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Un océano de hormigón de 14 millones de euros busca dueño

23 septiembre, 2018 09:55

Hace casi diez años que el antiguo Mercasalamanca dejó de utilizarse para poner en marcha las modernas instalaciones junto a Doñinos de Salamanca. Unos veinticinco fruteros, diez carniceros y cinco pescaderos al por mayor dejaban atrás veinte años de olvido para comenzar una nueva aventura empresarial. Las naves donde se alojaban fueron derribadas y hoy queda un solar de 120.000 metros cuadrados que se expande cual océano de hormigón. Y sin tener oleaje, la marejada se cierne constantemente sobre él.

Esta semana Partido Socialista y Partido Popular han vuelto a enfrentarse en el Ayuntamiento de Salamanca por la viabilidad de Mercasalamanca, aludiendo de rebote a las antiguas instalaciones. Y es que hace una década se proyectó la construcción de miles de viviendas en lo que sería la prolongación del barrio Garrido. También equipamientos de ocio y deportivos, incluso grandes infraestructuras, como una nueva estación de ferrocarril para el tren de alta velocidad. Pero el estallido de la crisis económica truncó esta operación urbanística y desde entonces el futuro de la parcela está en entredicho.

Según el informe del control financiero de Mercasalamanca de 2017, en el ejercicio 2025 se prevé un ingreso por importe de 14.105.000 euros en concepto de venta de suelo. Así, se considera que una vez superada la crisis, con el mercado inmobiliario renacido y la vivienda en stock prácticamente vendida, habrá interés por comprar esa parcela para levantar nuevas promociones de pisos.

El informe detalla la cantidad de 5.075.281,61 euros correspondientes a las parcelas resultantes de las antiguas instalaciones, no habiéndose enajenado ninguna parcela hasta el momento. Además, el plan de saneamiento recoge unas plusvalías por importe de 9.029.718,39 euros. Pero, "teniendo en cuenta que las plusvalías generadas al día de la fecha por enajenaciones de suelo equivalen al 107%, y que añadido a la situación actual del mercado inmobiliario, así como a la lentitud en el desarrollo urbanístico del sector, hace que se generen dudas razonables sobre el cumplimiento de los ingresos previstos por este concepto”.

Pasar junto al antiguo Mercasalamanca es recordar lo que fuera una de las principales zonas industriales de la ciudad, transformada en una alfombra de escombros tras el derribo de las naves que durante algunos meses fueron cobijo de indigentes, drogadictos y delincuentes, además de refugio de prófugos. Un gueto donde cada nave era un barrio dentro de una peculiar ciudad. Diez años después de su abandono, esta parcela sigue dando que hablar en busca de dueño.