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Torería y emoción en la peña Afición Vallisoletana

31 julio, 2018 12:21

No se esperaba menos del heredero del mejor ganadero de bravo que ha dado la historia de la Tauromaquia: Victorino Martín, la leyenda continúa. De tal palo…

Y llenazo absoluto en la inauguración de la nueva sede de la entidad taurina, que recobra protagonismo por derecho propio. En la mesa, flanqueando a Victorino Martín, estaban Mariano Hernández, presidente provisional de la Peña, el propio Castellanos  y el buen aficionado y amigo del ganadero José Antonio Tamayo (el mulillero más romántico que Las Ventas haya tenido).

Muchos avatares han pasado los supervivientes de esta longeva peña hasta conseguir un local adecuado donde depositar y exhibir sus reliquias taurinas. Cientos y cientos de carteles, fotos, libros, entradas, etc., ya están a buen recaudo y prestas para que los aficionados puedan disfrutar de ellas con la vista. Además de un buen servicio de repostería con el profesional Daniel Pardo.

Victorino no para, y en un ir y venir continuo por la piel de toro, y parte del país galo, recorre lugares inéditos para el ganadero (nuevo en esta plaza); ora presentando la cartelería donde se anuncian sus toros, ora impartiendo doctrina taurómaca, ora defendiendo la Fiesta a través de la Fundación Toro de Lidia (FTL) de la que es presidente. Y se nota muchísimo.

Y su presencia en Valladolid se debe fundamentalmente a la machaconería de uno de sus socios más veteranos de la Peña: José María Castellanos. Y lo consiguió. Y llenó. Y asombró a propios y extraños.

Y Victorino deleitó con esa labia, desparpajo e inteligencia con la que Dios y la Providencia lo han dotado. Contó con precisión histórica el legado de su padre, con el que ha compartido los triunfos y el desasosiego de una ganadería durante más de 30 años, tras licenciarse como veterinario. Antes quiso ser y llegó a debutar con picadores.

Se refirió a la Fundación y dejó claro que necesita el apoyo del aficionado, además de unas ideas  claras que la mayoría de entusiastas desconocen: “no estamos defendiendo la tauromaquia, estamos defendiendo algo mucho más importante, una manera de vivir y de celebrar, una civilización humanista que el animalismo quiere destruir".

Y luego habló de sus encastes y de la recuperación de otros como el de Monteviejo (Arturo Cobaleda y Francisco Galache) y Urcola (Francisco Galache). Y en ese momento se invitó a participar en el coloquio al novillero vallisoletano Darío Domínguez para hablar de Monteviejo, ya que el día 12 de agosto mata una novillada de este encaste en El Barco de Avila.

El momento emotivo de la noche llegó cuando la Peña hizo entrega de un obsequio al ganadero dinástico: un retrato de su padre -el gran Victorino calado con su clásica gorrilla- obra del ilustrador pucelano Miguel Angel Soria.

Y a continuación la poetisa Eumelia Sanz recitó magistralmente una composición dedicada a los toros de Victorino. “Sin toro no hay Fiesta”, dixit Victorino el viejo (†).

La cultura literaria del toro finalizó con otro poema del rapsoda Bernardino Vergara dedicado a Joselito “El Gallo”.

Como colofón hubo entrega de reconocimientos a los socios más veteranos de la Peña que han cumplido medio siglo, entre ellos nuestro amigo Castellanos, a quién se le soltaron unas lágrimas.

Y un montón de gente conocida que acudió a la Peña a pesar del calor, sobre todo entidades taurinas como Maríadela  Alvarez (Federación Taurina de Valladolid), Manuel Perucho (Asociación Taurina de Iscar), acompañado de Félix Domínguez (padre del novillero). Raúl Redondo alma mater y secretario de La Empalizada (Montemayor de Pililla), bien acompañado por los aficionados Marta e Israel.

Tampoco faltaron amigos de la Peña El Juli. El Dr. Rabadán, (cirujano de la plaza de toros) con su amigo Manolo Illana (Grana y Oro). Los críticos taurinos Gonzalo Santos y Pepe Estévez. El gráfico de Aplausos Jóse Salvador, así como los aficionados de Laguna José Luis Ramírez y Juanjo Rodríguez. La galería de fotos es obra de nuestra colaboradora Natalia Calvo.

Tras el acto se sirvió un aperitivo amplio y variado servido por Daniel Pardo donde dominó un tinto ribereño que fue obsequiado por el gerente de la bodega Oscar Mendiluce. Hablamos de Carramimbre, de Bodegas Pingón. En esta ocasión fue un tinto roble delicioso.

Larga vida a la Peña y suerte para Victorino!!!