Dos Pilares y un Puente para el Ayuntamiento de Valladolid
El Día de la Provincia de Valladolid 2018 fue una exaltación merecida de la labor de los secretarios, interventores y tesoreros de los pueblos, cuerpo de la administración pública española que surge a raíz de la Constitución de Cádiz (1812), cuyo artículo 320 disponía: “Habrá un secretario en todo Ayuntamiento, elegido por éste a pluralidad absoluta de votos y dotado de los fondos del común”.
Las funciones principales de los secretarios son dar fe pública y garantizar que todas las acciones que se lleven a cabo en los ayuntamientos se ajusten siempre a la legalidad.
Sin embargo, en el día a día, su función resulta a menudo incomprendida. Resultan incómodos para muchos alcaldes y concejales en el gobierno municipal, los cuales preferirían administrar los dineros públicos a su libre albedrío, sin el control del molesto secretario-interventor, como si el ayuntamiento, amparados en su condición de cargos electos, fuera su finca particular.
El presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero (PP), hizo un elogio sincero, incluso emotivo, de estos profesionales. Su propio padre fue secretario, de modo que su infancia transcurrió en un ambiente en el que los libros de cuentas, las anotaciones registrales, los presupuestos, las actas, etc. eran algo habitual.
El cuerpo de secretarios-interventores de la administración local resulta hoy, no obstante, un grupo funcionarial extraño en comparación con otros cuerpos de funcionarios. Acceden a sus cargos por oposición de carácter nacional, pero su sueldo, en vez de proceder directamente de un ministerio o de una administración autonómica, como los de los jueces, médicos, profesores, guardias civiles, etc., son sufragados directamente por cada ayuntamiento. Y es este un detalle que no ayuda precisamente a preservar la necesaria independencia de estos profesionales.
Llamaron la atención las palabras con las que Jesús Julio Carnero concluyó su intervención: “¡Buen camino! ¡Hasta siempre!” Una despedida al modo de los peregrinos del Camino de Santiago que iba más allá de la que procedía para poner fin al discurso del acto del Día de la Provincia. En realidad, fue un avance de su despedida como presidente de la Diputación vallisoletana tras las elecciones municipales de mayo de 2019, una vez que cumpla los ocho años en dicho cargo.
Como sucede en el resto de provincias, Valladolid es también un cúmulo de incertidumbres políticas. Al menos en lo que al PP se refiere, con el retraso en la designación de candidatos en los diferentes ámbitos.
Por ejemplo, se desconoce todavía el nombre de los candidatos de PP y Ciudadanos a la alcaldía de Valladolid. Circula la teoría de que serán dos Pilares y un Puente, es decir, Pilar del Olmo, actual consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León, por el PP; Pilar Vicente, concejala y diputada provincial, por Ciudadanos, y Óscar Puente, actual alcalde, por el PSOE.
Si finalmente esta fuera la quiniela, estaría por ver, a falta de mayoría absoluta, si las Pilares harían collera contra Puente o si la combinación sería una Pilar (la de Ciudadanos, claro) de rodrigón de Puente, ay. Y si ese mismo juego de colores se trasladaría a la Diputación igualmente.
Así las cosas, el morbo está también en conocer el destino político final de Jesús Julio Carnero. Su condición de presidente del PP vallisoletano augura que tendrá algún puesto de salida, pero todavía no se sabe cuál. Y cuando uno pregunta por la cuestión, la respuesta son los famosos versos de Calderón de la Barca ensalzando los tercios de infantería españoles del s. XVII: “Aquí la más principal / hazaña es obedecer, / y el modo cómo ha de ser / es ni pedir ni rehusar”.
A pesar de la teoría de las Pilares, a uno le parece que una excelente candidata a la alcaldía vallisoletana para el PP sería Isabel García Tejerina, exministra de Agricultura, también presente, como acostumbra, en el acto del Día de la Provincia. Tejerina forma parte del círculo de confianza de Pablo Casado y su condición de exministra le da un perfil muy adecuado para disputar la alcaldía a Óscar Puente, cuya figura política, gracias a su condición de portavoz de la ejecutiva federal del PSOE, ha adquirido una dimensión nacional.
Sobre Puente, en el almuerzo posterior en Boecillo se comentaba su ausencia en los actos de homenaje organizados en el Ayuntamiento a Tomás Rodríguez Bolaños, fallecido el pasado 2 de noviembre. El regidor vallisoletano se encontraba en esas fechas en París en un viaje familiar y tenía programada una cena con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
La muerte se presenta muchas veces sin avisar, claro. Y a Puente el fallecimiento de Bolaños, figura histórica del socialismo vallisoletano, lo pilló lejos de casa. Se le buscan tres pies al gato al asunto, acaso por hallarnos en estos momentos preelectorales. Pero no es el único a quien la muerte de un familiar o de un amigo le llega en un momento inconveniente.
Conque, no parece buena cosa hacer política con un deceso y sus circunstancias, ay.