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El compañero canino de víctimas de violencia de género

25 noviembre, 2018 15:05

Cuando una mujer sufre violencia de género, ese episodio tan traumático en su vida por el maltrato tanto físico como psicológico provoca en ella un cambio en la personalidad que requiere de una sofisticada rehabilitación. Porque no se trata de recuperar la confianza y la autoestima, también el bienestar general. En este proceso el Ayuntamiento de Salamanca, a través de la Policía Local, contribuye con el proyecto ‘PEPO: perro de apoyo y protección’.

Esta iniciativa se fundamenta en los aspectos beneficiosos que los animales de compañía, especialmente los perros, pueden transmitir a las personas que han sufrido violencia de género, tal y como se ha demostrado en numerosos casos. Se trata de un animal adaptado a las características de la víctima de maltrato, con un seguimiento a cargo de un equipo de psicólogos, trabajando en paralelo con los policías de la Unidad Canina sobre las características de su domicilio, la actividad laboral que desempeña o sus aficiones y tiempo libre.

Tres son los perros ya preparados: Luna, un pastor alemán; Cubas, un labrador; y Poly, un bodeguero. Pero ya se está formando a otros dos para dos víctimas de maltrato. “No solo se trata de educar o adiestrar a un animal para entregárselo a su nueva dueña”, explica el oficial responsable de la Unidad Canina de la Policía Local de Salamanca, sino que el proyecto ‘PEPO’ conlleva un proceso de aprendizaje para las víctimas de malos tratos que se convertirá en cura paulatina. Es, por tanto, un medio terapéutico que hace posible que la víctima se vuelque en su perro, motivada por aprender y obligada por las responsabilidades del animal haciendo que sus problemas pasen a un segundo lugar.

El proceso comienza en el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Salamanca. Cuando la psicóloga considera que una mujer está preparada para entrar en el programa PEPO se le busca un perro con una características adaptadas a su perfil. Por ejemplo, a la víctima a quien se entregó Luna hace un año le gusta mucho caminar y salir a pasear, es una mujer activa.

El seguimiento y la coordinación entre Policía Local y Servicios Sociales es constante. Cada semana la dueña del perro tiene que acudir a las dependencias policiales para formarse y a la vez la Unidad Canina evaluar al animal. Allí se le ofrecen consejos para interactuar, juegos, trucos… “Si cumple con todo lo que le hemos enseñado nos da pie a seguir progresando en la terapia”. Así, hay unas pautas y objetivos a cumplir dentro de un proceso de rehabilitación social de la víctima de maltrato.

Son, al fin y al cabo, pautas de convivencia, “para que la interacción con el perro sea positiva”. Por ejemplo, para recuperar la confianza en hábitos a priori tan simples como viajar en transporte público, “se cuidan todos los detalles, incluso el lugar donde duerme el perro, no es un animal de defensa, sino de apoyo y compañía”. Hasta la asistencia al veterinario es consensuada con la Policía Local, “es parte de la terapia, de ir cogiendo hábitos, el vínculo con el animal le obliga a tener esas pautas”. Porque el perro ya es su nuevo compañero para toda la vida salvo que haya algún problema de adaptación, que no ha sido el caso. Así, se cumple una doble función, “porque hemos recogido a un perro abandonado y lo hemos rehabilitado, mujer y animal, ambos, se retroalimentan”.

“Me dibuja una sonrisa cada día, algo que había olvidado”

La víctima de maltrato que recibió a Luna hace un año atiende a NOTICIASCYL para relatar su experiencia durante este tiempo. “Es un tratamiento excelente y animo a todas las personas que pasen por este problema a que se apunten”, resume, confesando que es la primera vez que tiene un animal de compañía. Y es que el vínculo con el perro “ayuda psicológicamente, me vuelco con él, me motiva a adiestrarlo, además de la responsabilidad que conlleva un animal”.

La terapia está funcionando positivamente con esta víctima de violencia de género. “Olvidas pensamientos negativos, me dibuja una sonrisa en la cara varias veces al día, algo que había olvidado. Me da seguridad, volviendo a salir a la calle, y autoestima, sientes que vales para algo”. Además, supone una tranquilidad, “también para mi familia, me sentía una carga para ellos”.

El vínculo con el animal cada día es más intenso. “Me he vuelto a sentir querida, el cariño que te da es muy satisfactorio”. Así, por poner un ejemplo de lo que ha supuesto el programa PEPO de la Policía Local de Salamanca para esta víctima, “antes no cogía el teléfono para hablar con amigos porque siempre era un monotema, hablar de mi problema, pero ahora hablamos mucho del perro”.

Al mismo tiempo, el animal le ha dotado de autonomía. “Antes tenía que pedir a alguien que me acompañara a algún sitio”. Tal es la relación que recientemente se lesionó “y el estar unos días sin el perro es como si me faltara algo de mí misma”. Por eso, agradece la labor de todo el equipo de Servicios Sociales del Ayuntamiento y de la Unidad Canina de la Policía Local, “por su sensibilidad y apoyo”, esperando que las administraciones concedan más recursos para no sólo poder continuar este proyecto tan beneficioso, sino incrementarlo.