Belenes de Salamanca: Cuartel General Arroquia
Se acerca la no noche en que se conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret y en un país como España de mayoría cristiana, sobre todo en una sociedad tradicional como la salmantina, a buen seguro no faltará ya en los hogares una composición de figuras que rememora aquel momento. Es el Belén, en algunos casos sólo con el portal que incluye a los personajes principales, pero en otros toda una representación de la ciudad y la sociedad de la época.
En Salamanca pueden visitarse hasta el Día de Reyes auténticas maravillas artesanas. Y no sólo en los templos católicos, la tradición también puede encontrarse en lugares laicos. Por ejemplo, en el Cuartel de Ingenieros, junto a la puerta principal, visible para cualquier paseante.
Origen de belenismo
La construcción y exhibición de belenes forma parte de la liturgia navideña en muchas partes del mundo, especialmente en la tradición católica. Pero más allá del hecho religioso, el belén es una exaltación de la cultura rural y el mundo pastoril donde se recrean las montañas, los ríos y los que trabajan la tierra con sus manos. En los hogares, montar un belén es una actividad especialmente lúdica para los niños.
Estos animales ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma, en el año 1877. Antes de la celebración de Greccio existen muchos antecedentes de representación plástica del nacimiento de Jesús, tanto en las Catacumbas romanas (lo que da idea de su relación con el cristianismo primitivo) como en las iglesias y otros lugares relacionados con el culto religioso cristiano. Los antropólogos e historiadores relacionan directamente las figuras del belén con diferentes objetos de culto de formas antropomórficas y animales, desde las Venus prehistóricas hasta las pequeñas esculturas griegas llamadas tanagras, pero muy especialmente por el culto romano a los dioses del hogar (lares) que se realizaba también mediante pequeñas esculturas con forma humana y que se custodiaban en el larario.
La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223, realizado por San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia). La escena del nacimiento de Cristo no fue representada con figuritas y miniaturas de objetos cotidianos, como hacemos actualmente, ni con personas, aunque para la ocasión San Francisco sí utilizó animales. Se celebró la misa nocturna acompañada de una representación simbólica de la escena del nacimiento, mediante un pesebre (sin niño) con el buey y la mula, basándose en la tradición cristiana y los Evangelios apócrifos.
A partir del siglo XV se generalizó la costumbre del belén. En 1465, en el Renacimiento, se fundó en París la primera empresa fabricante de figuras de belén. En el siglo XIX apareció el arte (o afición artesana) del belenismo, que en general se practica a través de Asociaciones Belenistas, la primera de las cuales fue la de Wenns (Tirol, Austria) en 1860; aunque se cree que en Barcelona ya existía una asociación belenista anterior a esta fecha, su creación oficial es en 1863; en todo caso, y puesto que la asociación de Wens desapareció al cabo de un año de su fundación, la barcelonesa es la asociación con actividad en la actualidad más antigua del mundo.
Tipos de belenes
Abiertos o panorámicos, que son los visibles al menos por tres de sus caras o lados, situados más bajos que el punto de vista del espectador, sin estar rematados por celaje alguno, ni techo ni armazón que lo cierre, sino, en todo caso, por un telón liso de fondo.
Populares son los que se realizan utilizando técnicas sencillas de montaje, con materiales tradicionales (corcho, musgo, serrín, papel plateado, etc.) construcciones prefabricadas adquiridas comercialmente (portal y casitas de corcho y madera, ahora muchas veces plástico o resina; papeles decorados pintados como fondo, etc.), presentados normalmente “abiertos” y sin técnicas de perspectiva o muy básicas (como colocar en el fondo del paisaje pequeñas construcciones, figuras de mucho menor tamaño, etc.). La sencillez en el montaje no obliga a que las figuras sean también “populares”, ya que muchas veces se utilizan figuras de gran calidad artística, dependiendo del gusto del constructor. En general son los típicos belenes domésticos.
Cerrados los dotados de un cerramiento exterior (cajón, estructura metálica o de madera, cortinajes, etc.), que encierran el belén dejando como única vista un frente, a través de una embocadura, donde vemos todo como un paisaje cerrado provisto de perspectiva, como en un teatro, y cuyo realismo supera con mucho a los belenes abiertos. Se acostumbran a denominar dioramas artísticos. Una variedad muy importante del belén cerrado, que no es diorama, es el de escaparate o caja, más estrecho que un diorama, tiene varias caras o lados de vidrio que permite ver su interior y a veces puede estar concebido como un retablo que se cierra; su contenido es reducido y ligero para ser manejable y portátil y normalmente solamente representa la Navidad, su característica más singular es que una vez montados no se deshacen más, se exponen durante la Navidad y pasadas las fiestas se guardan19
Artísticos son los que el belenista realiza utilizando técnicas específicas y sofisticadas, propias del arte, la construcción y el maquetismo, intentando que el paisaje y el entorno del belén sea lo más realista posible o proporcione una serie de sensaciones similares a las de la contemplación de una obra artística. El belenista acostumbra a construir los edificios, modelar el paisaje, poner la iluminación adecuada, utilizando materiales muy diversos como el yeso, la madera, el poliestireno expandido, las pinturas, etc., y utilizar técnicas de albañil, carpintero, pintor, electricista, etc. El belén artístico, además, ha de respetar las reglas de la escala y la perspectiva. Casi todos los dioramas son de tipo artístico, mientras que los belenes abiertos son artísticos y populares de manera indiferente.
Los bíblicos (también llamados “hebreos” o “palestinos”), que recrean el paisaje, los personajes, los enseres y las costumbres que había en Palestina en el momento del Nacimiento del Salvador.
Los locales o regionales, que utilizan paisajes no bíblicos (normalmente de la zona donde vive el belenista) y son normalmente anacrónicos, puesto que las figuras representan personajes de tipología local, regional y o costumbrista, de épocas diferentes a la del nacimiento de Cristo; por ejemplo, en Nápoles se utilizan figuras vestidas a la moda del siglo XVIII, en Francia son figuras de finales del XIX o en Sudamérica visten las ropas tradicionales de cada provincia o de la gente humilde.
Los modernos, serían construidos de forma no figurativa, sino siguiendo las convenciones del arte contemporáneo y llegando hasta la abstracción, utilizando materiales y técnicas no convencionales y de diversa procedencia, como el metal, conchas, tejidos, botellas, luces, origami, instalaciones, etcétera.
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