Menú político a la italiana
Las elecciones autonómicas celebradas en esta jornada de domingo en Andalucía no son unos comicios más. Aún a sabiendas del posible resultado de algunas formaciones políticas -que PSOE y PP bajarían, Podemos se estancaría y Cs subiría- el verdadero problema para este escencario político nuevo es la irrupción de la extrema derecha, pura y dura, que logra su primer gran éxito electoral en democracia. Gracias, en parte, a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ay!
El nuevo panorama resultante es tan simple, pero a la vez tan complicado, como que los socialistas se quedan en 33 escaños y Adelante Andalucía logra 17; mientras que el PP y Ciudadanos suman 47 diputados y el partido de ultraderecha, 12. A primera vista ello supone que el desembarco del partido de extrema derecha -racista y populista- y el ascenso de Ciudadanos dan a los populares su primera opción de gobernar Andalucía. ¿Será posible? A pesar de que aseguran desde Génova "estamos eufóricos. Esto es histórico". Los populares ya dicen que no tienen ningún problema en pactar con la formación de extrema derecha, que entre otras cosas, lleva en su programa la supresión de las autonomías o de la ley de violencia de género.
He ahí la complicada, pero sencilla a la vez, partida de ajedrez de la formación de Albert Rivera. ¿Pactará con Vox para aupar al PP a gobernar, tal como insinúan desde la dirección de Pablo Casado? Modestamente, Ciudadanos no puede entrar en esa disyuntiva, porque a nivel nacional sería su propia destrucción. Más bien su táctica será desmarcarse de la extrema derecha de Abascal y de Casado, que pugnan por ver quién madruga más. Cs debe dejar gobernar, tras la abstención en una segunda votación, a la lista más votada con el apoyo también de Podemos, pero sin entrar ambas formaciones en el Gobierno andaluz, o de lo contrario forzar unas segundas elecciones. En otro escenario, y más que razonable, muy a pesar de Susana Díaz, la única salida realista que le queda al PSOE es intentar entregar la Presidencia a Juan Marín, de Ciudadanos, –en segunda vuelta y con abstención de Adelante Andalucía–, si quiere evitar un tripartido con Vox presidido por Juanma Moreno, tal como plantea ya la formación naranja. Pero ya entramos en la italianización de la vida política española. Donde para gobernar se necesitan, al menos, tres fuerzas políticas. Pobre piel de toro, qué miedo, ay!
El PSOE y la izquierda morada de Podemos. ¿Qué ha pasado para que no sumen? Sencillo, en primer lugar ese 40% de abstención -la mayoría de izquierdas- desmotivado y hastiado de estas políticas y maneras, también políticas, que no le llegan. Tanto Franco y tanto Valle de los Caidos -tanto monta monta tanto Sánchez como Iglesias- han logrado movilizar a esa extreman derecha -la pura y dura- que estaba anestesiada en las filas populares. Y Cataluña en el horizonte. El independentismo flaco favor ha hecho a la democracia. De aquellos y estos polvos politico juficiales llegan estos lodos. Los españoles, la mayoría de centro izquierda, quieren oir otros mensajes... Pensiones, paro, sanidad, educación, derechos sociales, impuestos, solidaridad... basta ya de tanto Franco y tanto Valle de los Caídos de los que pasaba la inmensa mayoría del pueblo español pero, ojo!, no la extrema derecha.
Los ejes que han vertebrado el discurso de Vox han sido muy claros: el nacionalismo español, el antiindependentismo, mensajes contra la inmigración, la ley de memoria histórica y la ley contra la violencia machista; además de constantes alabanzas a las fuerzas de seguridad y al Ejército. Incluso, Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional (el antiguo Frente Nacional francés), ha felicitado a la fuerza de extrema derecha española: “Mis cálidas felicitaciones a nuestros amigos de Vox, que esta noche obtienen un resultado muy significativo para un joven y dinámico movimiento”, ha escrito en Twitter. Por otro lado, periodistas de Contexto y La Sexta han denunciado que no los han dejado entrar en el hotel reservado para seguir el recuento, ay!
Finalmente, el PP, de euforia nada, porque se desangra tanto por su derecha -con Vox- como por la izquierda -Ciudadanos-. Esta debe ser una lectura que, más que eufórica, debería suponer una seria reflexión al nuevo equipo de Pablo Casado. ¿Quién es más de derechas, Vox o el PP? Esa es la campaña que ha realizado la formación gaviota. Craso error, porque para tocar gobierno necesitan otra tercera fuerza, y ahí comienza su serio problema.
El PSOE. Simple y llanamente que su proceder en Andalucía estaba muy lejos de los postulados de izquierda. Tanta corrupción. Tanto poder durante tantos años. Tanto nepotismo. Tanto personalismo. Tanto ocultismo y, cómo no, tanta soberbia, ha desmotivado a un electorado, hablamos de un 40% de abstención, que ha dejado en manos de la derecha -si incluimos a Cs- el poder formar gobierno. No es malo, como debería ocurrir por estos lares, abrir las ventanas, levantar las alfombras, airear los despachos e insuflar savia nueva a la administración. Por el bien de todos, ay!
Finalmente, Ciudadanos sale como partido que más ha crecido. Sí, cierto, pero no es menos cierto que sigue siendo la tercera fuerza política a distancia de los dos partidos mayoritarios. También deberán de hacer lectura de las consecuencias de estos resultados. Ellos más que nadie. Unos números que todos esperábamos y, de paso, ratifican nuestra impresión de hace tiempo de que serán necesarios en casi todos los escenarios para que se formen gobiernos. Así lo escribí la semana pasada, El poder de la llave. Ciudadanos debe meditar, como indiqué anteriormente, qué camino deberá tomar en este nuevo escenario... De esa andadura depende, y mucho, su nuevo camino y su futuro. No debe olvidar la historia de UPL y CDS... Su adversario en las urnas no es otro que el PP, a decir!
No quiero marchar a la cama, y antes de emprender un viaje de una semana por tierras andaluzas, ¡vaya casualidad!, sin hacer una pequeña reflexión. Muchos se han quedado de piedra mirando al futuro preguntándose si el auge de Vox es puntual o supone el desembarco permanente de la extrema derecha en las instituciones. La respuesta, en primavera con las elecciones generales para las que Sánchez e Iglesias ya tienen discurso con el ¡No pasarán! y Rivera también con el ejemplo que marque en Andalucía para quitarse ese sambenito de derechona y abrazar, por fin, el liberalismo dejado en el camino por el nuevo equipo popular, a esperar, cachis!
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.