Arenales: "La disparidad de criterios en el ISD favorece el fraude"
Antonio Arenales (Valladolid, 1957) se licenció en Derecho en 1979. Desde siempre tenía claro que quería dedicarse a la docencia, aunque hasta que consiguió una plaza en el departamento de Derecho Financiero y Tributario de la UVa trabajó en una Compañía de Seguros. Desde 1984 ocupa el cargo de Inspector Jefe de Tributos del Ayuntamiento de Valladolid, responsabilidad que compagina con la de Profesor Asociado.
‹‹Como responsable del Servicio de Inspección tributaria del Ayuntamiento de Valladolid tengo que diseñar el Plan Anual de Inspección, es decir, propongo las actuaciones que podemos llevar a cabo sobre los tributos municipales, pero con el ánimo de regularizar las situaciones que se detectan como incorrectas y que por tanto tenemos que corregir: plusvalías no declaradas, las terrazas con más superficie de la autorizada, los vados no legalizados, el Impuesto sobre Actividades Económicas incorrectamente declarado, las Obras no declaradas (ICIO) y un largo etcétera››.
A la hora de ejecutar el Plan aprobado, Arenales reconoce que ‹‹en muchos casos los medios disponibles son claramente insuficientes››. No obstante, ‹‹el día a día es una labor de comprobaciones y ajustes para proteger a los ciudadanos que cumplen. En cambio, se regulariza y sanciona a los contribuyentes que no han cumplido con sus obligaciones tributarias››.
Hablamos de un tributo polémico donde los haya: el Impuesto de Sucesiones y Donaciones (ISD). ‹‹La disparidad de criterios entre Comunidades Autónomas favorece el fraude, de tal modo que algunos contribuyentes se empadronan artificialmente en Madrid para no tener que tributar en este impuesto, de igual manera que en el Impuesto sobre el Patrimonio, ya que lo decisivo es la residencia del obligado tributario. Las Regiones con déficit de recursos, sin embargo, se ven obligadas a exigir con rigor el ISD y eso origina un cierto agravio comparativo››.
Su opinión al respecto es clara: ‹‹Lo razonable sería exigir el ISD en todo el territorio español, pero con unas tarifas más reducidas, con unas deducciones comunes a todas las Comunidades y con un mínimo y máximo obligatorios, permitiendo, así, adaptarse a estos límites a las CCAA según sus necesidades financieras››.
Llegados a este punto de la conversación, seguro que a más de un lector se le ha pasado por la cabeza la declaración de la renta… ‹‹El mundo tributario es demasiado complejo y, además, las continuas modificaciones o innovaciones , que se repiten con demasiada frecuencia, acentúan esta complejidad hasta el punto de que un ciudadano normal se ve incapaz de confeccionar su propia declaración del IRPF. Es cierto que las aplicaciones informáticas van mejorando ostensiblemente, pero la dinámica y la rapidez en los cambios normativos no ayuda a familiarizarnos con algunos impuestos que se repiten periódicamente››.
Antonio es una persona que allá donde ve un problema, trata de aportar su visión para una mejor solución: ‹‹Yo creo que, en primer lugar, las normas deberían ser más sencillas y estables en el tiempo y, en segundo lugar, los instrumentos de información de las Administraciones tributarias deberían ser más completos, más rápidos y más accesibles, ya que la inmensa mayoría de los ciudadanos, cuando tiene problemas fiscales, se ve obligado a contar con un asesor fiscal o gestoría, cuando en realidad ese servicio debería ser gratuito. Cuestión distinta es la confianza en la Administración tributaria, ya que muchos contribuyentes piensan que siempre aplican criterios a favor de la Administración y en perjuicio de los ciudadanos…››.
Antes de marchar, le pregunto por su condición de profesor y su opinión sobre el actual sistema universitario y, en concreto, sobre el Grado de Derecho en la UVa. ‹‹Considero que el Plan Bolonia no ha mejorado la enseñanza universitaria, sino todo lo contrario, ya que se constata una formación insuficiente. Al reducir el número de cursos, el alumno, cuando finaliza el Grado, se encuentra incapaz de acudir al mercado laboral porque carece de seguridad y es lógico que tenga que cursar algún máster de especialización››.
Añade: ‹‹Mi experiencia constata que los alumnos llegan con una base y fundamentos endebles, con problemas de redacción, con miedos a intervenir oralmente en las aulas o exponiendo (de ahí el pánico a los exámenes orales) y la formación que se les ofrece es incompleta, sobre todo en el terreno práctico. Podría ser buena idea ofertar, dentro del Grado, la especialización que desee el alumno con dos o tres variantes (público, privado, ejercicio profesional…)››.