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Una mente brillante en un cuerpo de solo 11 años

17 diciembre, 2018 11:39

Silencio y concentración supina en una sala en la que aproximadamente seis jóvenes de no más de 12 años realizan sus tareas con una atención que, al que escribe, le sorprende notablemente. Matemáticas, comprensión lectora… un cuaderno personalizado y la tarea individualizada para cada uno de los alumnos que forman parte del Centro Kumon que se ubica en el Paseo de Zorrilla número 195 de la capital del Pisuerga.

De entre todos los presentes nos fijamos en un tímido jovencito llamado Nicolás Sánchez, alumno de sexto de primaria, que llega acompañado de su padre y ataviado con su uniforme del Colegio San José, para recibir la tarea que le asigna su orientadora, Virginia Vicente, antes de charlar detenidamente con este periódico.

Este fiel aficionado del Real Valladolid es el primer alumno que concluye el método Kumon de lectura desde que esta academia, que cada vez gana más adeptos, se instaló en nuestra ciudad. Nicolás es capaz de entender textos de bachillerato y primero de carrera gracias a una forma de trabajar que consiste en mejorar la comprensión lectora y matemática a base de ejercicios escuetos pero intensos que favorecen la concentración del pequeño.

‘La Celestina’ y Rousseau, dos de sus épicas conquistas

“Mis padres me enseñaron que es importante estudiar y hacer los deberes despacio mejor que hacerlos rápido y con errores. Si los hago con mucha rapidez seguramente me equivocaré”, nos confiesa con las ideas muy claras Nicolás Sánchez, este joven vallisoletano de solo 11 años que en el año 2012 empezó con el Método Kumon de matemáticas y hace tres con de lectura, siendo el primero en concluirlo.

Nuestro protagonista cuenta que arrancó con esta nueva forma de aprender “por recomendación de una amiga de su madre” y añade además que “los comienzos fueron duros” aunque no duda en definir este método como “el aliciente perfecto para los jóvenes que se ponen retos”, como este responsable jovencito.

Nicolás es capaz de leer y, sobre todo, comprender textos complejos como ‘La Celestina’, de Fernando de Rojas y otros como ‘El contrato social’, de Rousseau, contestando posteriormente y de manera correcta preguntas sobre su significado. Textos que tendría que abordar con 15 años o más, no con apenas la decena que tiene actualmente.

De Japón a Valladolid

Este hito del pucelano, que es capaz de comprender perfectamente estos textos tan complejos, se ha producido gracias a este método de aprendizaje que nació en el año 1954 en Japón, de la mano de Toru Kumon, al descubrir que su hijo no estaba mostrando todo su potencial en esa asignatura que a muchos pequeños se les atraganta con facilidad, como son las matemáticas.

Con este proceder y desde su llegada a la capital del Pisuerga en el año 2014, los alumnos “aprenden a estudiar y van desarrollando y adquiriendo correctamente una serie de capacidades de estudio a través del programa de matemáticas y los métodos de lectura”, nos cuenta la orientadora, que no profesora, de Nicolás, Virginia Vicente.

Se parte de la idea de que cada alumno es diferente, con unas necesidades y circunstancias muy diversas”, añade Virginia. Esta metodología está avalada en más de 45 países y aplica además las pautas y técnicas de estudio que necesita cada alumno en cada momento siendo muy importante, además del éxito académico, el “formar personas independientes y responsables que sepan valerse por sí mismas”.

Inteligente, pero un niño al fin y al cabo

Nicolás, méritos académicos a un lado es, al fin y al cabo, un pequeño de solo 11 años que nos confiesa que su objetivo y deseo futuros pasan por “tener muchos amigos en el colegio”, antes de añadir que quiere “ser tenista profesional” y además “criminólogo”.

Con un ejemplo como la copa de un pino como es Rafael Nadal, mejor deportista español de todos los tiempos y un cúmulo de valores, Nicolás toca el oboe y está enganchado a la lectura con la colección de ‘Los Futbolísimos’ como lectura predilecta.

Media horita apenas hace falta para ganarse la confianza del primer alumno que completa el Método Kumon de lectura, al que le brillan los ojos hablando de fútbol y su Pucela. Media hora basta para respirar una forma de aprender diferente en unas aulas que buscan formar y crear, crear personas que puedan valerse por sí solas en el mundo que vivimos hoy en día, tan especial y cambiante al mismo tiempo.