Uno de los momentos más esperados del comienzo de fiestas de San Agustín 2018 era el discurso que ha ofrecido el músico David Rivas, muy querido y respetado en el municipio.

La música no podía faltar en los cerca de 20' minutos que Rivas ha dedicado a s su ciudad natal y, acompañado de una composición al piano de su gran amigo y compañero José Ángel Jiménez, el músico ha dividido su discurso en cuatro actos, como si de una de sus piezas musicales se tratara. Los dos primeros actos, los ha dedicado a recordar su infancia y juventud en el municipio, donde compartió anécdotas y días felices con quienes hoy también son personas de peso en Toro, como su alcalde, Tomás del Bien. Dos actos que han arrancado lágrimas y emoción en más de un momento y un constante aplauso del público, entre el que se encontrar la orgullosa familia de David. Tras su paso por el instituto, sus comienzos en el mundo de la música, la salida a la universidad y el conservatorio y la vuelta a su ciudad como profesor, Rivas ha llegado a un tercer acto en el que ha invitado a los toresanos a reconocer y estar orgullosos de todo cuanto la ciudad logra y ofrece. Desde monumentos históricos como La Colegiata hasta grandes logros en atletismo, fútbol, pintura o música. Así, Rivas ha invitado a los toresanos a no dejarse llevar por el negativismo y a seguir luchando por el avance y crecimiento de Toro. Finalmente, el cuarto acto de las palabras del músico han sido para agradecer a sus amigos y familiares su presencia hoy y su apoyo diario y a todos los que decidieron otorgarle el honor del discurso que ha pronunciado esta noche. Tras las palabras de Rivas, el público le ha dedicado una sentida ovación poniéndose en pie.

El emotivo momento ha dado paso a la imposición de bandas de Nerea, Zaira, Alba y Andrea, las bellas toresana que conforman la Corte Real de Irene, Reina de las Fiestas de San Agustín 2018, quien ha protagonizado una hermosa coronación. El punto final al día de hoy lo pone el mítico y aplaudido dúo Camela, que actúa en la misma Plaza Mayor, dando paso a una interminable noche de fiesta por los bares de la zona.