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Unidad del Sueño, los vigilantes de los trastornos de Morfeo

7 septiembre, 2018 16:57

Cuando llega septiembre los efectos del final de las vacaciones y el regreso a la rutina laboral centran la actualidad informativa. Es el denominado síndrome postvacacional, que nos cambia el sueño y el humor. Ahora también se habla de los efectos que conllevará el cambio del huso horario. Pero hay quienes tienen un síndrome duradero y cada noche es un suplicio. Para tratar esta patología, el hospital de Salamanca dispone de una Unidad del Trastorno Respiratorio del Sueño, que dirige el doctor José Luis Fernández, del Servicio de Neumología.

Compuesta por dos médicos y tres profesionales de enfermería, se puso en marcha hace dieciocho años como una unidad multidisciplinar por la necesidad de atender una patología muy común, el síndrome de apnea del sueño, que afecta al 10-15% de la población (cuanto más envejecida mayor es la incidencia). Desde entonces han realizado más de 11.000 estudios, a un ritmo de cuatro o cinco cada noche.

Cuando un paciente detecta problemas de sueño, acude a su médico de cabecera. Si el doctor percibe que no puede controlar el trastorno, deriva el caso a un especialista en el hospital y ahí entra en acción la Unidad del Sueño. Los pacientes van a dormir al hospital, donde se les realiza una polisomnografía, es decir, se le colocan electrodos cerebrales y sensores para controlar su actividad respiratoria y cardiovascular. “Registramos un montón de señales que se descargan en un programa informático y después analizamos en el ordenador los datos para corregir los fallos. A lo mejor son mil pantallazos durante una noche, tenemos mucha información junto con la historia clínica”, destaca José Luis Fernández.

El tratamiento más común es la denominada presión positiva continua en la vía aérea, CPAP, un dispositivo que mete aire y aumenta la presión sobre la faringe y evita que la vía aérea se colapse. “Es una terapia que hay que seguir, de control continuo de cada paciente, para que sea eficiente, pero eso requiere una colaboración e implicación del paciente. Es como las gafas, si te las pones ves, si no, pues no”.

Hay pacientes con hasta mil apneas en una noche, algunas de diez segundos, otras de más de un minuto. Controlar esta patología es fundamental, pues “altera la calidad de vida, porque el cerebro debe realizar más trabajo y su descanso no es eficiente. Un paciente puede dormir muchas horas pero no descansar”. Algo que luego deriva en una menor actividad física, el carácter, incluso en disfunción sexual y accidentes laborales. Así, además de mejorar la salud de los pacientes, en el hospital se logra un ahorro para la sanidad pública, porque detectar estos casos evita un gasto mayor en medicamentos.

Por eso, en la Unidad del Sueño no sólo se realizan estudios de la patología respiratoria, también problemas neumológicos, psiquiátricos y cardiológicos, incluso en niños. “Cada vez vemos la influencia de nuevas patologías, sobre todo el uso nocturno de aparatos tecnológicos por la noche, como ordenadores, ipad, libro electrónico… Si alteramos la relación entre luz y actividad surgen los trastornos de sueño. Los seres humanos somos animales de actividad con luz, no animales nocturnos”, concluye el doctor José Luis Fernández.