El Zangarrón recorre Montamarta con cencerros y tridente en mano
A primera hora de esta soleada mañana de Año Nuevo el Zangarrón de Montamarta salía a las calles de la localidad cumpliendo con la tradición del día 1 de enero, conservando así una de las mascaradas más populares de la provincia de Zamora.
En esta ocasión, el joven David Lunghi ha sido el quinto elegido para dar vida a este personaje que bajo la máscara característica y acompañado del ruido de los cencerros que recorre las calles de Montamarta y sube hasta la ermita de Nuestra Señora del Castillo momentos previos a la misa. El aguinaldo, la bendición de los panes y la venia de las autoridades son elementos ancestrales que acompañan al Zangarrón cada año.
El Zangarrón es la seña de identidad del pueblo. Y la viven todos los vecinos como tal, participando en la donación del aguinaldo y en la asistencia al templo y a los momentos importantes del acto.
Por la dureza de la prueba, ahora sale un mozo el día 1 y otro el día 6, mientras que antiguamente salía uno los dos días. Se exige una buena resistencia física, pues lo importante es que suenen sin cesar los cencerros, por lo que es más importante estar brincando que correr.
Cuando se levanta el Zangarrón temprano sólo toma un café; después, no debe comer ni beber; sólo se le permite enjuagarse la boca. Comienza la labor de vestirlo a las seis de la mañana y se tarda en la labor unas tres horas, pues es una auténtica confección.
A las nueve de la mañana inicia el Zangarrón su recorrido por todas las casas del pueblo –menos donde haya luto- para felicitar el año y pedir el aguinaldo. Hace tiempo, solía dársele de aguinaldo “el pitorro para el Zangarrón”, es decir, un chorizo que se hacía especial durante la matanza para ese día; ahora se le da dinero.
A las 11,30 se dirige a la ermita de Nuestra Señora del Castillo, donde se va a celebrar la Misa mayor, solicitando también allí el aguinaldo. Este recorrido lo realiza por la antigua calzada, si no hay agua en la cola del embalse, o por la carretera, si la hay. Al llegar al templo, espera en la puerta la llegada de gente. Cuando ve alguna moza, se dirige a ella para pedirle el aguinaldo; si no se lo da, intenta levantarle la falda -hoy tarea imposible por llevar pantalones- y da tres saltos con el tridente en alto si son ellas quienes le dan el aguinaldo. Aquí también se producen las carreras tras algunos mozos que le provocan o que le son desconocidos; el castigo son los tres golpes que les da con el tridente en la espalda.
Indumentaria
El Zangarrón cubre la cara con una máscara completamente circular y que varía en fun- ción del día en el que sale. Común a los dos días es que están realizadas con corcho de colmena y con mimbres horizontales y verticales, tienen dientes de mimbre, círculos de los ojos, labios y dientes blancos, bigote y cejas de pelos de animal pegados y orejas de liebre -”porque duran más” que las de otro animal-. Complementa el atuendo con una piel de animal –antiguamente de choto y ahora sintética- cubriendo cabeza y espalda. Las diferencias radican en el color (negro, “de Diablo”, el día 1) y rojo (“de gala”, el día 6). Además la del día 6 de enero lleva en todo su contorno papeles de colores, cosa que no ocurría el día 1, hasta hace unos años.
El atuendo, que está formado por blusón, pantalón y calcetines blancos cosidos a los pantalones, también varía en su colorido y en su decoración. El día 1 luce pantalones de color amarillo y “berrenda”, o sea, marrón y no debería llevar flores como decoración, pues va de diablo. El día 6 de enero las patas del pantalón son de color rojo y amarillo con más flores decorándolo y tiene mayor colorido del blusón. Siempre lleva en la cintura tres cencerros, atados a un cinto, y un tridente en la mano. En cuanto a las flores de papel y las cintas que luce, son realizadas por las quintas; tanto éstas como la gran flor que luce en la entrepierna son de tradición moderna. El día 1 de enero no debería llevar ni cintas ni flores “porque va de diablo”, aunque ahora por la presión de algunos padres que quieren ver a su hijo engalanado, también se están poniendo. Fuente: Bernardo Calvo Brioso | Ed. Jcyl. Mascaradas de Castilla y León