratamientos que curan la enfermedad (hepatitis C), “el problema es que la mayoría de personas, sobre todo las que viven en países con bajos recursos, no tienen acceso ni a la realización de pruebas de detección, ni a vacunas y mucho menos a tratamientos, dado el elevado coste que imponen las farmacéuticas a los medicamentos.

Prevención y curación en las cárceles

Uno de los mayores problemas que detecta la Plataforma de Afectados por Hepatitis C de Salamanca es la presencia del virus en los presos. Por eso reclaman que también lleguen los fármacos a las cárceles, Topas en el caso de la provincia charra, además de llevar a cabo una exhaustiva prevención. “Nos hemos encontrado siempre un muro para poder acceder, no hay voluntad de curar, encima a una población que está hacinada”, explica Esther Mate, presidenta y portavoz de la pataforma.

En la prisión de El Dueso, en Cantabria, se llevó a cabo un programa piloto que ha permitido curar a todos los enfermos de hepatitis C. “Así se controlarían focos importantes, porque son enfermos que entran y salen de la cárcel y pueden propagar el virus”, añade Esther Mate.