El fútbol desde los ojos de un niño de seis años
“Yo nací para el fútbol como Beethoven nació para la música”, dijo Pelé. “No hay jugadores jóvenes o viejos, los hay buenos o los hay malos”, se atrevió a apuntar Santiago Bernabeú. “El fútbol es un estado de ánimo”, aseveró una de las personalidades futbolísticas que tal vez más conozcan de la materia, como es Jorge Valdano.
Bla, bla, bla. El fútbol es más frases y sobre todo es mucho más sencillo apartándonos del 4-4-2 o de la defensa en zona a balón parado. El fútbol, aunque a muchos se les olvide, y miramos a Argentina con el bochorno de la Libertadores, no es más que un deporte en el que lo que se busca es la diversión.
Para sacar el lado más humano de este bello deporte charlamos con Asier Rodríguez Sánchez, un vallisoletano de solo seis añitos que juega en el C.D. Laguna, en la categoría prebenjamín B y que nos va a hacer ver lo verdaderamente importante de un mundo que mueve millones de euros a lo largo y ancho del planeta.
Un juego de niños
“Empecé a jugar al fútbol a los cuatro años en la Escuela de Fútbol y en el C.D. Laguna porque desde pequeñito me gustaba ver fútbol y también practicarlo”, nos cuenta Asier, ataviado con su indumentaria negra y roja del equipo de la provincia vallisoletana un martes fresquito minutos antes de disponerse a entrenar con el resto de sus compañeros.
Estamos acostumbrados a hablar de fútbol y a recitar de memoria alineaciones, a debatir sobre sistemas, sobre el 4-4-2, o el 4-2-3-1, pero el fútbol es algo más que táctica, es sentimiento y son, sobre todo, goles, por eso nuestro pequeño protagonista nos cuenta, sonrisa en boca, que “juega de delantero o de mediocentro”, añadiendo que le gusta ser el punta “porque así mete goles”.
En estas categorías el resultado y la clasificación final es lo de menos, se suele decir siempre, pero es la realidad. Nuestro protagonista viene de caer 3-2 el fin de semana pasado ante Rondilla y suman tres triunfos en lo que llevamos de temporada aunque como confiesa el ariete a NoticiasCyL, ganar la Liga está complicado.
A los papás se les cae la baba
“Cuando tengo partido me levanto siempre muy contento y muy nervioso y con muchas ganas de jugar el partido que es lo que más me gusta hacer. También que vengan a verme mis padres y que me digan: “¡Vamos Asier, tú puedes!”, nos explica el menudo pelotero que apunta maneras.
Elixabet Sánchez y Óscar Rodríguez, son los papás del pequeño, a los que se les cae la baba cuando su hijo les dedica alguna de sus dianas, como Asier nos confiesa con su mirada pícara antes de rechazar de lleno los gritos de otros padres o entrenadores que molestan porque él "juega para divertirse”.
Los días de partido se vuelven en imprescindibles para este seguidor fiel del Real Madrid, que tiene como sueño conocer algún día a Cristiano Ronaldo y que nos cuenta que tras cada choque ganado el premio que reciben son “unas deliciosas chuches” por el gran trabajo y esfuerzo realizado.
Lo verdaderamente importante
Sin embargo, en el fútbol en general (así debería ser) y en estas categorías iniciales, lo importante es que los chavales vean como imprescindible el trabajo en equipo y que hagan del fútbol la piedra angular para disfrutar y también para hacer amigos, que en la mayoría de las ocasiones, durarán para toda la vida.
“Todos los compañeros nos llevamos genial. Somos un gran equipo y me encanta cuando ganamos todos juntos. He hecho muchos amigos dentro del C.D. Laguna y también con rivales, en equipos como el Arces, por ejemplo”, añade Asier.
Asier sabe de la importancia de los estudios, fútbol a un lado, para avanzar en la vida y por ello es un estudiante aplicado que saca dieces y sobresalientes varios.
“De mayor quiero ser futbolista, es mi sueño. Si no lo consiguiera me gustaría ser torero”, confiesa nuestro joven jugador. Habrá que esperar unos añitos para ver si el deseo de Asier se torna en realidad. De momento, el pequeño nos ha dado una lección de lo que es el fútbol lejos del lujo y los billetes, centrándonos en los valores del trabajo en equipo, la diversión y el pasárselo bien. Todo un ejemplo para que los mayores tomen nota.